Número 131 | Jueves 7 de junio de 2007
Director fundador: CARLOS PAYAN VELVER
Directora general: CARMEN LIRA SAADE
Director: Alejandro Brito


Erase una vez un gang bang
Por Joaquín Hurtado


Érase una vez un extraño anuncio en un foro virtual de Internet. Érase la calentura ingente del marido. O la infinita curiosidad de ella. Érase un aviso que por increíble no menos verdadero: “Se solicitan caballeros con experiencia para participar en nuestro primer gang bang”.

—¿Y que es un gang bang? —preguntará el lector poco familiarizado con las manifestaciones alternas del juego erótico entre adultos de cualquier ciudad media de México.

El gang bang es una variante algo exótica en las lides del intercambio sexual de parejas. Es un formato más sofisticado del ambiente swinger. Para economizar tinta y saliva diremos que es un muy cachondo acuerdo donde interviene un mínimo de tres hombres para dar goce grupal a una dama, con anuencia y regocijo del marido.

—¿Y de eso hay mucho en nuestro medio?

Digamos que ese arreglo entre parejas existía desde hace muchos años en las clases medias y altas. Ahora ya se popularizó gracias a la globalización urbana y a las nuevas tecnologías. Se democratizó la deliciosa cochinada.

—¿Y el sida; no le temen al sida o a otras enfermedades?

Digamos que es como un deporte extremo donde se invierten cantidades considerables de fluidos corporales y adrenalina, lo cual no deja de ser una mezcla peligrosa.

—¿Y dónde lo hacen. ¿Hay dinero de por medio. ¿Son ritos satánicos? ¿Las mujeres que lo practican son todas unas putas? ¿Son drogadictos? ¿Están enfermos de la mente?

Digamos que usted hace demasiadas preguntas para algo sumamente simple. Lo que no conocemos nos causa mucho temor y nos mueve al rechazo, a la rabiosa intolerancia. La verdad es que nadie que lo realice lo va a andar diciendo ni mucho menos saldrá con pancartas a las calles. Es gente muy discreta. Van a misa los domingos y son tan buenos o malos como usted o yo.

—Lo dices porque seguro lo has practicado o poco te falta.

Sólo responderé que no es mala idea. Pero no estoy hablando de mis fantasías, ese no es el punto a donde quiero llegar. A donde quiero llegar es que me puse en contacto con los autores del anuncio. Lo primero que pregunté es sobre del uso del condón.

¿Es un requisito? Su respuesta me dejó muy impresionado. Ellos construyen círculos muy cerrados y exclusivos. Al menos los de Monterrey. Relegan como si se tratara de apestados no a los enfermos, a los bi u homosexuales, a los feos o viejos, o a los que juran ser primerizos. Mandan a la Siberia moral de sus colectivos a aquéllos que no respetan las reglas del juego y quieren montar a pelo. Mis respetos a esa gente valerosa y decente.