Usted está aquí: jueves 13 de septiembre de 2007 Cultura Notas sobre nahuatlismos

Carlos Montemayor

Notas sobre nahuatlismos

Palero. El Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) tiene dos entradas para palero, una derivada de pala y otra de palo, y no registra aún en la edición de 2001 el mexicanismo palero como “persona que ayuda a otra, fingiendo no conocerla, a hacer trampas en juegos de azar o de destreza”, o “persona que favorece o ayuda a alguien en términos de público que aplaude en representaciones artísticas o en mítines políticos”, o “ayudante convenenciero de grupos o de dirigentes políticos”. Juan Corominas tampoco analiza este vocablo ni registra su sentido; sólo palero a partir de nopalera o nopalero. Es decir, palero es ajeno al uso de España y es difícil que sus acepciones puedan derivarse de palo o de pala. ¿Por qué la permanencia en México? Creemos que por su origen náhuatl. Pero veamos antes una cuestión relacionada con el tema. Corominas comenta una acepción interesante de pala que en España se registró en 1602 pero que el DRAE ya no incluye, aunque en una locución presenta la voz con un sentido algo diferente: “meter la pala”, engañar con disimulo y habilidad, locución que aparece después de 22 acepciones en las que pala no tiene relación alguna con el palero de México. Menciona Corominas que en germanía el término pala se aplicó “al ladrón que se pone delante de alguno a quien quieren robar, para ocuparle la vista”, que registró Juan Hidalgo en su Vocabulario de Germanía de 1609. Luego señala que la acepción figurada “protección, encubridura” transcendió el mundo de germanía y se convirtió en voz de uso frecuente en, por ejemplo, Cervantes y Mateo Alemán. Luego agrega que podría suponerse un origen gitano de pala como “protección, encubrimiento” a partir del sáncrito pãlah, “protector, guardián, vigilante”, y pãlayate, “el que protege, guarda”. Pero como no aparece la voz en diccionarios gitanos españoles, él mismo desestima tal origen en caso de que “tuviese esta acepción el pala que enumera Juan Ruiz entre los nombres de la alcahueta”. Ahora bien, según Corominas, los sentidos traslaticios de pala son muchos. “En el juego es ‘tabla gruesa con que se impele la pelota’ (aut.), y como ésta sirve para parar los golpes del adversario, en germanía se aplicó al ladrón que se pone delante de alguno a quien quieren robar, para ocuparle la vista”. De “impeler la pelota” a “tapar la vista” a quien se pretende robar hay, pienso, un gran abismo, y se requiere gran imaginación para aceptar ese paso, y no digamos para de la misma pelota llegar al de “encubrir”. Por otra parte, la mención de pala en el Libro del Buen Amor no deja lugar a dudas: no se trata de una “pala” con el sentido que tuvo en germanía, ni como el “vigilante” del sánscrito, sino como instrumento que obtiene lo que se propone encontrar sacando la presa de la tierra o de donde sea. Juan Ruiz recomienda no llamar a la alcahueta: Garabato nin tya, cordel nin cobertor./ Escofyna nin avancuerda nin rascador,/ Pala, agusadera, freno nin corredor/ Nin badil nin tenasas nin ansuelo pescador./ O sea, recomienda no llamarla así, porque es precisamente todo eso.

En México el sentido de palero oscila entre el de favorecer o ayudar a alguien en términos de público, en términos de acompañante o partidario político, o en los de favorecer o ayudar a otro no en un atraco violento o directo, sino mediante un juego de simulación o habilidad. Después de revisar el DRAE y las explicaciones de Corominas, difícil imaginar que estos sentidos pudieran derivar del sánscrito, del gitano o de la germanía española de 1609. Más natural derivarlo de paleuia, que Siméon registra como servir, favorecer, sostener a alguien, ayudarlo, voz de la que se forma también tlapaleuia, ayudar, apoyar. Estos son los sentidos presentes en el palero de México.

Papas. El Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) registra como mexicanismo la sexta acepción de la voz quechua papa con el sentido de mentira. En realidad, el mexicanismo coloquial nunca se expresa en singular, sino en plural. Pensamos que no deriva del quechua, sino del nahuatlismo papasal, que el DRAE registra como “friolera”, “bagatela”, sin dar razón etimológica. Papasal deriva del náhuatl papazoloa, que Rémi Siméon registró como “mezclar reflexiones sin conexión entre sí”. Francisco J. Santamaría recogió la voz como “conjunto desordenado de papeles de poca importancia” y consignó en Centroamérica (Honduras, Nicaragua, Costa Rica) su uso en el sentido de “pieza literaria mal hecha, complicada, oscura, embrollada o ramplona”. Alberto Brambila Pelayo consigna esta voz en Jalisco como “discurso o escrito largo y fastidioso”. El poeta Alí Chumacero me informó que en Nayarit y parte de Sinaloa este vocablo aún significa “palabrerías, palabras sin sentido”. Creemos, pues, que la acepción mexicana papas como “mentiras” podría ser el acortamiento de papasal y que no tiene conexión, como resulta evidente, con el tubérculo designado con el quechua papa.

Texto del escritor, ensayista y traductor incluido en el Diccionario del náhuatl en el español de México, coordinado por el autor, que se presentará el 12 de octubre dentro de la Feria del Libro de la Ciudad de México

 
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