Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 9 de septiembre de 2007 Num: 653

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

Cuatro décadas del Premio de Poesía Aguascalientes
Introducción de
JUAN DOMINGO ARGÜELLES

Aguascalientes:
ciudad de poesía

CLAUDIA SANTA-ANA

Columnas:
Señales en el camino
MARCO ANTONIO CAMPOS

Las Rayas de la Cebra
VERÓNICA MURGUíA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

Corporal
MANUEL STEPHENS

Cabezalcubo
JORGE MOCH

El Mono de Alambre
NOÉ MORALES MUÑOZ

Mentiras Transparentes
FELIPE GARRIDO

Al Vuelo
ROGELIO GUEDEA


Directorio
Núm. anteriores
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Manuel Stephens

Veinticinco años de El Cuerpo mutable

El Cuerpo Mutable/Teatro de movimiento celebra veinticinco años de vida bajo la dirección de Lidya Romero, quien funda esta agrupación junto con Eva Zapfe, Herminia Grootenboer y Rosa Romero. Lidya Romero es indudablemente una de las figuras emblemáticas de la danza mexicana, tanto por su obra coreográfica, la cual generó nuevos paradigmas estéticos, como por su importante labor como gestora cultural.

El Cuerpo Mutable nace bajo el sino de la transformación de los vocabularios dancísticos que se había iniciado con el Forion Ensamble. En sus primeros pasos, la compañía se pone bajo la aguda mirada de Juan José Gurrola para la incorporación al trabajo coreográfico de elementos teatrales, principalmente. De esta manera, El Cuerpo Mutable es punta de lanza en lo que sería la tendencia principal del movimiento independiente durante los años 1980: la danza-teatro. Esta denominación no deja de ser vaga y requiere de una puntualización sobre las formas que asumió en la obra de cada coreógrafo, pero puede decirse a grandes rasgos que implica la no sujeción al mero uso de las técnicas de movimiento para la representación. Quizás ahora esta postura esté asimilada por la mayoría de los coreógrafos y bailarines como algo natural, pero hace cinco lustros fue un elemento desestabilizador que le valió en ocasiones a El Cuerpo Mutable conatos de trifulcas entre miembros del público que durante la función gritaban frases como “¡Eso no es danza!” y los que pensaban lo contrario. Fragmentos de algunas de esas obras han sido reunidos en el espectáculo xxv Aniversario , que hace un justo periplo por el Teatro de las Artes del cna , el Teatro del Palacio de Bellas Artes y el Festival Internacional Cervantino.

Al abrirse el telón se observa a dos hombres de espaldas, en proscenio y a ambos lados del escenario, que se afanan en el planchado de sus camisas, mientras en una pantalla, al centro, se observan las prendas movidas por el viento. Esta escena de Golpe de gracia , de enorme sencillez, ejemplifica la penetrante visión de Romero para llevar al espectador la poesía de lo cotidiano. Las planchas fluorescentes que suben y bajan, en un unísono construido en espejo, hacen que la actividad de desarrugar una camisa se aleje de sus connotaciones prácticas para hablarnos de la melancolía, la soledad y la vulnerabilidad de los personajes.

Posteriormente, el espectador presenciará una antología poco convencional que dará muestra de obras significativas en el repertorio de El Cuerpo Mutable, asistiendo así a un recorrido por la imaginería y los personajes de Romero. En la tradición más vital del flâneur –ese discurrir por las calles que el desproporcionado crecimiento de nuestra urbe ha ido imposibilitando poco a poco–, Romero nos lleva al encuentro de escenas reconocibles de forma entrañable para quienes vivimos en el Distrito Federal. El espectáculo intercala solos creados especialmente para la celebración (como El príncipe tepaneca , en que Miguel Ángel Díaz baila con un penacho moctezumezco y que remite con humor a las contradicciones que implica el ser mexicano) con fragmentos de, entre otras coreografías, Piensa en Marlon Brando –una banda sin fin con lúbricas mujeres fumando–, Special Delivery –crítica a la producción en masa de una femineidad ya caduca–, la ya mencionada Golpe de gracia (de la que se incluye también la escena de una mujer furiosa que teje al ritmo de música flamenca y humilla a un personaje masculino, interpretados estupendamente por Elisa Rodríguez y José Luis Hernández –quien en su solo se muestra como un bailarín de fuerza y riesgo), y “Manolas” y “Toreros” pertenecientes a Bajorrelieve , obra imprescindible del repertorio de los ochenta, en las cuales desafortunadamente el rigor musical, la precisión técnica y de intenciones que ambas requieren estuvieron ausentes. Hablar de las personalidades y la calidad interpretativa de quienes integran el elenco merecería otra nota, baste por el momento mencionar a quienes me faltan: Rocío Flores, Claudia Vázquez, Patricia Pérez, Karina Pérez, Rodrigo Angoitia, Miguel Malpica y la propia Romero.

XXV Aniversario subraya las preocupaciones temáticas de Romero: la urbe, el erotismo y las fracturas en la construcción de los géneros y sus premisas de socialización, bajo una estética que recurre frecuentemente a lo camp y lo kitsch . Lidya Romero vuelve por sus fueros con este espectáculo y recalca la importancia que ha tenido en la configuración de la escena dancística.