Número 130 | Jueves 3 de mayo de 2007
Director fundador: CARLOS PAYAN VELVER
Directora general: CARMEN LIRA SAADE
Director: Alejandro Brito Lemus

VIHvencias

Jugar y compartir, buena terapia contra el sida

Por Maria Mansilla*

Fernanda vive en Bolivia y tiene 10 años. Para ella ha sido difícil hacer comprender a sus amigos y compañeros que vivir con VIH no significa estar enferma, pero lo ha logrado.

“Quiero tener 15 años ya. Quiero hacer una fiesta. Mi color favorito es el rosa y vivo en Bolivia. Bolivia es grande, hay de todo ahí, todo tipo de comidas, ropas, juguetes, de todo hay. Mi papá trabaja en la prefectura, mi mamá se murió cuando yo tenía tres años. Yo duermo en el mismo cuarto de mi papá porque nunca pude dormir sola, me da miedo. En Bolivia todos saben lo que tengo y eso me da tranquilidad para que no me sienta muy triste al jugar con mis amigos.

“Cuando un chico pregunta qué es el VIH/sida le explico que se transmite por la sangre, por la leche de la mamá, y que no se transmite por abrazar, por agarrar, por compartir, por jugar, por comer del mismo plato, por ir al baño, por eso.

“Mis amigas son bien cariñosas conmigo, saben qué tengo, me ayudaron bastante jugando conmigo y estando cerca de mí para que no estén diciendo, así, cosas. Pero antes no. Hartas veces me han hecho no querer jugar conmigo, ‘ay que tiene sida, no quiero juntarme con ella’. Algunas de mis compañeras decían: ‘ella te va a transmitir nada más que te toque’. Le dije: ‘papá, me están rechazando en el colegio’. La directora me apoyó mucho. Dijo a los padres de los otros niños que si no los dejaban jugar conmigo pues ella no me iba a echar, que mejor se iban ellos de la escuela. Y después se acostumbraron.

Cuando me dan libritos sobre VIH/sida yo los llevo a mi colegio y la profe los lee y les enseña a mis compañeros. Esos libritos me los dan en la Red Vía, es como un taller y también ahí le aseguran medicamentos a quien le falte. Una vez no me querían dar medicamentos y yo tenía que tomar sí o sí, si no me decaía y me podía morir, decía mi padre. Y tomé medicamentos vencidos para seguir tomando la misma medicina, para no interrumpir, así le dijo el doctor a mi padre. El medicamento vencido parece como si fuera un yogur y te duele todo tu cuerpo, como las manzanas cuando están podridas, es así el sabor. Me causaba fiebre, dolor de estómago, casi lo vomitaba. Yo tomaba en jarabe y sentía en mi boca fuego, porque no lo tomaba con azúcar. Me sentía decaída. Cuando estoy decaída siento cansancio, como si me estuviera desmayando, siento que estoy mareada, como que estoy en un ascensor que está subiendo desde abajo.

* Texto tomado del libro Ynisiquieralloré. Testimonios de niñas y adolescentes latinoamericanas viviendo con VIH/sida, Comunidad Internacional de Mujeres viviendo con VIH/sida y Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, 2007; presentado en el marco del IV Foro Latinoamericano de VIH/sida e ITS, realizado en Buenos Aires, Argentina.