Usted está aquí: domingo 18 de noviembre de 2007 Opinión ¿La fiesta en paz?

¿La fiesta en paz?

Leonardo Páez
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Indolencias, recuerdos y engendros

En las dos primeras corridas de la temporada grande en la Plaza México la actitud y aptitud de los diestros nacionales ha contrastado notablemente con la de los españoles José Tomás y Alejandro Talavante –criterio para quedarse quietos, básicamente–, con dos y una orejas en sus respectivas actuaciones. Se puede argumentar que el joven toreó en la reciente temporada española 73 corridas, pero también que sus alternantes mexicanos, Fernando Ochoa y Leopoldo Casasola llevan 11 y siete años de matadores, cada uno. O algo más contundente: que José Tomás, desde su regreso a los ruedos en junio pasado, toreó únicamente 17 festejos, y que en su reaparición en la Plaza México se arrimó como si no fuera millonario... en euros, mientras sus compañeros mexicanos salían en maestritos.

Por su interesante parte, el médico veterinario Juan Carlos Illera afirmó en reciente conferencia que el toro bravo prácticamente no sufre dolor durante su lidia, conclusión a la que llegó luego de 15 años de minuciosas investigaciones. Sostiene que en el ruedo el toro secreta una hormona llamada betaendorfina, la cual bloquea los receptores del dolor provocado por puya, arponcillos y estoque. Su estudio ha revelado también que en el toro el tálamo, área del cerebro donde los mensajes sensoriales se transforman en sensación, es 20 por ciento más grande que en el resto de los bovinos, debido a una cuidadosa selección genética durante los últimos 100 años.

El próximo martes 20, en la población mexiquense de Pentecostés, a un costado de Texcoco, en la casa donde nació El Faraón, Silverio Pérez, y donde vivió tranquilo el último medio siglo de su vida al lado de su mujer María de la Paz, será inaugurado un original museo: El Salón de los recuerdos de Silverio y Pachis. Para cuantos admiramos la maravillosa personalidad de esta pareja y para aquellos que, habiéndose emocionado con la singular tauromaquia silveriana, conocen poco de su vida fuera de los ruedos, este “salón” representa una oportunidad magnífica para adentrarse en la microhistoria de dos seres verdaderamente excepcionales. Ese día será develada una estatua del Compadre de México en el parque de Pentecostés.

Hoy, en la tercera corrida de la temporada grande en la Plaza México, harán el paseillo Manolo Mejía; el malagueño Salvador Vega, que hace dos años salió en hombros la tarde de su confirmación en la México, y Juan Antonio Adame, para lidiar ganado de San Isidro. ¿Seguirán los nuestros en el mismo plan?

 
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