Usted está aquí: domingo 18 de noviembre de 2007 Espectáculos Hoy, fin a un año de festejos por la centuria de Compay Segundo

El homenaje cerrará con la inauguración de un mausoleo en honor del sonero

Hoy, fin a un año de festejos por la centuria de Compay Segundo

Radio Educación transmitirá un programa especial que incluirá su biografía musicalizada y una conversación con el intérprete de Chan Chan, a las 17 horas

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Ampliar la imagen Compay Segundo, máximo exponente de la música tradicional cubana, cumpliría hoy cien años. Arriba, durante una presentación en el Zócalo capitalino, en 2000 Compay Segundo, máximo exponente de la música tradicional cubana, cumpliría hoy cien años. Arriba, durante una presentación en el Zócalo capitalino, en 2000 Foto: Cristina Rodríguez

La Habana, 16 noviembre. “Es muy bonito pasar por el mundo y dejar huella”, decía Compay Segundo. Este domingo, el legendario sonero cubano habría cumplido cien años y su espíritu y su música perviven; así lo demuestran los intensos homenajes que se le han realizado en meses recientes, y que hoy terminan.

Si bien la fama se le resistió y tuvo que esperar a tener casi 90 años para recibir el reconocimiento internacional que ahora nadie le disputa, como uno de los máximos exponentes de la canción tradicional cubana.

Hace 12 meses se inauguró, como comienzo del año-homenaje Compay Segundo 100 años, la casa-museo en la residencia de La Habana, donde el artista vivió sus últimos años rodeado de gloria y premios, incluido un Grammy por el álbum Buena Vista Social Club, en 1997.

Se considera que su salto a la fama internacional fue precisamente ese disco, compuesto a iniciativa del guitarrista estadunidense Ry Cooder y grabado junto a otros grandes cubanos, y al que dos años después le siguió el documental con el mismo nombre, bajo la dirección del alemán Wim Wenders.

“Saltamos de las montañas a la fama, recorrimos medio mundo, nos paramos en los escenarios más exigentes y príncipes nos invitaron a sus grandiosas fiestas. Pero sigo siendo sencillo, como si estuviera empezando, (...) nunca terminando”, aseguraba el músico, inventor del “armónico”, híbrido entre guitarra y tres, y al que definía como “una guitarra con seis cuerdas, y repito la cuerda sol, para lograr un sonido más armónico”.

Artista por sus propios medios

Compay Segundo fue un músico autodidacta que empezó tocando el tres. Nació como Máximo Francisco Repilado, en 1907, en el pueblo minero de Siboney, en la sudoriental Santiago de Cuba.

Cuando su familia se trasladó a Santiago de Cuba empezó a estudiar solfeo y clarinete, instrumento al que, según sus hijos, tuvo gran apego durante toda su vida.

El clarinete le abrió las puertas a la Banda Municipal de Santiago, y a comienzos de los años 30, a la de La Habana, ciudad donde durante las siguientes décadas alcanzó renombre tocando con músicos como Miguel Matamoros y Benny Moré.

En ese tiempo también hizo viajes a México –donde grabó dos películas– y tocó en más agrupaciones, como Los Compadres, junto a Lorenzo Hierrezuelo. De esa época viene su sobrenombre Compay Segundo, por hacer la segunda voz en el conjunto del que saldrían algunos de sus clásicos, como Macusa y Yo canto en el llano.

“Si no fuera por el son, existiría en el mundo una tristeza bárbara”, afirmaba el siempre sonriente Compay.

Pero haber tocado junto a algunos de los más grandes de la canción cubana de la época no le permitió amasar una gran fortuna, y durante décadas tuvo que combinar la música con su oficio primigenio: torcedor de tabaco.

Éste, el vaso de ron y sus sempiternos sombreros, se convirtieron en su seña de identidad, hasta el punto de que ahora, en el contexto de los homenajes por su centenario, se pondrán a la venta en el mundo humidores (cajas) con 150 puros anillados con su efigie.

Para aprovechar el redondo aniversario, también se ha creado una línea de ropa –guayaberas, camisas y pantalones de lino, como los que gustaba vestir– con la marca Compay Segundo.

Mas los homenajes no acaban allí: la orquesta Compay Segundo, dirigida por su hijo Salvador Repilado, culmina estos días un año de giras en la isla y el extranjero. Además, el director italiano Stefano Mazzoleni se unirá a finales de mes a un concierto-homenaje en La Habana de la Orquesta Sinfónica Nacional.

El mismo 18 de noviembre se inaugurará un mausoleo en el cementerio Santa Ifigenia de Santiago de Cuba, donde reposan sus restos junto a los de otros grandes de la canción cubana, como Miguel Matamoros y Ñico Saquito.

El monumento está compuesto por un muro de mármol con 95 flores de bronce (una por cada año de su vida) que rodean la guitarra y el sombrero que siempre acompañaron al músico. El lema escogido es Las flores de la vida, una de las últimas canciones de Compay Segundo.

El músico será motivo de homenaje con un programa de radio producido por Discos Corasón. En el contexto del centenario de su natalicio, este domingo se transmitirá en Radio Educación (1060 AM), a las 19 horas, la biografía musicalizada que produjo dicha compañía disquera independiente.

El programa incluirá una conversación que sostuvo Eduardo Llerenas –productor y cofundador de la disquera– con el sonero.

Los seguidores del cantante cubano podrán obtener un ejemplar del programa al ingresar a la página de Internet www.corason.com

 
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