Usted está aquí: domingo 24 de junio de 2007 Mundo Llama el presidente Bush a promover la reforma migratoria; en dudas, la iniciativa

El tema, centro del debate político; el proyecto de ley divide a Estados Unidos

Llama el presidente Bush a promover la reforma migratoria; en dudas, la iniciativa

"Hay que resolver problemas postergados décadas; es inaceptable la situación actual", dice

DAVID BROOKS

Ampliar la imagen Guardias nacionales instalan cerca de Caléxico la parte final de una barricada de 6.5 kilómetros en la frontera de Estados Unidos con México Guardias nacionales instalan cerca de Caléxico la parte final de una barricada de 6.5 kilómetros en la frontera de Estados Unidos con México Foto: Ap

Nueva York, 23 de junio. A pesar de la súplica del presidente George W. Bush para promover su versión de reforma migratoria, las divisiones en su partido como también entre las fuerzas pro migrantes ponen en duda el futuro de la iniciativa, tema que es ahora al centro del debate político nacional.

El Senado podría abordar esta semana, por segunda vez este año (la primera acabó en la derrota de este mismo proyecto hace un par de semanas), un proyecto de ley para una reforma migratoria.

Un muy frágil consenso bipartidista entre líderes demócratas y republicanos de la Cámara alta y la Casa Blanca intentará sobrevivir a la feroz oposición de los conservadores antimigrantes y los liberales que rechazan algunas de las medidas que consideran insuficientes y adversas para los intereses de los trabajadores indocumentados.

En esta coyuntura, se ha intensificado el debate público, con el tema migratorio dominando los programas en la radio y la televisión, y con organizaciones contrarias y en favor de los inmigrantes -divididas entre sí sobre el proyecto de ley- que impulsan todo tipo de acciones, caravanas, foros públicos, peticiones para cabildear sobre esa iniciativa en el Senado estadunidense.

El presidente Bush instó este sábado al Senado a "llamar a su valentía política" y promover el proyecto de ley sobre migración. En su programa de radio sabatino, declaró que "tenemos la obligación de resolver problemas que se han estado amontonando durante décadas", y agregó que la situación actual "es inaceptable".

Las palabras están dirigidas más que nada a integrantes de su partido, muchos de los cuales no están dispuestos a apoyar a su líder en lo que podría ser el último intento de su presidencia para promover una iniciativa mayor de política doméstica.

Pero Bush registra una aprobación de sólo 26 por ciento en la encuesta más reciente (de la revista Newsweek), por lo que carece cada vez más de capital político aun entre sus propias filas republicanas.

Mientras, el tema de migración ha polarizado aún más a la opinión pública, lo que asusta a los siempre cautelosos políticos en Washington, que al revés de Bush siempre piensan en la relección (el presidente, por ley, sólo puede permanecer dos periodos), y esto afecta no sólo a los republicanos sino también a sus contrapartes demócratas.

Un sondeo realizado por los encuestadores demócratas Stan Greenberg y James Carville concluyó que "no registramos mucho apoyo de los votantes al proyecto de ley (de reforma migratoria) en el Senado", reportó el diario San Francisco Chronicle.

La encuesta registró división entre los votantes demócratas (47 por ciento en contra y el mismo número en favor), mientras que la mayoría de los republicanos e independientes son contrarios a la aprobación.

Encuestas anteriores han registrado que las mayorías favorecen alguna solución integral a lo que universalmente es reconocido como un sistema de migración "descompuesto". Pero aparentemente la propuesta actual ante el Senado no goza de gran apoyo entre los electores.

Fuerzas conservadoras antirreforma han inundado los programas de radio y televisión con mensajes, y realizan ruidosas campañas de cabildeo para presionar a los senadores en contra de la iniciativa.

Con ello han logrado contaminar aún más el ambiente antimigrante en varias partes del país, con mensajes alarmantes sobre supuestas "fronteras abiertas" ante una inminente invasión de extranjeros.

Ante esto, los legisladores republicanos están divididos entre los que apoyan las necesidades económicas del sector empresarial, que pide mano de obra migrante, y conservadores sociales que insisten en cerrar la frontera y no "premiar" a los "ilegales" con "una amnistía" generalizada.

De hecho, el líder de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, uno de los aliados más firmes del presidente Bush, comentó recientemente que no está seguro de poder apoyar el proyecto de ley.

Por otro lado, una poderosa coalición de agrupaciones empresariales, latinas, de abogados y sindicatos -entre ellos la Cámara de Comercio, el Consejo Nacional de la Raza, el Foro Nacional sobre Migración, el sindicato nacional de servicios y el de trabajadores de hoteles y restaurantes- han redoblado sus esfuerzos en favor de la aprobación.

Aunque señalan que hay medidas adversas en la propuesta, insisten en que es un "primer paso" y que se puede mejorar la iniciativa cuando ésta pase a la Cámara baja. Argumentan que ésta es una coyuntura que no se puede desperdiciar después de años de intentar promover algún tipo de reforma, y que es demasiado urgente ante un clima cada vez más hostil hacia los inmigrantes.

Pero otros grupos pro migrantes rechazan el argumento y repudian el proyecto de legislación actual. Una agrupación de organizaciones latinas y de defensa de los inmigrantes envió una carta al liderazgo demócrata en el Senado y la Cámara de Representantes expresando su oposición.

Antonio González, titular del William C. Velásquez Institute de Los Angeles, uno de los firmantes, dijo en conferencia de prensa que el proyecto de ley "codificara un sistema de apartheid migratorio".

Por su parte, LULAC, la Alianza Nacional de Comunidades Latinoamericanas y Caribeñas, la Federación Hispana, varios sindicatos nacionales que incluyen la central obrera AFL-CIO, agrupaciones de jornaleros y otros han calificado el proyecto de ley de serio "revés" a los derechos de los trabajadores inmigrantes. Señalan que es falso que la ley legalizará a 12 millones de indocumentados, por los onerosos obstáculos que incorpora al proceso.

El proyecto "es antifamilia y antitrabajador", consideró Richard Trumka, tesorero de la AFL-CIO, que denunció en particular el programa de trabajadores temporales que priva de derechos laborales básicos a indocumentados que serán expuestos a mayor explotación por empresarios interesados en tener una fuente de mano de obra barata.

Esta oposición ha obligado a algunos senadores liberales a restarle apoyo a la iniciativa (aun cuando su gran promotor es el senador demócrata Edward Kennedy), y todo indica que no votarán en favor, lo que complicará aún más el cálculo político sobre si la reforma migratoria logrará prosperar.

Todos en Estados Unidos subrayan la urgencia de hacer algo, pero no hay acuerdo sobre si la iniciativa de ley es parte de la solución o parte del problema.

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.