Usted está aquí: martes 15 de mayo de 2007 Cultura Reveladores hallazgos del INAH en el cráter del Nevado de Toluca

Por primera vez recurren a técnicas arqueológicas de alta montaña y acuática

Reveladores hallazgos del INAH en el cráter del Nevado de Toluca

Encuentran uno de los siete cetros y aún existen cientos en el fondo de una laguna

Los especialistas del instituto esperan encontrar indicios de ritos sacrificiales de niños

ANA MONICA RODRIGUEZ

Ampliar la imagen Un buzo realizó exploraciones, ayer, en uno de los dos lagos enclavados en el cráter del Nevado de Toluca, donde hace 10 años se descubrió un centro ceremonial prehispánico Un buzo realizó exploraciones, ayer, en uno de los dos lagos enclavados en el cráter del Nevado de Toluca, donde hace 10 años se descubrió un centro ceremonial prehispánico Foto: Mauricio Marat/ INAH

Toluca, Méx., 14 de mayo. Enclavados en el cráter del Nevado de Toluca, se hallan los lagos más altos de Norteamérica, llamados de la Luna y el Sol, donde hace 10 días los arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) descubrieron un centro ceremonial prehispánico dedicado a Tláloc para regular las peticiones de lluvia y donde se presume los sacerdotes realizaban prácticas sacrificiales y autosacrificiales para honrar a esa deidad.

A 4 mil 200 metros sobre el nivel del mar, los especialistas iniciaron hace unos días la primera temporada de campo y fusionaron dos vertientes: las arqueologías de alta montaña y la subacuática.

Los hallazgos parecen interminables. Siete cetros de madera colocados en el fondo del lago de la Luna, además de grandes cantidades de copal, petatillo, puntas de maguey que se usaban para el autosacrificio y plantas de esa misma especie todavía completas han sido detectadas en el fondo de agua ácida, los que se supone datan de alrededor del año 1300 a 1500 dC, por lo cual tienen entre 500 y 700 años de antigüedad. También existe un sendero procesional desde donde los sacerdotes se encaminaban al citado lago, antigua calzada que ha sido inclusive fotografiada desde satélites.

Espacio ritual multifuncional

El arqueólogo Arturo Montero explicó: ''El cráter del Nevado de Toluca era un espacio ritual con diferentes funciones, que van desde las ofrendas hasta la observación de la naturaleza y la dinámica de los astros".

Ese sendero procesional, agregó el subdirector de arqueología subacuática del proyecto Nevado Toluca 2007, mide 500 metros y fue una adaptación bien planeada al terreno.

Aunque todavía falta el estudio de gabinete de los materiales hallados, los expertos deducen a partir de la confrontación con las crónicas y códices que este lugar siempre ha sido un sitio ritual de las comunidades aledañas al Nevado de Toluca. Mazahuas, otomíes y mexicas habrían practicado sus rituales en el paraje que durante muchos años ha sido saqueado y del cual han sido sustraídas piezas prehispánicas a ocho metros bajo el agua.

El caso del lago del Sol será investigado posteriormente y, bajo reserva, los especialistas dijeron que los materiales depositados difieren de un lugar a otro. ''Turquesa y obsidiana predominan en otro depósito de agua que se encuentranestá deteriorando por la implantación de truchas''.

''Aquí estamos encontrando un gran desarrollo cultural de la época prehispánica que se asimila a Teotenango, aproximadamente del año 650 dC, del periodo epiclásico", dijo Víctor Arribalzaga, jefe de campo de arqueología terrestre.

Abundó: ''El agua que se concentra en el cráter del volcán es ácida y el agua del de la Luna lo es más que la del Sol y no permite ningún tipo de vida; en este lugar se iniciaron las investigaciones arqueológicas desde los años 90 del siglo pasado y actualmente se han podido registrar 16 sitios arqueológicos. Los especialistas se abocan a las lagunas y sus contornos para estudiar no sólo lo que está en el fondo, sino también a la gente que acudía a este sitio y como lo hacía".

No hubo peregrinación

En el proyecto participan, además del doctor Montero y Arribalzaga, Roberto Junco y Johan Reinhard, veterano buzo estadunidense que pertenece a National Geographic.

Arribalzaga explicó: ''Inclusive desde fotografías satelitales se observa un gran complejo ceremonial, con una gran calzada que desemboca precisamente en el único lugar de toda la laguna de la Luna, allí se encuentra todo el material arqueológico, donde se depositaron todas las ofrendas.

''Es impresionante la cantidad de materiales depositados en el agua", señaló el arqueólogo, quien dijo que aunque todavía no se determina con exactitud de dónde provenían los grupos que se reunían aquí, se cree que eran de Teotenango, en la época del ocaso de Teotihuacán.

Con incontables vicisitudes físicas y metereológicas los especialistas encontraron ayer uno de los siete cetros, de 67 centímetros, el cual está fragmentado; los demás va-rían de tamaño. ''Y todavía existen cientos al fondo de la laguna".

El pasado 3 de mayo, día en el que empiezan las lluvias no hubo ninguna peregrinación de las que acostumbraban hacer los pobladores de lugares aledaños hasta hace unos años a las inmediaciones del lago de la Luna. ''Por eso creemos que se está perdiendo la tradición y las antiguas costumbres que se realizaban en la Colonia y que pervivieron hasta nuestros días".

Los expertos son 15: cuatro buzos y los arqueólogos del INAH, quienes esperan encontrar referentes de sacrificios de niños. ''Las puntas de maguey servían a los sacerdotes para sacarse sangre y expiar sus culpas; miembros, lengua y dedos eran las partes del cuerpo pinchadas, según se representa en el códice matritence".

Hasta ahora se encuentran en bodega alrededor de 54 bolsas que reúnen parte del material descubierto.

 
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