Usted está aquí: lunes 30 de julio de 2007 Opinión Eso es novillero

José Cueli

Eso es novillero

Intensa se vivía la emoción en la placita de toros de Arroyo, el sábado pasado. Luis Conrado, un joven que trasciende su drama personal -una sordera que aparentemente lo tornaría incapacitado para lidiar reses bravas-, repitió color y salió de la plaza en hombros de los aficionados con las orejas y el rabo de un bravo novillo de Moreno Reyes, al igual que todos los corridos esa tarde.

El valor de Luis cortaba el aliento de los cabales. La entrega del novillero la hacía vibrar del sol a la sombra. La plaza de la familia Arroyo afilaba su singular arquitectura y los ángulos de sus miradores. Miradores de pospalcos y los otros miradores. Balcones que se abrían al abismo. Abismos que en luces se rompían. El drama del torero en la pequeña plaza de toros, en toda su intensidad. El novillero con su traje de luces de alquiler, testigo de mil toreadas: holgado, deshilachado, sin oros, sin color adquiría un nuevo colorido con la entrega del joven novillero. Sin oír los olés, mas, sintiendo en carne propia las embestidas del novillo de Moreno Reyes a milímetros de la axila en manoletinas de rodillas, y ayudados por alto escalofriantes.

Un canto espectral que contenía infuso el ardor de la vida. La vida que cantaba el sábado en Arroyo y llevaba en sus notas la capacidad del ser humano de superar las desdichas de la misma. Luis Conrado demostró -garbanzo de a libra- lo que debe tener un novillero: ganas de ser. Ya aprenderá el oficio y la técnica. Cuenta con un estilo y una capacidad de transmitir lo que siente y lo pueden llevar lejos. Luis, ha hecho de su drama, su virtud, que conmueve e identifica con él.

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.