La empresa Pisa estuvo involucrada en escándalos en noviembre de 2004
Aumentan quejas en el IMSS contra proveedora de equipos para diálisis
Diversos especialistas aseguran que la firma comercializa materiales de mala calidad
Una denuncia similar a la que ahora realizan médicos y pacientes de hospitales del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en el Distrito Federal por el cambio de proveedor de los equipos de diálisis se suscitó hace tres años en Michoacán, donde se triplicó el número de infecciones y la mortalidad creció más de 50 por ciento.
Los pacientes michoacanos enfrentaron la terminación del contrato como proveedor de la empresa Baxter y el inicio de actividades de Pisa, a la que nefrólogos acusan de tener deficiente calidad en sus productos.
Algunos médicos aseguraron que para usar el “nuevo” equipo de Pisa han tenido que retomar bibliografía sobre la enfermedad de hace más de 15 años.
Mientras, los pacientes siguen esperando que los hospitales y el nuevo proveedor se organicen. “Hasta ahora lo único real es que el 4 de enero no me surtieron los líquidos para dializarme”, señaló uno, quien por su cuenta consiguió algunas bolsas, pero “me urge que me digan qué va a pasar, si seguiré usando máquina, bolsas o gemelas”.
Ello porque según ha escuchado en los pasillos del hospital donde se atiende, Pisa “no tiene máquinas” para el procedimiento automatizado, aunque en otras unidades médicas, también del Distrito Federal, los enfermos que están en el sistema automatizado han sido informados de que con Pisa primero deberán realizarse las diálisis de manera manual, cuatro veces al día, y luego se les entregará la máquina con que podrán llevar su tratamiento durante las noches; sin embargo, no existe fecha específica para ello.
El 28 de noviembre de 2004, La Jornada publicó información generada en el Hospital General del IMSS en Morelia, Michoacán, donde se comprobó que en ese año, en el que Pisa se inició como proveedora del Seguro Social en la entidad, los nuevos casos de peritonitis aumentaron 309 por ciento en diálisis automatizadas, al pasar de 11 a 34 entre 2003 y 2004.
En tanto, entre los pacientes que llevaban el tratamiento de diálisis ambulatoria el aumento fue de 72 por ciento y de 40 pasaron a 69 nuevas infecciones en el mismo periodo.
Un informe elaborado con los registros de enfermería y trabajo social del hospital, el cual se difundió en ese momento, dio cuenta de que desde el primer mes se reportaron complicaciones.
En el año se incrementó al doble el número de infecciones. Hasta 2003, los pacientes registraban un episodio cada 33 meses, en promedio, mientras en 2004 se reportó uno cada 16 meses. Por otra parte, la mortalidad se elevó 57 por ciento, al registrarse 52 fallecimientos en 2003 y 80 en 2004.
Además del “retroceso tecnológico” que, de acuerdo con especialistas, representa la contratación de Pisa, algunos pacientes aseguraron que la experiencia de dicha compañía como proveedora del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) “no ha sido la mejor”.
Uno de los inconformes aseveró que su hermana también padecía insuficiencia renal, era derechohabiente del ISSSTE y estaba en el sistema automatizado. Entre los principales problemas que enfrentó fue el retraso en la entrega de los líquidos para la diálisis. Pisa se llegaba a retrasar hasta 15 días, aseguró. Luego la mujer presentó otras complicaciones y, finalmente, murió.
Para algunos nefrólogos, el “defecto” de Pisa es que fabrica “productos hechizos”. Los laboratorios líderes en el ramo han investigado y perfeccionado las técnicas de diálisis peritoneal, y las han adecuado a las necesidades de los pacientes. En cambio, Pisa “es algo aparentemente igual, pero con una cadena de deficiencias y descuidos” que favorecen la presencia de bacterias y productos orgánicos causantes de infecciones en los enfermos.
Y es que de por sí el tratamiento requiere alto nivel de higiene por el paciente y el familiar que lo ayuda. El procedimiento requiere, por ejemplo, que el área donde se pongan las soluciones esté limpia, que la persona que lleva a cabo la colocación y cambio de bolsas se lave las manos, utilice cubrebocas y evite contacto con las partes estériles de las líneas de conexión. Asimismo, debe realizarse en un lugar donde no existan corrientes de aire.