Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 9 de septiembre de 2007 Num: 653

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

Cuatro décadas del Premio de Poesía Aguascalientes
Introducción de
JUAN DOMINGO ARGÜELLES

Aguascalientes:
ciudad de poesía

CLAUDIA SANTA-ANA

Columnas:
Señales en el camino
MARCO ANTONIO CAMPOS

Las Rayas de la Cebra
VERÓNICA MURGUíA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

Corporal
MANUEL STEPHENS

Cabezalcubo
JORGE MOCH

El Mono de Alambre
NOÉ MORALES MUÑOZ

Mentiras Transparentes
FELIPE GARRIDO

Al Vuelo
ROGELIO GUEDEA


Directorio
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Aguascalientes: ciudad de poesía

Claudia Santa-Ana

Aguascalientes, nuestra noble ciudad, es una de las patrias del
espíritu humano. Patria dilecta, enérgica, y armoniosa.

Agustín Yánez
Juegos Florales de Aguascalientes en 1947.


Jaime Torres Bodet, Carlos Pellicer, Xavier Villaurrutia, Rosario Sansores, Alfonso Reyes , Enrique Fernández Ledesma, José Gorostiza, Artemio del Valle Arizpe, Salvador Azuela, Manuel M. Ponce, Agustín Yáńez

El Premio de Poesía Aguascalientes está cumpliendo cuarenta años de haberse instituido y actualmente es, en su género, el que goza de mayor prestigio en México y uno de los más importantes en Latinoamérica. Es convocado anualmente por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, a través de su Coordinación Nacional de Literatura, y por el Gobierno del estado de Aguascalientes a través del Instituto Cultural de Aguascalientes, y ha permitido mostrar el alto nivel de calidad de creación poética que existe en nuestro país, estimulando principalmente el trabajo de poetas jóvenes.

El Premio, como ya se sabe, se remonta al año 1931 con los Juegos Florales de la Feria Nacional de San Marcos, en la ciudad de Aguascalientes, organizado entonces por escritores como don Pedro de Alba y don Alejandro Topete del Valle. Se convocaba a poetas nacidos en México, quienes participaban con un poema que atendía más bien las formas clásicas de la composición poética. El primer jurado calificador estuvo integrado por Rafael López, Nicolás Rangel y Xavier Sorondo, y el mantenedor fue el propio don Pedro de Alba. El poeta Vicente González del Castillo obtuvo ese año el primer lugar con su poema “Parábola del Milagro.”

Entre otros poetas que obtuvieron este reconocimiento se cuentan Rubén Bonifaz Nuño, José Carlos Becerra, Abigael Bohórquez, Roberto Cabral del Hoyo, Antonio Esparza y Desiderio Macías Silva; el jurado, entre otros, fue conformado por Enrique Fernández Ledesma, Francisco Monterde, Carlos González Peña, Rosario Sansores, Alfonso Reyes, Jaime Torres Bodet, Carlos Pellicer, José F. Elizondo, Artemio del Valle Arizpe, Enrique Díez-Canedo, Manuel Horta, Agustín Yáñez, Manuel M. Ponce, Xavier Villaurrutia, José Gorostiza, Antonio Acevedo Escobedo, José Luis Martínez, Alí Chumacero, Salvador Azuela, Griselda Álvarez y Alfonso López Aparicio. Solamente de 1934 a 1936 se suspendió el concurso.

Es a partir de 1968 que Víctor Sandoval, quien fue también ganador de los Juegos Florales en 1959 con su poema “Hombre de soledad”, transforma radicalmente este premio tradicional, con el apoyo de escritores y promotores culturales, y funda el Certamen Nacional de Poesía, con lo que los Juegos Florales cobraron mayor importancia nacional. A partir de ese momento, la premiación se convirtió en el acto cultural de mayor envergadura de la Feria. En las bases del certamen se establecía convocar a los poetas radicados en México a participar con un libro de poemas; además se ofrecía un premio en efectivo, único e indivisible, y la publicación de la obra ganadora. El jurado debía ser integrado por tres escritores de indudable honor y calidad literaria. Esta significativa reforma permitió dar paso a la difusión y al conocimiento de las formas poéticas contemporáneas y a estimular la creación poética en todo el país, generando resonancias por demás necesarias, con la propuesta de poéticas, estilos, temas y voces.

El acto de premiación del Certamen Nacional de Poesía, sencillo pero elegante y solemne, tenía lugar en recintos como el Teatro Morelos, ubicado en el Centro Histórico de Aguascalientes, ante la presencia del gobernador del estado, las autoridades culturales, la comunidad artística e intelectual de la ciudad y la reina de la Feria, quien, acompañada de su corte de honor, entregaba el reconocimiento al poeta ganador. El mantenedor brindaba al público asistente un lúcido discurso. Fueron mantenedores de este certamen, Jaime Labastida, Jaime Torres Bodet, José Emilio Pacheco y Carlos Pellicer, entre otros.

El primer poeta en obtener el Premio fue Juan Bañuelos, por su libro Espejo humeante . El jurado estuvo integrado por los destacados escritores Rosario Castellanos, Agustí Bartra y Porfirio Martínez Peñaloza. El mantenedor de ese certamen fue el poeta Jaime Labastida (quien suplió por ausencia al poeta Efraín Huerta). El Premio consistía entonces en recibir la Flor Natural de oro y diez mil pesos en efectivo. El gobernador de Aguascalientes era el profesor Enrique Olivares Santana, y la reina de la feria, la señorita Rosalba I. A partir de 1980 el Premio es denominado Premio de Poesía Aguascalientes.

De forma ininterrumpida, lo han obtenido cuarenta escritores de distintas latitudes de nuestro país, con múltiples registros o voces poéticas que, sin duda, dan cuenta de la relevancia de la poesía escrita en México, estimulando, orientando y enriqueciendo la poesía de las presentes generaciones.

Debe ser motivo de gran orgullo para los aguascalentenses tener en casa la sede de un premio de tan cardinales virtudes, y conmemorar cuarenta años de que se mantenga como el más significativo de México, pero sobre todo poder apreciar, a la vuelta de casi ocho décadas, la tradición, fortaleza y vitalidad cultural que distinguen a la entidad en un panorama político y social que mucho puede aún compensar, estando en esencial correspondencia con la poesía.