15 de enero de 2008     Número 4

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada


Mercadeo equitativo

¿UNA OPCIÓN PARA LOS CAMPESINOS?

  • Dos millones de productores
  • 600 organizaciones campesinas de 54 países
  • Ventas por 1,600 millones de euros en 2007

Víctor Perezgrovas

En la mayoría de países europeos, en Estados Unidos, Canadá, Japón y también en México existe hoy la corriente de comprar productos que tengan un sello orgánico, de comercio justo o de producción sustentable. Hay un grupo de consumidores, cuyo número es creciente, que busca que sus compras provengan de sistemas productivos y comerciales que garanticen una mejor relación con el ambiente, que provengan de relaciones justas y armónicas entre productores, industriales, comerciantes y consumidores. Esto es lo que conforma el llamado comercio justo.

Esta corriente ha tenido ritmos de crecimiento inusual en la situación reciente de estancamiento económico mundial y ha llevado a tener importante influencia en los principales países industrializados, como Estados Unidos, Suiza, Francia, Inglaterra, Alemania, Bélgica y Japón.

El producto insignia de este mercado, el que le dio origen masivo y permitió su ingreso a las grandes cadenas de distribución, es el café. El aromático con sello de comercio justo ha tenido ventas crecientes en los recientes años con tasas superiores a 12 por ciento anual, mientras que el mercado convencional del producto se ha mantenido estancado o con crecimientos mínimos.

En el sistema de comercio justo se busca que los productores obtengan un precio garantizado (más allá de cualquier caída en los mercados convencionales), que les permita tener ingresos para llevar una vida digna, pero también reciben un sobreprecio para realizar proyectos de desarrollo comunitario y social, así como un pago adicional para los productos orgánicos que no contaminan el medio y promueven la conservación del ambiente.

¿De dónde viene este sistema de comercio justo? Su origen puede ser rastreado en los años 40 y 50 del siglo pasado, cuando organizaciones no gubernamentales (ONG) cristianas del norte de Europa empezaron a vender artesanías y otros productos en procesos de adquisición directa con productores del sur. Estas ONG desarrollaron las Organizaciones de Comercio Alternativo (conocidas como ATO, por sus siglas en inglés) e iniciaron la importación y venta de estos productos de comercio justo por medio de pedidos por correo y grupos solidarios de las iglesias y tiendas.

Las ATO estuvieron motivadas desde su fundación por el deseo de ayudar a cubrir las necesidades básicas de sus socios en el sur y por sentar las bases para trabajar por un nuevo sistema internacional de comercio. Michael Barrat Brown menciona en su libro Fair trade reform and realities in the international trade system, que “el comercio justo era parte de una estrategia para desarrollar un sistema de comercio basado en la regulación del mercado internacional (…) sin la manipulación y especulación de las grandes corporaciones trasnacionales”.

Desde hace 20 años, cuando se impone la economía neoliberal, hay un cambio fundamental en el sistema de comercio justo, ya que comienza a buscarse que los productos puedan ser obtenidos por cualquier consumidor común, para lo que habría que ingresar a las cadenas convencionales de distribución.

En 1988 surgió la primera entidad de comercio justo: la Fundación Max Havelaar, en Holanda, como una iniciativa conformada por productores de países del Sur, comerciantes, industriales y consumidores, unidos con la finalidad de administrar un sello que diferenciara a los productos provenientes de un sistema regulado.

Productos provenientes de organizaciones campesinas democráticas, transparentes en el manejo financiero, independientes de gobiernos y partidos políticos y autónomas. Pero también era esencial que fueran productos sanos y de buena calidad. Los sellos de comercio justo crecieron rápidamente y en unos cuantos años se contaba con entidades en 17 países de Europa, Norteamérica y Japón.

Desde 1996 las entidades nacionales de comercio justo se unieron en una federación internacional conocida como FLO (Fair Trade Labelling Organisations, u Organizaciones de Comercio Justo Certificado) que tiene su sede en Bonn, Alemania.

Actualmente el sistema involucra a unas 600 organizaciones campesinas de 54 países, dando cobertura a unos 2 millones de productores. El volumen de ventas del comercio justo en el año de 2007 fue de más de mil 600 millones de euros. Hay una existencia de 18 grupos de productos tan diversos como café, té, cacao, frutas frescas, vino, arroz, plátano, algodón y especias.

El comercio justo en México. En nuestro país hay más de 50 organizaciones en el registro internacional de comercio justo, que agrupan principalmente a pequeños productores de café, miel y frutas frescas, como mango y cítricos. Las organizaciones se ubican en los estados de Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Puebla, Veracruz, Sinaloa, Yucatán, Campeche y Quintana Roo.

Campesinos mexicanos estuvieron en la promoción original del sistema de comercio justo y han sido un pilar fundamental para el desarrollo del mismo. Asimismo, en México se ha constituido la primera iniciativa de comercio justo certificado entre los países no desarrollados: Comercio Justo México.

Aquí se está impulsando la norma de comercio justo para productos de nuestro país: ajonjolí, maracuyá, limón o maíz, que poco a poco van apareciendo en tiendas y tianguis de varias partes de la geografía nacional, acompañando al café orgánico de comercio justo, que ha sido la punta de lanza de esta iniciativa.

Con estos productos se logra una relación más directa entre los productores y los consumidores, disminuyendo al máximo la presencia de intermediarios.

Si bien esta iniciativa está en sus fases de arranque, la presencia de productos de comercio justo va siendo cada vez más común en muchas partes y resulta importante considerar que cada vez que un comprador opta por adquirir los productos con el sello de comercio justo, está también optando por la promoción del desarrollo independiente y autónomo de las comunidades campesinas mexicanas, por la producción orgánica, por la verdadera sustentabilidad de los campesinos de nuestro país.

Asesor de Comercio Justo México y de la Coordinadora de Pequeños Productores de Café de Chiapas, Coopcafé


Comercio Justo México Avanza

  • Unas 120 mil familias cafetaleras, beneficiadas
  • Ajonjolí y maíz azul obtendrán su sello

Lourdes Edith Rudiño

Arededor de 120 mil familias de caficultores de pequeña escala de Chiapas, Oaxaca y Puebla son cobijadas por Comercio Justo México (CJM). Gracias a ello, su producto ya transformado llega al consumidor, vía tiendas o cafeterías, con el logotipo de esta asociación civil. Y el ingreso que reciben los campesinos es superior al del mercado convencional e integra premios sociales y ecológicos, lo cual les garantiza cubrir los costos de producción, fortalece sus procesos organizativos locales y preserva altas calidades del aromático y prácticas ecológicas.


Eduardo Rojas
FOTO: Lourdes Edith Rudiņo

Pero Comercio Justo México, asociación civil nacida en 1999 –y la única de su tipo en un país en desarrollo– aspira a más. En breve su sello podrá verse en un aceite de ajonjolí orgánico de la agrupación Comunidades Campesinas en Camino, de Oaxaca, y será obtenido dentro de unos meses para tortillas y tostadas de maíz azul criollo de la Integradora de Maíces Mexicanos (Immex).

Eduardo Rojo, director de CJM, precisó en entrevista que esta instancia –cuyo carácter es normativo y define criterios y reglas para la producción y comercialización de los productos de comercio justo destinados al mercado nacional– se enfocó en 2007 a establecer contacto con muchas organizaciones campesinas que buscan obtener el sello y que producen jamaica, maracuyá, mango, limón y nopal, entre otros.

“Esperamos que pronto haya cabida para todos éstos y más, pues es probable que haya en el país productos con los estándares y la calidad que requerimos, pero que no conocemos aún. Queremos que cada vez más agricultores sean beneficiados por nuestro esquema y que más consumidores tengan acceso a estos productos que benefician su salud y el medio ambiente.”

Hoy CJM integra a 15 organizaciones campesinas socias y ocho solidarias. Los productos que llevan su sello –certificado por Certimex– son Café de UCIRI y Café Directo, de Oaxaca; Café Fértil, Café Majomut, Café Museo Café, Café de Cesmach, Café Toyolwitz y Café Mam, de Chiapas, y Café de Tosepan, Puebla.

Según Eduardo Rojo, la comercialización de productos con el sello CJM va en ascenso; entre 2006 y 2007 se elevó en por lo menos 25 por ciento, y esto debido a que se están multiplicando sus puntos de venta, presentes en el Distrito Federal, en Chiapas, Zacatecas, Jalisco, Durango, Monterrey y otros, incluidas aquí cafeterías propias de los campesinos, como El Café de Nuestra Tierra, en la colonia Roma del DF, y las islas de orgánicos de Soriana y La Comercial Mexicana. La lista completa de puntos de venta está en la página web www.comerciojusto.com.mx

El sello de CJM es reconocido internacionalmente e implica una certificación de calidad ISO 65. Avala una calidad ecológica y una calidad social (pues se certifican procesos de producción y se determina que el precio al productor le permita cubrir costos y tener un nivel de vida digno) y determina además si es gourmet o no, si es orgánico o no. El sello establece exigencias ecológicas, pero no obliga a que los productos sean orgánicos; de cualquier forma, el café hoy involucrado en CJM es todo orgánico.

Una encuesta realizada en 2006 por CJM mostró que 95 por ciento de las personas que se informan de qué significa el sello están dispuestas a adquirir sus productos. Según Rojo, muchas personas que consumen productos de CJM lo hacen atraídas por su excelente calidad, sin conocer el concepto. “Sería muy interesante que supieran todo a lo qué están contribuyendo”.

Precios justos también para el consumidor. A diferencia de los países ricos, donde la sociedad, consciente en temas de salud y medio ambiente, paga más por los productos de comercio justo y por orgánicos, en México los precios al consumidor de CJM son muy competitivos frente a los de productos convencionales; la razón es que en nuestro país mismo se realiza el cultivo, y porque en CJM se reduce el intermediarismo, el coyotaje. “Tenemos café gourmet, orgánico, de excelente calidad de CJM, que compite con precios similares a los de cualquier otro gourmet, que quién sabe de qué país venga y donde no sabemos si los trabajadores son explotados”, señaló Rojo.

Por su parte, el productor recibe mejor precio con CJM porque siempre hay garantía de que éste es superior al del mercado convencional. Además, implica sendos premios, social y ecológico. El primero se da para el desarrollo de proyectos sociales. Las organizaciones deciden democráticamente en qué se usa el recurso; una opción es un sobreprecio al café de los campesinos miembros, pero también puede ser para proyectos de salud, educación, fomento al deporte, etcétera, dependiendo del interés de la organización. El premio ecológico u orgánico es un pago por el cuidado del medio ambiente; es un porcentaje adicional respecto del precio de comercio justo.

Filosofía de CJM. “Lo que promueve CJM es una relación solidaria entre los agricultores y los consumidores; que la actividad en el campo sea rentable, y por tanto esté en condición de recibir financiamiento; que haya una relación de largo plazo entre productores y comercializadores con un enfoque de calidad (...) que la oferta de los pequeños productores, con todas sus cualidades, sea reconocida (...) que los productores mejoren sus condiciones de vida gracias a una comercialización justa. Una característica propia de CJM, a diferencia del concepto internacional de comercio justo, es que aquí sólo integramos a productores de pequeña escala; no hay grandes fincas, grandes plantaciones (...)

“En general, comercio justo significa estar en favor del ser humano y no del sentido mercantilista. Debe quedar muy claro que el comercio justo no es un esquema creado para hacer pequeños cambios en el esquema neoliberal que tanto daño causa, sino busca crear un mundo diferente, donde todos los procesos sean solidarios, constructivos y de beneficio social”, afirmó el entrevistado.