Usted está aquí: domingo 22 de julio de 2007 Opinión Bajo la Lupa

Bajo la Lupa

Alfredo Jalife-Rahme

Un "socialdemócrata" francés al FMI, y Tom Wolfe predice "el fin del capitalismo"

Ampliar la imagen Nicolas Sarkozy y Dominique Strauss-Kahn, el pasado 14 de julio en París Nicolas Sarkozy y Dominique Strauss-Kahn, el pasado 14 de julio en París Foto: Reuters

El presidente galo, Nicolas Sarkozy, trae mareados a los británicos con decisiones audaces que denotan el temor de la Unión Europea (UE) ante el ascenso irresistible del BRIC: acrónimo de Brasil, Rusia, India y China, quienes están desplazando al G-7 del control geoeconómico global.

La desregulada globalización financiera feudal regresó al planeta a la Edad Media, en términos sociales y metafísicos, lo cual hace insuficiente la dicotomía conceptual de izquierda/derecha, que indudablemente es ineludible todavía, pero es deficiente para explicar óptimamente tanto el deslumbrante renacimiento de los nacionalismos en el contexto de la desglobalización, como el alumbramiento del incipiente orden multipolar frente a la globalización unipolar, un modelo depredador eminentemente anglosajón.

Quizá sea más correcto en esta fase caracterizar las posturas geopolíticas y socioeconómicas mediante dos dicotomías más holísticas: unipolar/multipolar y globalizador/nacionalista, que están definiendo el nuevo orden mundial del siglo xxi.

En este sentido, la inteligente derecha francesa, sobre todo cuando se compara a la medieval derecha iberoamericana aliada a los neoconservadores bushianos mediante el "Aznarstán" (ver Bajo la Lupa, 24/6/07), se ha pronunciado por el "patriotismo económico" y ha puesto freno a la desregulación librecambista en el nuevo Tratado de la UE.

El hiperquinético Sarkozy incluyó en su gabinete reducido de 16 miembros a seis opositores donde brillan "socialistas" prestigiados, como Bernard Kouchner, a cargo de la importante cancillería, y empujó la nominación del socialdemócrata Dominique Strauss-Kahn (DSK) a presidir el FMI en sustitución del tránsfuga aznarista Rodrigo Rato, totalmente sometido al monetarismo unilateral británico, quien en forma ridícula buscaba un pleito con China, lo cual le valió su defenestración (ver Bajo la Lupa, 1º/7/07).

Francia, con el apoyo de Alemania, le quita el mando del FMI al anglófilo aznarista Rato y recupera el control de un organismo agónico que representó los intereses unilaterales del G-7 en detrimento del resto del planeta. El rotativo conservador londinense The Times (10/7/07) admite que "Sarkozy ganó la partida a Gran Bretaña" y "continúa seduciendo a los diferentes talentos de Francia para restaurar su maltratado orgullo", al "asegurar otro jefe francés en un puesto superior a nivel internacional"; de paso "quita a un rival político". Se refiere a que DSK, anterior ministro de Finanzas del socialista Lionel Jospin y probable candidato presidencial, cesará de hacerle sombra en París cuando el Partido Socialista ha iniciado su reconversión estratégica.

The Times comenta que el nuevo ministro de Finanzas de Gran Bretaña, Alistair Darling, aboga por la apertura de las candidaturas a otros países que no sean Estados Unidos, que controla el Banco Mundial (BM), y la UE, que domina el FMI. Esto es muy relativo porque el español aznarista Rato y el "mexicano" cordobista-zedillista Gurría han demostrado en sus actos ser títeres del unilateralismo anglosajón neoliberal que no tiene nada que ver con las necesidades ontológicas de sus países de nacimiento, que en su caso particular resultó mera contingencia ambiental.

Pese a la derrota británica en la (s)elección del director del FMI, The Times considera al carismático DSK como un "modernizador con una visión pro mercado", quien "abrió el camino a la privatización de France Telecom y otras empresas estatales". Como "ministro de Finanzas controló el déficit presupuestal que preparó la entrada de Francia a la zona euro", mientras "crecía la economía y disminuía el desempleo".

Pero aquellos eran otros tiempos, mi querida Mariana. Porque no es lo mismo el auge de la globalización que le correspondió como ministro de Finanzas, que la presente fase de desglobalización con la que le tocará lidiar como director del FMI: dos tiempos distintos en dos lugares diferentes. Nueve años más tarde, sus puntos de vista han variado cuando se acaba de oponer a la privatización del gigante energético EDF que, incluso, deseaba fuese de propiedad pública en su totalidad (The Financial Times, 13/7/07).

Como todos los ejecutivos de los decrépitos organismos internacionales (v. gr. Wolfowitz, Rato, Attali, Gurría, etcétera), lo cual parece ser la tónica inevitable en el entorno de tanta liquidez pecuniaria que produjo la desregulada globalización financiera feudal, DSK no es la excepción y tuvo que renunciar a su puesto de ministro de Finanzas cuando fue mancillado por un escándalo de corrupción, del que luego resultó "inocente".

Siempre según The Times, DSK no se opone a "abrir las puertas a las reformas" en el "periodo que sigue de adaptación del FMI al nuevo orden (sic) creado por la globalización de las finanzas" y cuya "misión tendrá que ser redefinida (sic)", en especial, en referencia al "rol que devengarán los países emergentes". ¿Qué tipo de reformas serán aprobadas, que no sean analgésicos que ya no soportan más los globalizados? ¿Cuál será el "nuevo orden" de la "globalización de las finanzas" cuando China y Rusia poseen respectivamente 10 y cuatro veces más reservas de divisas que el prácticamente insolvente FMI? ¿Cuál será su "nueva misión" después de tanta omisión? ¿Estará dispuesto el nuevo orden emergente del BRIC, ya no se diga el resto del planeta (con la notable excepción masoquista del "México neoliberal"), a aceptar las "redefiniciones" de misantropía excluyente del FMI?

Pareciera que el FMI, expulsado a patadas de casi toda Sudamérica en la fase aciaga del anglófilo aznarista Rato, busca en su nueva metamorfosis a "Lulas", en similitud al mandatario brasileño quien ejercita la "socialdemocracia de libre-mercado", para cogobernar la fase crepuscular de la desglobalización, donde se manifiestan traslapes de intereses mancomunados entre el G-7 y el BRIC, cuando los regionalismos geoeconómicos tienden a conformar sus propios organismos monetarios (v. gr. Bancosur, Fondo Monetario Asiático, etcétera).

Coloquen a quien coloquen a su cabeza, los días del FMI y el BM (la OCDE y el BID son totalmente irrelevantes) están contados en la fase de desglobalización, aunque, desde luego, sea infinitamente mejor DSK que el anglófilo aznarista Rato, quien se salvó de sepultar al FMI.

Los grandes escritores suelen ser visionarios, por lo menos mucho más que los daltónicos burócratas cíclopes del neoliberalismo global y local. Tal es el caso del dandy Tom Wolfe, autor del célebre libro La hoguera de las vanidades, que desnuda la especulación atroz, quien puso recientemente a temblar a Wall Street con una frase sibilina de mayor repercusión que todos sus índices econometristas y financieristas habidos y por haber: "Quizá estamos asistiendo al fin del capitalismo tal como lo conocimos" (blog de Pierre Assouline, "La République des Livres", Le Monde, 10/7/07).

Ignoramos si se trate del "fin del capitalismo", pero la desregulada globalización financiera feudal está pasando a mejor vida. Hoy son los tiempos de la desglobalización: de ascenso del BRIC y declinación del G-7.

 
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