Usted está aquí: lunes 27 de agosto de 2007 Opinión Sueño de una pintora

José Cueli

Sueño de una pintora

Sueño de un niño torero es un mural de Annette Nancaro, colaboradora de Orozco en uno de sus murales, La apocalíptica. Más que sueño de un niño torero, es el sueño de una pintora estadunidense que se amexicanó. Al mismo tiempo un homenaje al Mounstro de Córdoba, Manuel Rodríguez Manolete, quien el día de mañana cumple 60 años de su trágica muerte en la pequeña placita del pueblo de Linares, España, a manos del toro “isleño” de la ganadería de Miura. “¡Ay madre con estos ojos lo he visto matar y morir matando!” A volapié la estocada y con todas las de la ley. A la ingle la cornada y sin escapatoria posible.

Un cuadro, el de Annette, de vivos colores mexicanos en que sobresale el rojo sobre los anaranjados y amarillos. En el mural aparece un rostro con dos alas; y otro quizá de Chonchita Cintró, o la propia Annette. Fantasía de estos personajes en el centro. Donde se ve la trágica cornada y Manolete tirado en el ruedo con las palmas hacia arriba. Manuel mira hacia lo alto, más allá del toro, hacia una especie de paraíso torero. Nube blanca que lo rodea y él, en el centro del redondel, ejecutando su pase natural; erguido, quieto y seguido, lenta, muy lentamente. Después, la estocada y la herida asesina. La muerte de toro y torero y su ascensión al infinito.

Y es que Manolete fue otra cosa. Tenía la música en los nervios, fiereza en el clavar las espadas. La pena, el amor y la vida, ensombrecidos por un mal fario y la espera de la muerte toro a toro, hasta que llegó. El resto de la torería –aquí y allá– le compitió y lo envidiaba. Más, su sino era diferente; una concepción del toreo que prescindía del mundillo de los toros.

Interesante el homenaje de la pintora estadunidense, realizado en Taxco en 1949. Obra casi desconocida que todo este tiempo ha estado en poder de uno de sus descendientes. Hoy que se ha inaugurado el Centro Cultural de la Tauromaquia en México, valdría la pena buscar la manera que fuese expuesta en su domicilio, a un lado de la Plaza México. ¡Que fuerza no tendría el Mounstro de Córdoba que movió los resortes íntimos de esta sensible pintora, enamorada de los muralistas mexicanos, su obra y el colorido de nuestra tierra!

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.