DIRECTORA GENERAL: CARMEN LIRA SAADE
DIRECTOR FUNDADOR: CARLOS PAYAN VELVER
SUPLEMENTO MENSUAL  DIRECTOR: IVAN RESTREPO  
EDICIÓN: LAURA ANGULO   LUNES 27 DE AGOSTO 2007 
NUMERO ESPECIAL


Portada

La Chinantla, fuente de agua, fuente de vida
José Leonardo Hernández Montiel

Contaminación de mantos freáticos en Cancún
Clicerio E. Cedillo

En Oaxaca, el agua de mal en peor

Aguas con los acuíferos de la Cuenca de México

Transgénicos sin fronteras
Mariano Cereijo

Contra un programa de siembra de maíz… contaminante

Otra reserva de la biosfera: Bahía de los Ángeles y Canales de Ballenas y Salsipuedes

La cuadratura del círculo
Eduardo Valle

Cacocracia
Horacio de la Cueva


Correo electrónico:

[email protected]

  

Cacocracia

Horacio de la Cueva
Investigador del CICESE, Ensenada

En febrero pasado visitaron el CICESE (Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada) el maestro Juan Carlos Romero Hicks, director general de CONACyT, y el doctor Alejandro Mungaray, ex rector de la Universidad Autónoma de Baja California y hoy director adjunto de grupos y centros de investigación en el CONACyT. El maestro pidió al doctor que presentara la posición de CONACyT sobre la ciencia en México. Dos cosas quedaron claras ese día:

  • El CONACyT no tiene idea de cómo funcionan las ciencias.
  • Tampoco, de cómo aprovechar las ciencias como catalizadores para resolver la pobreza y la competitividad, problemas mayores en México, como postuló el doctor Mungaray.

El Dr. Mungaray nos dijo: “...estamos en una situación en que, frente a otros retos sociales que la gente considera más importante, como la pobreza o la competitividad... [la situación] nos plantea la necesidad de tener un efecto demostrativo”.

A pesar de la gran fe de nuestros gobernantes, ni la pobreza desaparece ni la competitividad aparece cual milagro. Estos problemas se solucionan, en parte, con dinero. Podemos subsidiar discriminatoriamente la pobreza y podemos subsidiar la competitividad industrial mejorando la competitividad pero no necesariamente la calidad.

En contraste al subsidio, la inversión es la solución inteligente y con miras a largo plazo. ¿Cómo invertimos en la pobreza o en la competitividad? A través de infraestructura, en centros de salud, en energía limpia, etc. Detrás de todas esas inversiones hay conocimiento y detrás de todo ese conocimiento, ciencias. Ciencias de calidad, pero no siempre con fines de lucro o para uso práctico inmediato.

Gastamos, que no invertimos, en ciencia y tecnología importadas, aparentemente resolviendo así nuestros problemas, pero prolongando nuestra dependencia.

¿Es necesario invertir en ciencia? La mejor respuesta la ofrece nuestro vecino al norte. El secretario de Estado, a través de sus voceros, promueve entre la comunidad latina residente en Estados Unidos el ahorro para que sus hijos estudien ciencias. Sabe que sin esta inversión la gran potencia puede tener un déficit de científicos en la próxima generación.

¿De qué tamaño es y seguirá siendo nuestro déficit científico, tecnológico y de conocimiento? Grande e irreversible si no invertimos en las ciencias para afrontar los grandes problemas nacionales.

Si Romero Hicks y Mungaray no tienen los medios para demostrar al gobierno y a la ciudadanía el papel de la ciencia en la vida diaria, ¿cuál es su trabajo?

El alimento, la ropa, la medicina, los medios de transporte y la comunicación son fruto de la investigación. Pedir que los científicos logren un efecto demostrativo es no querer entender el papel de la ciencia en la sociedad.

La Dirección del CONACyT se encuentra en una encrucijada: ciencia vs. cacocracia. Debe, por respeto a todos los mexicanos, incluyendo los científicos, subrayar y aumentar la relevancia de nuestra ciencia y tecnología.

Administrar los presupuestos escasos de la ciencia nacional (y así satisfacer cacócratas que se apoyan en la ciencia y otras formas del conocimiento), no son ni un papel digno para el CONACyT ni el camino a la democracia y el verdadero desarrollo al que todos los mexicanos aspiramos.

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