Usted está aquí: lunes 12 de noviembre de 2007 Política Proponen investigadores abrir a los universitarios la elección de rector

Democratización, único camino para fortalecer a la UNAM, señalan en iniciativa

Proponen investigadores abrir a los universitarios la elección de rector

Proponen defender la autonomía evitando imposiciones de políticas ortodoxas

De la Redacción

En una propuesta alternativa, una docena de reconocidos profesores e investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) señala que el único camino para fortalecer a la máxima casa de estudios es abrir el gobierno universitario –incluyendo el proceso de selección del rector– a la más amplia participación de la comunidad. “El cambio fundamental que la universidad demanda es democrático.”

Sin embargo, aclara que este cambio democrático no debe ser entendido como la simple copia de la democracia referida al sistema político general, sino específicamente como capacidad de los universitarios para dotarse de una forma propia de gobierno, acorde con sus características y su quehacer; un gobierno que combinando la más amplia participación de todos sus integrantes, el abierto debate, el respeto a la diversidad de ideas y la transparencia en los procesos de selección, preserve el carácter de la universidad y el compromiso con sus tareas.

Proponen que la Ley Orgánica de la UNAM, que data de 1945, sea derogada y suplida por una ley de autonomía que fije la obligación del Estado de garantizar los recursos suficientes para el desempeño de las funciones de la universidad.

Advierten que, dadas las condiciones actuales, la designación del rector y del resto de las autoridades “se mantiene en manos de cerrados grupos de poder burocrático que se reparten, cual si fueran feudos, los espacios directivos”. El último intento de cambios en ése y otros ámbitos fue el Congreso Universitario de 1990, convertido hoy en letra muerta. Diez años después, una nueva crisis de la UNAM puso una vez más de relieve la importancia de alcanzar cambios democratizadores que, sin embargo, quedaron en promesas incumplidas.

“Consideramos que ni la ilusión de una parte minoritaria de la UNAM, que a través de consabidos rituales de apoyo esperan influir en la designación del nuevo rector, ni la marginación y el silencio de la gran mayoría de los universitarios, contribuye a que nuestra institución se transforme y resuelva su compleja problemática”, señala el texto de cinco cuartillas.

La iniciativa puesta a consideración de la comunidad universitaria contiene cuatro grandes ejes: “la universidad que queremos; la democratización que reclama la UNAM; condiciones dignas de estudio y trabajo, y recuperación del papel crítico de la docencia y la investigación”.

Firmada, entre otros, por Elvira Concheiro, Imanol Ordorika, Tomás Oropeza, John Saxe, Gerardo de la Fuente, Manuel Mena y Luis Sandoval, la propuesta señala que durante las dos décadas pasadas, sumado al deterioro prexistente, la universidad, lo mismo que toda la educación pública, sufrió el embate de políticas dominantes que, con el arma de la reducción presupuestal, impusieron esquemas productivistas y mercantilistas que han afectado a la UNAM y a sus funciones básicas y fundamentales.

Con los constantes recortes presupuestales y el condicionamiento de préstamos a determinados “rendimientos”, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público aplica dócilmente las políticas del Banco Mundial hacia las universidades.

Frente a esta realidad, proponen defender la autonomía universitaria evitando que se impongan desde fuera esas políticas ortodoxas. “Reivindicamos, por tanto, a la UNAM como un factor de cambio, comprometida en el combate de las enormes desigualdades e injusticias que sufre el país; como eco de los reclamos sociales y de la lucha por afirmar nuestra identidad cultural diversa; como creadora y promotora de altos valores humanistas.”

Entre el conjunto de modificaciones que ha sufrido la UNAM en los años recientes, el texto destaca por sus efectos particularmente dañinos la introducción de sistemas de evaluación y estímulo, que han modificado la naturaleza del trabajo y el estudio, regidos ahora por una feroz competencia, provocando una segmentación y polarización extraordinarias.

De manera particular, se señala que hoy la UNAM tiene una planta envejecida de profesores e investigadores y la falta de posibilidades para la carrera académica de los jóvenes universitarios, lo cual se ha combinado negativamente con los programas productivistas que han generado una enorme disparidad de ingreso y de condiciones de trabajo, los cuales han generalizado el trabajo precario. Es necesario que la UNAM destine los recursos necesarios para dotar, por una parte, a los estudiantes de todas las condiciones adecuadas para desarollar sus estudios, y por otra, al sector académico de mejores salarios y condiciones más dignas de trabajo.

Además, ante el atraso y la dependencia científica y tecnológica prevaleciente en México, la UNAM debe desplegar una educación e investigación que mire hacia la realidad latinoamericana en forma inter e transdisciplinaria, capaz de generar un pensamiento y conocimientos propios que coadyuven a la superación de nuestros grandes problemas y, en general, a la emancipación humana.

La propuesta es suscrita también por José G. Gandarilla, Haydeé García, Cristina Gómez, Arturo Huerta, Vicente Lima, Noemí Levy, Rosalía López, Isaías Martínez, Karina Moreno, J. Antonio Rojas, Paulo Scheinvar, Jesús Gumaro Viacobo, Bethsaida Maldonado y José G. Sandoval, todos ellos del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades; de las facultades de Filosofía y Letras, de Economía, y de Ciencias Políticas, y de los institutos de Geofísica y de Investigaciones Económicas.

 
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