Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 5 de agosto de 2007 Num: 648

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

En La Patrona
LIZZETTE ARGÜELLO

Un rostro
TITOS PATRIKIOS

Con y sin Asturias
JAVIER GALINDO ULLOA entrevista con OTTO-RAÚL GONZÁLEZ

Dos Poemas

La biblioteca de
Madame Bovary

RICARDO BADA

1857: año de la Bovary
ANDREAS KURZ

Mané y el sueño
CARLOS DRUMMOND DE ANDRADE

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Columnas:
Mujeres Insumisas
ANGÉLICA ABELLEYRA

Paso a Retirarme
ANA GARCÍA BERGUA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

La Jornada Virtual
NAIEF YEHYA

Cabezalcubo
JORGE MOCH

Artes Visuales
GERMAINE GÓMEZ HARO

A Lápiz
ENRIQUE LÓPEZ AGUILAR


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Jorge Moch
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Andreu, insolencia y mediáticos coscorrones

Andreu Buenafuente es un periodista catalán que se dedica al humor por fundamental vocación. Hizo carrera en radio y tele y escribió varios libros (recién publicó en editorial Planeta Como iba diciendo, compilación de monólogos cáusticos sobre vida y sociedad en España) y cuás, viene Antena 3, que en aquel país es una de las grandes cadenas privadas –que sí, son varias y más de dos… según parece, allá esa entelequia que se llama "competencia" es algo más que fantasmón y bonito adorno en la retórica hipócrita de las corbatas en estas saqueadas tierras nuestras– y contrata un programa de noctívago entretenimiento –entretenimiento en serio, no las mamarrachadas que vemos acá, siempre políticamente mojigatas y sin meterse con los grandes tabúes de la televisión mexicana: la Virgen de Guadalupe, el ejército, el papanatas en turno de la presidencia y un aburrido, demasiado largo etcétera– para que lo aviente al aire tres veces por semana, esto empezando 2005, y la cosa funciona de maravilla: en su primera temporada y a pesar del horario prohibitivo, por allá de la una de la madrugada, se zampa la friolera de un veinticinco por ciento de la cuota de pantalla hasta que en días pasados, cumplimentadas trescientas tres emisiones en la madrugada del 28 de junio apenas planchado, o sea a tres años de su estreno, El show de Buenafuente se topa con que Antena 3 no se interesa en renovar contratos y pichicuás, córranle muchachas a buscar chamba en otro lado. Una buena y una mala. La buena: que encontraron chamba pronto y se van a otro canal de la televisión privada española: 8TV, del conglomerado de medios Grupo Godó… la mala: que acá ese canal ni por onda corta nos llega porque es de emisión autonómica, o sea que sólo lo van a ver en Cataluña y anexas y no parece que a los de sky les importe mucho nuestra pérdida.

Digo pérdida porque El show de Buenafuente era una de las pocas excepciones de la televisión –aunque sea extranjera, chovinistas– en que un programa con presentador que abre con monólogos, entrevista invitados (de Enrique Iglesias a Santana, pasando por Robbie Williams; de Hugh Grant a Carmen Maura, pasando por Pedro Almodóvar, y así) y mantiene la síncopa con diferentes secciones e "inopinadas" apariciones de los personajes encarnados por diversos actores de su tropa, no suele ser un muestrario de mordacidad e inteligencia, y si bien el ritmo a veces decaía, el programa de Buenafuente lograba mantener la tónica congruente de compromiso con la irreverencia. El show de Buenafuente era –es, para los que lo vayan a poder ver ahora en 8TV– una muy sana dosis de insolencia en un medio como la televisión, de suyo tan medrosa con lo iconoclasta aunque aparente en contrario.

Algunos de los personajes interpretados por los actores del equipo de Buenafuente –varios de los cuales pertenecen a su empresa productora de programas cómicos de crítica política y social, El Terrat– llegaron a capitalizar de tal manera la atención del público que se convirtieron en caricaturescos arquetipos sociales, útiles para que la sociedad española ría de sí misma, como cuando acá Héctor Suárez, en ¿Qué nos pasa?, inventó al Nuay, o al peludo carnicero que vendía chicharrón de puerco y puerca del Ajusco. Tal fue el caso del Neng de Castefa (Eduard Soto), la Niña de Shrek (Silvia Abril), el Follonero (Jordi Évole) o el excelente fracasado Santi Clima (David Fernández), sin olvidar las magníficas, a menudo esquizofrénicas actuaciones de Fermí Fernández (memorable su Joseriano Zapajoy, personaje mitad José Luis Zapatero y mitad Mariano Rajoy, algo así como que nos apareciera en la tele un Felindrés Calderópez Obrajosa, eternamente peleado consigo mismo). Compartía foro también el ácido humorista José Corbacho.

¿Por qué mencionar un programa español, que además ya no vamos a poder ver en México? Pues siquiera por señalar una guía para esos muestrarios de espesuras que son, verbigracia, Es de noche y ya llegué, con René Franco en Televisa, o el nuevo programa de José Ramón Fernández en TV Azteca, programas morigerados, timoratones, previsibles, risueños con sus respectivos patrones, a cuyos productores y conductores no les viene nada sobrada esta elemental lección de Buenafuente cuando habla de quienes "se pasan" al hacer caricatura del poderoso, porque efectivamente: "Resbala el que se mueve. El que se calla y se autocensura, nunca tiene ningún problema. Y de ésos hay un montón repartidos por todos los medios, con la espalda deformada de tanta reverencia."