Usted está aquí: jueves 12 de julio de 2007 Deportes Amargo despertar del Tricolor; Argentina jugará la final contra Brasil

Messi definió como los genios y con su anotación se derrumbaron los mexicanos

Amargo despertar del Tricolor; Argentina jugará la final contra Brasil

Fueron superiores a nosotros, reconoció Hugo Sánchez; "nos vamos con un mal sabor de boca"

AGENCIAS

Ampliar la imagen Nada pudo hacer el portero Oswaldo Sánchez cuando el albiceleste Lionel Messi resolvió una jugada como el crack que es Nada pudo hacer el portero Oswaldo Sánchez cuando el albiceleste Lionel Messi resolvió una jugada como el crack que es Foto: Reuters

Puerto la Cruz, Venezuela, 11 de julio. La selección de Argentina confirmó su calidad de favorito al derrotar sin objeciones 3-0 a su par de México y así obtener su boleto a la final de la Copa América Venezuela 2007, donde se verá las caras el domingo con Brasil.

Los tantos que provocaron el amargo despertar de los mexicanos -que lucharán el sábado por el tercer lugar ante Uruguay- fueron de Gabriel Heinze, al minuto 44, Lionel Messi (61) y Juan Román Riquelme, por la vía penal, al 65.

Los albicelestes volvieron a tener una paciencia infinita, a la espera del momento justo para golpear, más que nunca la noche del miércoles, a un sistema defensivo que era un prodigio de eficiencia, concentración y lucha.

Los tiros libres y de esquina en los pies de Riquelme se han convertido en arma letal, porque cada vez que se para frente a la pelota, se toma su tiempo, mide el lanzamiento y provoca daño con la precisión a gol a distancia.

Fue un disparo de este tipo, precisamente, el que derrumbó la tenaz mural de resistencia que había construido México, con la disciplina de Jaime Correa, la actitud batalladora de Gerardo Torrado, la armonización de Rafael Márquez y Magallón por el sector central y los cierres poderosos de Fausto Pinto.

Era un momento clave del encuentro, segundos antes de finalizar la primera etapa, cuando tanta llovizna le había mojado la pólvora a Messi y a Carlos Tévez, y tuvo que venir la anotación de un zaguero proyectado al ataque.

El corpulento lateral Heinze enganchó en forma poco ortodoxa pero efectiva -parecía más una patada voladora- el balón que Riquelme le había mandado como pájaro de vuelo perfecto, un pase como con la mano para su botín, en la única distracción de la zaga del Tri y un titubeó del portero Oswaldo Sánchez, quien se quedó a la espera del balón.

Esta vez Tévez y Messi habían encontrado la horma de su zapato frente a defensores que se alternaban en anticiparlos, ahogarlos y, en el peor de los casos, derribarlos.

Sin embargo, Tévez gozó en la primera parte de una mano a mano pisando el área chica con el arquero Sánchez, que el mexicano le ganó con formidable reacción.

Andrés Guardado también tuvo a su merced al guardameta Roberto Abbondanzieri, pero su disparo, luego de un gran recorte, terminó estrellándose en el poste derecho de la meta sudamericana.

Nery Castillo, tal vez disminuido físicamente por su lesión, no fue el atacante rápido e incisivo del resto de la Copa y Argentina lo vigilaba con varios ojos, porque lo acorralaban Roberto Ayala y Gabriel Milito, auxiliados por Javier Mascherano.

Tanto orden táctico aplicado por México, tanto mecanismo de contención había forzado una batalla sin cuartel en el medio campo por la posesión de la pelota, pero cuando los tricolores la recuperaban, la manejaban sin ton ni son, salvo algún desborde de Fernando Arce.

El técnico Hugo Sánchez quemó cartuchos y tomó el riesgo de adelantar a sus hombres en el campo para el segundo tiempo, cuando hizo ingresar a Alberto Medina y Omar Bravo, pero sin descuidar el orden general ni dar espacios al contragolpe argentino.

Por primera vez a los albicelestes los atacaban abiertamente y se desnudaba su talón de Aquiles, como en veloz entrada de Castillo, cuyo toque por elevación rebotó en el travesaño.

Pero por más que los mexicanos mantuvieron su esquema espartano y sacrificado hasta lo conmovedor, algún callejón se iba a formar y primero surgió uno por el flanco izquierdo, por donde entró Messi para definir como los grandes cracks, al bombear el balón sobre el portero mexicano y elevar la cuenta a 2-0.

El Tri sintió este gol como un sablazo al corazón y se desmoronó, con tanto estrépito que hasta Márquez cometió un infantil penal que Riquelme concretó con otro toque suave por el centro, burlando al arquero Sánchez.

Al final fue un 3-0, sólo porque Argentina así lo dispuso.

Falta experiencia y madurez

En la conferencia de prensa que ofreció el técnico de México, Hugo Sánchez, comentó que el equipo argentino tiene mucha experiencia y madurez, lo que le falta al de México, y como ejemplo dijo que de los 22 jugadores de la albiceleste, 18 militan en Europa y sólo cuatro en su país.

Mientras el Tri, precisó, únicamente tiene dos futbolistas en el viejo continente (Castillo y Márquez, quien anunció que ya no estará en el Tri por ahora), y pronto habrá un tercero con Guardado, que irá a España.

El timonel ignoró olímpicamente a Carlos Salcido, Pável Pardo y Ricardo Osorio que militan en equipos de Holanda y Alemania, quienes pidieron baja del representativo mexicano aduciendo cansancio.

"Nos vamos con un mal sabor de boca por no llegar a la final, pero enfrente teníamos a un rival fuerte y hay que reconocer que fue superior a nosotros, y cuando tuvimos oportunidades no concretamos y ellos sí", apuntó.

Insistió en que la clave del triunfo para los sudamericanos fue su contundencia, "ya que rivales como ellos no perdonan; otros de menor jerarquía, quizá sí".

Por su parte, el técnico argentino Alfio Basile dijo estar contento con el rendimiento de sus jugadores, y elogió el gol de Messi: "tienes que cerrar el estadio, sólo los genios hacen eso".

 
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