Usted está aquí: miércoles 15 de agosto de 2007 Política Denuncien delitos: Calderón a cancunenses; usted tiene protección, nosotros ninguna, le responden

El mandatario realizó un diálogo ''interactivo'' en colonias pobres del puerto turístico

Denuncien delitos: Calderón a cancunenses; usted tiene protección, nosotros ninguna, le responden

CLAUDIA HERRERA BELTRAN

Cancún, QR., 14 de agosto. Ante la insistencia del presidente Felipe Calderón por conocer propuestas de los vecinos para frenar la delincuencia en una colonia popular, Alina Torres tomó el micrófono y confesó que no puede presentar denuncias por miedo a las represalias. ''Usted vino, pero atrás de usted vienen muchas personas protegiéndolo; nosotros no podemos hacer lo mismo con nuestros hijos, no tenemos esos medios, esas posibilidades'', le espetó la mujer.

Inclusive otra vecina a la que el mandatario quiso dar el micrófono para que expusiera sus puntos de vista, lo rechazó por miedo a aparecer ''encapuchada'' -dijo- por señalar a los criminales.

Como esas quejas, Calderón escuchó otras de habitantes y de padres de familia de la secundaria técnica 17, escuela pública ubicada en un barrio humilde de Cancún. Ante este cúmulo, el michoacano debió reconocer que la venta de drogas en las escuelas es ''una pesadilla''.

Antes, en el segundo punto de su gira, frente a decenas de niños vestidos con trajes azules de beisbol con el emblema Llantas Calderón, el Presidente incluso se había enorgullecido de que su ''guerra frontal'' contra la delincuencia ya está dando frutos.

Luego de recibir el espaldarazo del gobernador priísta Félix González Canto, quien llamó a dejar atrás la ''retórica de la amargura'' de cara al primer Informe presidencial, el mandatario federal presumió que gracias a los operativos conjuntos se han detenido
a muchos criminales, incautado toneladas de droga y recuperado armas. Pero en su posterior diálogo ''interactivo'' con vecinos y padres de familia -como ha dado en bautizar la Presidencia de la República a las esporádicas pláticas que el mandatario sostiene en sus giras-, se encontró con una realidad contrastante con la que había evocado en el deportivo José María Morelos y Pavón.

Tan sólo para llegar a la escuela debió recorrer a bordo de una camioneta varias calles que mostraban un rostro distinto del Cancún turístico y de los grandes hoteles, con ruinosas unidades habitacionales y precarios servicios. Acompañado por la secretaria de Educación, Josefina Vázquez Mota, pudo observar la fachada del plantel escolar tapizada de grafitis que no permitían ver el nombre de la escuela. En este ambiente lo primero que escuchó fueron las palabras de bienvenida de Nicolás Ruiz Aguilar, integrante del comité de seguridad del consejo escolar, quien le pidió ser ''un poco más presurosos cuando se haga una denuncia'', ya que se tardan bastante en contestarles.

Para animar a los padres de familia a exponer sus problemas, Calderón Hinojosa se acercó a las vallas para darles el micrófono, pero antes les explicó que la lucha contra la delincuencia tiene que funcionar como un partido de futbol en el que la delantera es la policía, mientras que la defensa y el portero tienen que cuidar la meta. Y al dar voz a una vecina, ésta comentó que su hijo fue golpeado afuera de la escuela por jóvenes que vendían droga y que le quitaron sus tenis.

-¿Y qué, pusieron alguna denuncia? -preguntó el Presidente.

-Nada: sólo vine y hablé con el director y quedamos en que iban a vigilar más.

Cuando el michoacano insistió en saber qué ocurrió con esos muchachos, otra mujer de nombre Alina Torres advirtió que no pueden presentar denuncias, porque carecen de la seguridad del Presidente de la República.

''Entonces, la delincuencia la sigue habiendo mientras haya algo más arriba que los esté agarrando, los esté protegiendo; no podemos hacer nada más que quedarnos callados y hasta que pasen las cosas y hagan justicia; eso es lo único que podemos hacer'', explicó.

Calderón Hinojosa insistió en conocer más testimonios y otra mujer le refirió que los alumnos del turno vespertino salen de la escuela con ''el Dios mío en la boca, o sea, preocupados porque no les vaya a pasar nada aquí a la vuelta, porque la verdad carecemos de iluminación''. Las sonrisas del gobernador y del presidente municipal, Francisco Alor Quezada, desaparecieron, cambiaron cuando otra mujer denunció directamente que no cuentan con el apoyo de la autoridad y describió cómo las patrullas ''vienen y los agarran, pero el malviviente se va muy tranquilamente''.

Después de conocer esta larga lista de quejas, Calderón prometió que no se quedará cruzado de brazos y dijo que estas anomalías se corregirán con el programa Escuela Segura. Al comprender el temor que te-nían de presentar sus denuncias, le pidió al director de la escuela que recolecte de manera anónima la información de los delincuentes y ''empecemos a construir otra historia en esta escuela''.

Con esta tarea a cuestas, el Presidente, el gobernador y el alcalde tomaron botes de pintura y brochas y se dispusieron a pintar una pequeña parte de la fachada.

 
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