Usted está aquí: miércoles 5 de diciembre de 2007 Cultura Jornada en pro del respeto y la tolerancia hacia personas con capacidades diferentes

Más de 3 mil infantes convivieron y jugaron en Papalote Museo del Niño

Jornada en pro del respeto y la tolerancia hacia personas con capacidades diferentes

Los personajes de Alicia en el país de las maravillas se dispersaron por el recinto

Persiste la discriminación y la falta de información en torno al trato igualitario

Arturo Jiménez

Ampliar la imagen Niños durante su participación, ayer, en las actividades del encuentro Todos somos diferentes, efectuado en el recinto museístico de Chapultepec Niños durante su participación, ayer, en las actividades del encuentro Todos somos diferentes, efectuado en el recinto museístico de Chapultepec Foto: María Luisa Severiano

Los personajes de Alicia en el país de las maravillas se dispersaron por el Papalote Museo del Niño para sumarse a una jornada en favor de la tolerancia y el respeto hacia los pequeños con discapacidad.

Por ahí, mezclados con más de 3 mil niños y niñas, andaban varias Alicias, Sombrereros locos, Reinas de corazones rojos, Gatos de Cheshire, Orugas y Conejos blancos, entre otros personajes de la novela de Lewis Carrol.

La jornada se llama Todos somos diferentes, se realiza cada año desde 1996 y con ella se busca propiciar la convivencia entre unos mil 500 niños con alguna discapacidad y otros tantos sin discapacidad, provenientes los primeros de diversas escuelas y centros de atención especializada.

Con esta experiencia, que se llevó a cabo durante todo el día de ayer en el sorprendente museo, se pretende fomentar los valores del respeto y la tolerancia hacia las personas con capacidades diferentes, según informó el Papalote.

Las imágenes más recurrentes y gratificantes eran las de parejas de niños: uno compartiendo con otro algún juego, o uno más empujando la silla de ruedas de su nuevo amigo.

Un gesto humanitario y civilizatorio sintetizado en las palabras de un pequeño de la escuela Tomás Alva Edison: “Nosotros somos los hermanos adoptivos. Nos toca mostrarles los juegos a los compañeros y al final debemos entregarlos sanos y salvos”.

Aunque en otro caso, espejo del camino que aún falta por recorrer, otro pequeño, junto al estanque de pelotas de plástico, aventaba algunas de éstas a niños en sillas de ruedas y llamaba a sus compañeritos a hacer lo mismo, sin tomar en cuenta la sugerencia de una fotógrafa que trataba de disuadirlo.

Diversas opciones para jugar

Aparte de la amplísima oferta para ver y tocar que siempre alberga el Papalote, se diseñó un programa específico basado en la famosa novela de Carrol, que incluía diversas opciones de juego.

Entre ellas, Palabras locas; Canta con Alicia; Baila por aquí y por acullá; Jardín de las flores; El reloj del conejo; De sombrereros, orugas y otros personajes, y Merienda de locos, además de la proyección de la película La patrulla de Zula, en el Domo Digital.

Programas como Todos somos diferentes se hacen más que necesarios, pues en México aún persisten la discriminación y la desinformación en torno al trato igualitario que merecen las personas con capacidades diferentes.

Según cifras proporcionadas por el Papalote, tomadas a su vez de instituciones como la Organización Mundial de la Salud, en México existen 10 millones de personas (cerca de 10 por ciento de la población total) con alguna discapacidad.

De ellas, 30 por ciento son niños que padecen problemas auditivos, neuromotores, de lenguaje, mentales y visuales. Además, de esos 10 millones, 35 por ciento no ha recibido ningún tipo de tratamiento, porque no lo hay o por no contar con seguridad social.

Como quiera que sea, ayer más de 3 mil niños y niñas, con y sin discapacidad, avanzaron en los valores de fraternidad y solidaridad, y dieron un adelanto de un posible país de las maravillas.

 
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