Usted está aquí: lunes 3 de diciembre de 2007 Opinión Ciudad Perdida

Ciudad Perdida

Miguel Ángel Velázquez
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El gasto en la mano izquierda

El destino de los impuestos, la diferencia

Diez años de gobierno

En la discusión sobre el presupuesto capitalino para el año que viene seguramente esta sobre la mesa el cómo y para qué se requieren los recursos.

Y es que precisamente lo que ha impedido llegar a un acuerdo entre el gobierno y una parte del Partido de la Revolución Democrática es el destino que debe tener cada uno de los pesos que proyectó el equipo financiero de Marcelo Ebrard, y que ahora resulta ser el más importante en la historia de la capital.

Pero insistimos, no es sólo eso. Es necesario poner en claro que el gobierno de la ciudad ha recibido un enorme voto de apoyo por parte de la ciudadanía que pondrá en las arcas del Gobierno del Distrito Federal más de la mitad de los recursos que se utilizarán este año, vía el pago de impuestos.

Decimos que es un voto de confianza porque la recaudación de impuestos, que en la ciudad, hasta hace algunos años, era muy baja, ahora se ha convertido en el mayor apoyo para la labor del gobierno. La gente paga porque tiene certeza del destino de sus contribuciones, las ve, las disfruta.

Hay que decirlo: la diferencia entre un gobierno de derecha y uno de izquierda está precisamente ahí, en el destino final. Para la gente de la derecha, como hemos podido observar, como seguiremos observado, tiene que ir primero a los bolsillos de algún hombre de negocios poderoso, es decir, el gobierno se convierte en el ente que financia los grandes proyectos de los más acaudalados, que después ponen a disposición de la gente, mediante algún cobro que permite resarcirles el costo de la inversión que nunca hicieron.

Los casos son muchos y con muchas variantes. Por ejemplo, a la iniciativa privada se le pueden condonar impuestos desde el gobierno federal, como se ha hecho con la venta de los bancos, o se alivian sus fracasos como el caso de las carreteras, y con ese esquema, el impuesto de los ciudadanos sólo se refleja en las sorpresas de la lista de los más ricos, y el gobierno cada vez es más pobre, y desde luego, menos eficaz.

En la ciudad de México se camina con otro rumbo. El gobierno se ha empezado a volver un ente fuerte, y por ello con más capacidad de decisión. Los apoyos que se dan a la gente empobrecida por los gobiernos neoliberales, son nada más el reconocimiento de que el trazo de la izquierda en el manejo de los dineros de la ciudadanía, sirve para mejorar la vida de todos.

Y es que el apoyo a los ancianos, a las madres solteras, a los estudiantes de escasos recursos, a los discapacitados, se reflejan cada día en la casa de los beneficiarios, no nada más son las grandes obras, también es el cheque que llega a las manos de ellos lo que hace cambiar el sentido de la percepción ciudadana sobre su gobierno.

Así que si alguien quiere saber cuál es la gran diferencia entre la derecha y la izquierda, que revise hacia dónde va el gasto de un gobierno y otro, pero que lo vea con claridad, que se quite las telarañas de los ojos y así, con la vista clara, mirará el horizonte de la izquierda, que en nada le gusta, por cierto, a algunos en el mismo PRD.

No se trata, ahora, nada más de señalar esa, la gran diferencia, sino de acordarnos que el próximo miércoles 5 de diciembre se cumplen diez años de gobiernos de la izquierda en la ciudad de México, y las diferencias, hombre por hombre, obra por obra, saltan a la vista, ¿no cree usted?

 
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