Usted está aquí: lunes 7 de mayo de 2007 Deportes Descuidar la relación torero-público fue perder el rumbo de la fiesta: El Tacuba

En México urgen escuelas taurinas; no se puede pasar de secundaria a universidad

Descuidar la relación torero-público fue perder el rumbo de la fiesta: El Tacuba

Los españoles son profesionales, por eso cada año salen nuevos prospectos de figuras

LEONARDO PAEZ

Ampliar la imagen Los forcados mazatlecos, sin duda el mejor grupo de México en la centenaria tradición lusitana Los forcados mazatlecos, sin duda el mejor grupo de México en la centenaria tradición lusitana Foto: Notimex

A la Plaza México suelen asistir espectadores especiales, personajes que no sólo saben ver toros y valorar faenas con conocimiento de causa, sino con otra característica que los distingue del resto: vestidos de luces salieron en hombros de una enfebrecida multitud cuando triunfaron en ese mismo escenario.

A esta egregia minoría pertenece Jorge Rosas El Tacuba, aquel carismático novillero que en la temporada de 1958 impactó fuertemente al público por su hambre de ser y su decisión para estar en la cara del toro, al grado de salir en hombros hasta en tres domingos consecutivos. Eran tiempos menos enrarecidos en los que el espectador aún recibía emociones a cambio de lo que pagaba.

Hoy, cuando a este país todo se le ha vuelto ciencia, bueno es escuchar las reflexiones de aquellos diestros que supieron protagonizar tardes de gloria, si bien un sistema taurino caracterizado por su ineficacia no haya contribuido a su consolidación como figuras.

''El año 57 me había ido bien en la plaza El Toreo de Cuatro Caminos -evoca un juvenil Tacuba, que a los 75 años conserva erguida la figura-, por lo que la empresa de la México me dio una oportunidad en la tercera novillada. Repetí seis tardes, incluida la de la Oreja de Plata. Actué también en las principales plazas de la República, donde repetía por lo menos dos o más ocasiones, e inclusive me ofrecieron la alternativa. No la quise porque yo no iba a pedir, sino esperaba un trato acorde con el interés que había causado.

''Ocurrió lo de siempre: poca administración y escasa visión empresarial. Ahora, la gente empezó a salirse de las plazas cuando se comenzó a descuidar la relación torero-público. Descuidar la producción de toreros con imán de taquilla fue perder el rumbo de la fiesta, ya que al no recibir el espectador lo que le ha gustado, no hay nada que lo retenga, no por mal aficionado, sino porque en los carteles no hay el atractivo suficiente para ir a la plaza.

''La realidad es que la fiesta de toros en México necesita más Panas y más Cejas. Dos golondrinas no hacen verano. ¿De dónde van a salir? De una visión empresarial que invierta a corto y mediano plazos, que fomente la competencia y estimule, no sólo con pitones, a quienes se arrimen. Parecía que al final de la temporada pasada la fiesta repuntaría, pero...

''Los españoles no son genios, son profesionales. Por eso cada año salen nuevos prospectos de figuras, porque les dan toros a los que muestran cualidades, decisión y conexión con el tendido. Allá los muchachos que sobresalen no se dedican a conseguir contratos, para eso hay apoderados, sino exclusivamente a torear, a aprender y a entrenar. Allí está el caso de Sebastián Castella, ya toda una figura, no obstante no ser español.

-¿Y en México?

-Aquí queremos pasar de la secundaria a la universidad. Por eso urgen escuelas taurinas con maestros calificados y más en el Distrito Federal. Maestros que enseñen a los chamacos aquello en lo que han sido realmente buenos. Y con las escuelas se requieren apoyos sólidos, no ocasionales, así como maestros de vida, del arte de vivir, de sentir y de expresar la vida.

-Por lo que...

-Se necesita también -ataja El Tacuba con la pasión de antaño- que todos los gremios muestren respeto por la fiesta de los toros, así como una actitud más ética y un sentido de unidad en relación con objetivos concretos, incluidos informadores, cronistas y críticos.

''Alfredo Leal llevaba a los muchachos a tientas didácticas en las que, con micrófono en mano, Joselito Huerta y Jaime Rangel explicaban, orientaban y corregían el desempeño de los muchachos frente a las becerras. Toda personalidad nace, pero además se hace, cultiva y pule. Al novillero o matador con cualidades y decisión, que les den toros, no que los dejen sentados ocho meses hasta la siguiente oportunidad. Y que los estimulen en lo económico, pues en la mesa no se come de aplausos. Ignoro por qué las empresas ya no se preocuparon de crear parejas toreras que apasionaran. Eso ha sido bueno para la fiesta, el público y los toreros.

''¿Fernando López? Ese tenía el sabor de la canela: intenso y dulce. Era arte puro, pero tampoco logró su objetivo de ser matador, no obstante haber sido un novillero sensacional cuyo refinado estilo contrastaba con el del valeroso e infortunado Joselillo'', concluye emocionado el inolvidable Jorge Rosas El Tacuba.

 
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