Usted está aquí: sábado 3 de noviembre de 2007 Cultura Deplora Jimena Giménez Cacho el desdén oficial por la obra de Julián Carrillo

Se dice decepcionada por no lograr sensibilizar a las autoridades culturales

Deplora Jimena Giménez Cacho el desdén oficial por la obra de Julián Carrillo

Mi lucha va más allá de prejuicios y estigmas contra el compositor, dice la violonchelista

Ángel Vargas

Ampliar la imagen Jimena Giménez Cacho, violonchelista con 34 años de trayectoria, durante la entrevista con La Jornada Jimena Giménez Cacho, violonchelista con 34 años de trayectoria, durante la entrevista con La Jornada Foto: José Carlo González

La música de Julián Carrillo cambió la percepción de la violonchelista Jimena Giménez Cacho sobre el arte sonoro y la vida. Así lo prueba el dilema profesional en que se encuentra ahora, al tener que valorar si pone fin a sus 34 años de trayectoria artística y se dedica mejor a otro oficio.

Ello, explica la intérprete, ante el dolor y la impotencia de no haber logrado sensibilizar a las autoridades culturales mexicanas sobre la trascendencia que tienen la obra y las aportaciones de Carrillo para la música de concierto del mundo.

“Estoy cansada de buscar, tocar muchas puertas y sólo tener como respuesta silencios y falta de interés. Es muy triste y absurdo. Esto va más allá de los prejuicios y estigmas que pesan sobre Julián Carrillo. Es mucha ignorancia y, de plano, mala leche”, subraya.

La relación entre la violonchelista y el compositor potosino, en términos artísticos, se remonta a casi cuatro años y, entre otros aspectos, ha fructificado en el hallazgo, estreno y grabación de las seis sonatas que éste escribió para cello solo, proyecto del cual se desprendió un disco compacto de reciente aparición.

Caso similar ocurrió con el concierto que Carrillo realizó para ese instrumento y orquesta, aunque de éste sólo existe una grabación no comercial, realizada con la Filarmónica de la Universidad Nacional Autónoma de México (OFUNAM) el día del estreno de dicha partitura, en julio del año pasado.

Historia de claroscuros

Historia de claroscuros la que Giménez Cacho ha vivido con la obra de este autor. La parte brillante es la que le ha suscitado el conocimiento de una propuesta musical sui generis, revolucionaria, que incluso le cambió su forma de percibir, disfrutar el hecho sonoro.

La lóbrega, en tanto, tiene que ver con el momento que se topó por vez primera con la obra y la música de Julián Carrillo y advirtió que sobre él pesaban la injusticia y el infortunio, un encono e incomprensión históricos, que se remontan a la época de Carlos Chávez, cuando se le tachaba de loco y pillo.

Ello, explica la intérprete, no obstante de que Carrillo, en su época, finales del siglo XIX y primeras décadas del XX, fue considerado en Europa y Estados Unidos uno de los más grandes revolucionarios de la música de todos los tiempos.

Visionario y audaz, se decía de él como creador del Sonido 13, una nueva manera de entender la música, basada en los microtonos, y también inventó una nueva notación musical.

Existe inclusive información, mitad verdad y mitad mito de que fue un firme aspirante al Premio Nobel de Física en 1950, por un experimento sobre la rectificación de la ley del nodo.

Por ello y todo el trabajo a lo largo de estos años, siempre por cuenta y riesgo propios, es que Jimena Giménez Cacho se siente decepcionada, primero, por la indolencia de las autoridades respecto de la falta de valoración de Julián Carrillo.

Pero también por la serie de obstáculos que deben enfrentar muchos músicos y en general varios artistas en México para concretar sus proyectos.

En su opinión, “no vale la pena ya seguir neceando en esta lucha desigual contra quienes manejan las instituciones culturales en el país. Son 34 años de carrera y ya estoy harta, cansada de siempre tener que luchar contra todo y todos”.

De acuerdo con la violonchelista, el disco que realizó con las seis sonatas de Carrillo, grabado por Quindecim recordings, con apoyo de la UNAM, es “una especie de testamento artístico”, pues su decisión de dejar es tan en serio, que en lo que va del año sólo ha tenido dos actuaciones.

Este álbum, apunta, “es para mí el esfuerzo de una vida; está dedicado a México y a la gran sabiduría de su pueblo indígena, ya que Carrillo fue indígena. Lo entrego, pues, al público; se trata de un importante documento que forma parte de la historia olvidada del país, producto del apasionante experimento que bajo el nombre de Sonido 13 llevara a cabo Julián Carrillo, músico, visionario, inventor e indígena cosmopolita”.

 
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