Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 19 de agosto de 2007 Num: 650

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

A cincuenta años de la muerte de Lowry
ALBERTO REBOLLO

La escena
MILTOS SAJTOURIS

James Ensor en Palacio Nacional
MARCO ANTONIO CAMPOS

Bergman, (1918-2007):
Qué hacemos acá

RICARDO BADA

El sueño que despierta
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

Oscuramente, a través
del espejo

CARLOS BONFIL

In memoriam
Bergman y Antonioni

JOSÉ MARÍA ESPINAZA

Leer

Columnas:
Jornada de Poesía
JUAN DOMINGO ARGUELLES

Paso a Retirarme
ANA GARCÍA BERGUA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

La Jornada Virtual
NAIEF YEHYA

Cabezalcubo
JORGE MOCH

Artes Visuales
GERMAINE GÓMEZ HARO

A Lápiz
ENRIQUE LÓPEZ AGUILAR


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Alonso Arreola
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Baaba Maal, crónica de un regreso anunciado

En sus visitas previas a México la popularidad de Baaba Maal creció notablemente –algo raro tratándose de un artista africano–, casi al parejo de su éxito en ese resto del mundo que no depende de la radio comercial ni sacrifica su búsqueda al favor de la comodidad repetitiva. La razón, pensamos, es que se ha dado continuidad a su presencia en nuestras tierras, y que cada vez son más las plazas que pisa liderando a su colorido y espectacular conjunto.

Ahora invitado como uno de los estelares del Festival Cervantino de Guanajuato (octubre 4), el senegalés girará además por Ciudad Juárez (septiembre 27), Chihuahua (septiembre 29), Guadalajara (octubre 3), Morelia (octubre 6) y Ciudad de México (octubre 7).

Esto ha de alegrarnos porque verlo en vivo ofrece un acercamiento único al noroeste del continente negro, un enfoque alejado del hacer de colegas con intereses a veces contradictorios, como los de Youssou N'Dour, o demasiado complacientes, como los de Angélique Kidjo, o demasiado acústicos, como muchos de los Diabetes que parecen multiplicarse por generación espontánea. (Dejando a un lado a leyendas como Ali Farka Touré, por supuesto.)

Digamos que si por un lado Baaba es consciente de la globalización y de lo que sus cantos y bailes generan en países fríos, arrítmicos y sedientos de sol, por otro persigue experimentos de honestidad estética en los que se hacen pocas concesiones a un público al que se debe llevar la delantera so pena de tener que seguirlo en sus preferencias.


Foto:www.snwmf.com

No hay mejor ejemplo que sus discos. En ellos entendemos la comunión intrincada de instrumentos eléctricos como teclados, bajo y guitarras, con la de numerosos mamotretos acústicos de percusión étnica y otros más o menos comunes en la Latinoamérica de hoy, como los djembes, el talking drum, la hoddua o la cora. Añadidas a ellos quedan las muchas e inspiradas voces de su grupo, bautizado Daande Lenol (“la voz de la gente”), más los febriles bailes por los que vuelan las mantas multicolores de sus trajes.

Sin embargo, su hambre de novedad no se detiene ahí, pues además ha participado con artistas como Santana o los fabulosos Roots estadunidenses, en una suerte de aleación hip-hop entre la urbanidad africana y el funk “occidental”, algo atípico cuando se nos ha acostumbrado a etiquetar la música negra en los estantes del paisaje exótico, tantas veces alejado de la cotidianidad que en realidad viven sus ciudades. (“Piensan que vivimos entre leones”, dijo el propio Maal durante su última visita, burlándose de quienes evitan imaginárselo montado en un carro último modelo.)

Es por esta falta de “culpa”, tan presente en quienes surgen de contextos económicos extremos, como el africano, el indio o el cubano, que Baaba ha podido llevar su canto a la inauguración de un Mundial de Futbol (2002) o –sólo en lo que va de este año– a festivales masivos de la talla del Live Earth, Glastonbury y Womad, por no mencionar sus presentaciones en Etiopía, Turquía o Portugal, logros geográficos que no se suelen dar ni a las más populares bandas del pop-rock anglosajón.

Y es que para entender la influencia musical de Baaba primero debemos conocer su poder social. Nacido en Podor en 1953, en el seno de una familia Griot (príncipes a quienes es dado y permitido dedicarse al arte para transmitir la palabra de los antepasados), ha asumido su responsabilidad de muy distintas maneras. Ya sea girando en solitario o participando en festivales para luchar contra el sida (como el concierto organizado por Mandela en 2004), su palabra es tomada en cuenta por organizaciones como la oxfam o las Naciones Unidas (de la que es embajador), lo mismo que buscada por publicaciones como la británica The Independent o la estadunidense The New York Times .

Ahora que, musicalmente hablando, sería un error calificar su obra respondiendo sólo a mapas, pues como dijera hace poco al periódico Mercury News : “Mis músicos vienen de distintas partes del Oeste africano, por lo que hablan distintas lenguas y tocan distintos instrumentos, así que no se puede reducir lo que hago a ‘música de Senegal' o ‘del Oeste' o simplemente ‘africana'; cuando eres un fulani [la etnia de la que proviene], tu mente está abierta. No necesitas pensar en fronteras.”

Gracias a este pensar, Maal se movió a Dakar durante su adolescencia y formó parte de la orquesta de Asly Fouta, en la que conoció a su inseparable colega, el guitarrista ciego Mansour Seck, con quien después formaría un dúo que radicaría en París. A su lado fundó su grupo actual, con el que ya grabo once discos y un impresionante dvd autobiográfico para el sello Palm y la editorial National Geographic, en cuyos gráficos y textos se gozan las mayores virtudes del Senegal sonoro. Así pues, bienvenido sea Baaba Maal de nueva cuenta y… a comprar boleto en el sistema de siempre, al teléfono de siempre.