Usted está aquí: domingo 18 de noviembre de 2007 Mundo “Victoria histórica”, la aprobación del perfil institucional del CDH: Cuba

El acuerdo, adoptado en la Asamblea General por 168 votos a favor y siete en contra

“Victoria histórica”, la aprobación del perfil institucional del CDH: Cuba

Además, el mecanismo de la ONU elimina la “observación especial” a la isla en derechos humanos

Culmina batalla diplomática de dos décadas, durante la cual el tema fue usado políticamente por EU

Gerardo Arreola (Corresponsal)

La Habana, 17 de noviembre. Cuba consideró hoy una “victoria histórica” la decisión de la Organización de Naciones Unidas (ONU) que aprobó el viernes el perfil institucional del Consejo de Derechos Humanos (CDH) del organismo mundial y, entre otros aspectos, eliminó la observación especial sobre la isla en esa materia.

El acuerdo fue adoptado por la Comisión de Asuntos Sociohumanitarios de la Asamblea General, por 168 votos en favor y siete en contra (Australia, Canadá, Estados Unidos, Israel, Islas Marshall, Micronesia y Palau).

Con el refrendo al CDH culmina una intensa batalla diplomática de dos décadas, en la cual el debate sobre temas humanitarios se politizó hasta el extremo, se contaminó, entre otros, del conflicto entre Cuba y Estados Unidos, desembocó en una polarización entre norte y sur y llevó a la crisis y a la disolución de la antigua Comisión de Derechos Humanos, que fue sustituida por el Consejo de Derechos Humanos.

El choque condujo a que las votaciones de la Comisión de Derechos Humanos fueran más una medición de fuerzas entre los dos bandos que una consulta sobre asuntos humanitarios.

Colapso estadunidense

En su momento más tenso, poco antes de desaparecer en 2005, la Comisión de Derechos Humanos quedó casi paralizada por el consenso entre sus miembros de que el organismo era incapaz de ejercer sus tareas.

Los países industrializados consideraban que la causa era la presencia de gobiernos violadores de los derechos humanos, sin autoridad para el debate y menos aún para presidirlo, como ocurrió en ocasiones.

Para los países del tercer mundo, el origen era la actitud del bloque industrializado, que sólo enfocaba las críticas a las naciones del sur, hacía prevalecer el examen de los derechos políticos y civiles sobre el del resto de las garantías, y actuaba con criterio selectivo y discriminatorio.

En contraste, desde su fundación, en 2006, el CDH ha funcionado con una mayoría estable. La discusión sustancial sobre su perfil fue presidida en junio pasado por el diplomático mexicano Luis Alfonso de Alba.

El consejo estableció un mecanismo de “revisión universal periódica” de los derechos humanos, según el cual cada uno de los países miembros se someterá en forma regular a un examen en esa delicada materia.

El proyecto de resolución que convalidó los acuerdos del CDH fue presentado por Cuba este viernes, a nombre del Movimiento de Países No Alineados, con el copatrocinio de otros 13 estados, entre ellos Rusia, Brasil, China, México y Uruguay, informó la agencia cubana Prensa Latina.

En esencia, la propuesta pedía a la Comisión de Asuntos Sociohumanitarios de la ONU que aprobara la “construcción institucional” del Consejo de Derechos Humanos y el Código de Conducta para los titulares de procedimientos especiales, adoptados por ese organismo el 18 de junio.

Protagonismo de La Habana

Cuba fue un país protagónico en la comisión, donde Estados Unidos promovió anualmente la observación especial sobre la isla.

La moción surgió por primera vez en 1987, pero no prosperó. Washington insistió en el tema cada año, hasta que en 1990 logró la mayoría y a partir de entonces el acuerdo se adoptó anualmente.

En 1998, tras la visita del papa Juan Pablo II a la isla, la vigilancia fue descartada, pero volvió a instaurarse al año siguiente.

Aunque el mecanismo era sólo un mandato de observación, su efecto político era el de una condena implícita.

México se abstuvo en ese tema, al concluir que la propuesta no evaluaba los derechos humanos en Cuba, sino que reflejaba un conflicto político. En 1999 votó contra la resolución, pero a partir de 2002 (presidencia de Vicente Fox Quesada) cambió el criterio y la apoyó.

La Comisión de Derechos Humanos aprobó primero un “relator especial” para Cuba, el nivel máximo en un mandato de este tipo. Pero luego cambió a una “enviada especial de la Alta Comisionada”, una fórmula de rango más bajo.

Sin embargo, Cuba rechazó cualquier observación, tras alegar que no era una pesquisa legítima. Nunca permitió la visita del relator ni de la enviada especial, quienes presentaron sus informes con fuentes indirectas.

La Habana sostuvo que esa resolución era el eje de la explicación estadunidense del bloqueo económico, después de que otros habían desaparecido (apoyo a las guerrillas latinoamericanas, alineamiento con la Unión Soviética, intervención en África).

En consecuencia, la cancillería cubana dijo hoy que el acuerdo de la ONU es un “golpe demoledor” para Washington.

Cuba convirtió este asunto en máxima prioridad de su política exterior y en la prueba del ácido de sus relaciones bilaterales. Ahí se originaron, por ejemplo, la ruptura de relaciones con Uruguay, el conflicto con México y el enfriamiento con Guatemala en 2002.

 
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