Usted está aquí: miércoles 23 de mayo de 2007 Cultura Isocronías

Isocronías

Ricardo Yáñez

Resonancias

APENAS SE ROMPE el equilibrio de las cosas, todo resuena. La imagen está en un poema de Han-Yu, poeta de la dinastía Tang, donde también se lee que el más perfecto de los sonidos humanos es la palabra y la literatura la forma más perfecta de ésta. ''Y así, cuando el equilibrio se rompe, el cielo escoge entre los hombres a aquellos que son más sensibles, y los hace resonar".

PARA MI LO perfecto es lo que no estorba, llanamente. Y ahora que me encuentro en Monterrey para acudir a la presentación de un libro de María Rangel, donde cantarán las nada estorbosas voces de Alma Rocío Jiménez, quien con mucha fortuna le acaba en Tepic de abrir el concierto a Filipa Giordano, y Yahir Durán, quien el pasado sábado dio en esta ciudad a conocer su disco Plural espejo, me pregunto qué de la autora regia puedo compartir con el espíritu de quien por la razón que sea puso sus ojos en estas grafías. Nada difícil: Jarya: ''Mi corazón se va de mí// se va mi casa/ se va mi tierra/ con el viento// se va en el mar/ hacia otras tierras/ con el viento// con el viento/ mi corazón se va de mí".

CON OTRA MUSICA de la que por acá hoy (ayer) por la noche escucharé, el domingo este mismo poema abrió un recital en el Parque de la China, en Clavería, dentro del festival cultural que actualmente se efectúa en Azcapotzalco. Allá el compositor e intérprete fue Fidel Montes, quien acompañado por Pedro Manuel Sosa lo cantó luego de las siguientes palabras del joven Antonio Riestra: ''Alguien raspa la tierra/ los pájaros cantan con fuerza/ como nunca han cantado// alguien sigue raspando la tierra/ con más fuerza cantan los pájaros/ nadie los escucha// alguien raspa la tierra/ entonces me doy cuenta/ que me necesitan".

EN AZCAPO, COMO suele denominársele, también participaron -canciones y poemas- Susana Guzmán Triunfante, Feliciano Carrasco, Adrián Dillarza y Raciel Hernández (del domingo que viene en ocho, tengo entendido, volverán a presentarse). Este último, antes de una conocida tonada de Andrés Henestrosa, leyó los siguientes versos: ''Escribo para mis muertos,/ para hablar con ellos y entender/ su forma de estar cerca,/ la llama que envuelve mis oídos;/ para saludar en voz alta/ como si sólo esta mañana/ nos hayamos dejado de ver./ Para encontrar sus nombres,/ hundirme en sus raíces,/ saber de qué parte de mi sangre/ fueron sangre antes que yo".

¿DE QUE FELIZ ruptura del equilibrio, perdón por adjetivar tan impropiamente, provienen las palabras de estos poetas, los tres? No lo sé. Sé que en ellos (tiempo es de que lo diga: estoy en esta entrega hablando de personas con las que trabajo o he trabajado en talleres, de escritura, de canción) la conciencia de esa ruptura los lleva a recordar que tienen habla y que el habla en buena medida se hizo para dejar constancia, feliz constancia (perdón de nuevo por la intromisión adjetival), de las rupturas de la vida.

A MONTERREY VENDRAN, de Puebla, de Guanajuato, también, hoy (ayer), Elena Quirós y Sergio Luna, no menos -y asimismo sencillos- poetas que los anteriores, con no menor mas sobre todo no mayor, ¿para qué?, resonancia.

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.