Usted está aquí: lunes 27 de agosto de 2007 Opinión Desde el otro lado

Desde el otro lado

Arturo Balderas Rodríguez
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Las manzanas de la discordia

Una combinación de factores coincidió para que este año la producción de manzanas alcance niveles que desde hace mucho tiempo no se tenían en algunos estados de Estados Unidos. Reporta el New York Times que en Nueva York deberán ser cosechadas 3 mil millones de manzanas en esta temporada. En Colorado, la cadena PBS de televisión dio cuenta de una situación similar, y muy probablemente sucederá lo mismo en el estado de Washington, uno de los productores más importantes de este fruto. Sólo que hay un pequeño problema: probablemente no haya suficientes trabajadores para cosechar todas esas manzanas.

El fracaso de la reforma migratoria puede significar un desastre para los productores de manzana y de otros productos agrícolas que también se verán afectados por la escasez de mano de obra. Los empresarios agrícolas pusieron todas sus esperanzas en la apertura de los programas de trabajadores temporales para romper las barreras burocráticas que estrangulan su contratación. Era una buena apuesta para garantizar el ciclo virtuoso de la recuperación y la multiplicación de sus inversiones. Después de la fallida reforma es posible que muchos de ellos no podrán recuperar lo invertido, y de continuar la astringente política migratoria pueden perder mucho más. No hay que desear el mal a nadie, pero tal vez ésta es la oportunidad que se esperaba en México para detener el éxodo de quienes tienen que salir del país para conseguir un ingreso.

Pensemos en Zacatlán, Puebla, famoso precisamente por sus manzanas, y en el estado de Nueva York, uno de los estados a los que más poblanos han llegado en busca de empleo. La extraña similitud entre los dos sitios, cuyas diferencias son abismales, es que los campesinos que antes trabajaban en la producción de manzanas en su tierra ahora lo tienen que hacer allá, a 5 mil kilómetros de distancia, porque ahí sí ha habido preocupación por invertir y cuidar una actividad que ha probado ser remunerable. Parece que la ceguera xenófoba de personajes como los señores Tancredo, Limbaugh, Dobbs, entre otros compañeros de viaje parecidos, provocará que en Nueva York las manzanas literalmente se quedarán colgando de los árboles, por lo que si no quieren extrañar su pastel de manzana tendrán que importar ese fruto de Puebla.

Como quien no quiere la cosa, de repente México encuentra una vía para resolver el desempleo. Siendo aún más optimistas, también es la oportunidad que esperaban nuestros multimillonarios autóctonos para invertir en su país en una actividad que no sólo los beneficie a ellos, sino de paso también a quienes desde abajo sólo se enteran de los beneficios del libre mercado y la globalización cuando tienen que comprar tortillas, cemento o medicinas, y además pagar el teléfono.

Las manzanas pudieran ser esta vez el fruto codiciado que vuelva a la realidad a nuestros vecinos del norte.

 
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