Usted está aquí: lunes 23 de abril de 2007 Política PRI: apoyo a reforma fiscal sólo si el Ejecutivo no mete mano a comicios

Pide al gobierno federal compromiso de imparcialidad electoral "por escrito"

PRI: apoyo a reforma fiscal sólo si el Ejecutivo no mete mano a comicios

El diputado Marco Antonio Bernal demanda que se ponga fin a "subsidios intencionados"

ENRIQUE MENDEZ, ROBERTO GARDUÑO

La bancada del PRI en la Cámara de Diputados advirtió que si el presidente Felipe Calderón pretende que los legisladores del tricolor respalden una reforma hacendaria, antes "tendrá que cuidar el entorno político" y comprometerse, "por escrito", a que el gobierno federal y sus funcionarios no intervendrán en las elecciones.

Es decir, explicó el coordinador de los diputados del sector popular, Marco Antonio Bernal, el tricolor no está dispuesto a aprobar impuestos adicionales para una mayor recaudación si éstos se destinan a "subsidios intencionados" a respaldar las campañas políticas de Acción Nacional.

"Tampoco vamos a una reforma exclusivamente recaudatoria; ahora tenemos que meterle mano al destino de los recursos, y a que paguen los grandes empresarios, que hoy contribuyen con una bicoca, escudándose en los regímenes especiales. Algunos aducen que eso es legal, pero en realidad es inmoral", declaró.

En entrevista con este diario, dijo que si existe la intención del gobierno federal de enviar una iniciativa de reforma hacendaria que incluya, como sugirió la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos a un grupo de diputados en París, gravar con el impuesto al valor agregado (IVA) la comida procesada y dejar sólo una canasta básica exenta, el PRI mantendrá la definición de no respaldar la aplicación de ese gravamen a alimentos y medicinas.

Encuentro con Carstens

"Además, el miércoles pasado le plantee al secretario de Hacienda, Agustín Carstens, que no podemos justificar a la gente que el gobierno tiene que recabar más impuestos cuando el gasto aprobado lo destinan a apoyar a sus candidatos en Yucatán y Baja California, a programas especiales de la Secretaría de Desarrollo Social y se utiliza en subsidios intencionados.

-¿Qué alternativas propone el PRI?

-El gobierno debe cumplir tres exigencias para sentarnos a discutir con ellos:

"Cobrar impuestos a los que más tienen. Es una vergüenza ver la cuenta pública de 2005 y enterarnos de que las grandes empresas no pagan y se benefician con una gran cantidad de devoluciones. Alguien pue- de decir que no es ilegal, pero es inmoral. Segundo: tiene que decirnos cómo va a descentralizar el gasto, porque no podemos darle recursos y que los destine a campañas políticas.

"Y, tercero: un asunto muy delicado es que debe darnos la certidumbre de que, efectivamente, cada impuesto adicional debe tener un destino específico, no abstracto ni general. También le dije a Carstens que si otras reformas han sido aprobadas es porque los acuerdos políticos se dan entre los partidos en un clima de transparencia.

-Es decir, ¿aprobarán la reforma fiscal si el Presidente garantiza que no se meterá en los procesos electorales?

-Si sólo es de palabra, no. Porque el presidente Felipe Calderón, en una comida en Los Pinos, se comprometió con la fracción del PRI a que no participaría en procesos electorales y, sin embargo, está de gira en Yucatán y Baja California.

"Su gobierno, los secretarios, focalizan su actividad en las entidades donde habrá elecciones, y han llegado al extremo patético de utilizar las delegaciones como instrumento para incidir en la actividad de los gobiernos estatales. Así que no estamos en disposición de llegar a un cuarto a ciegas para discutir una reforma hacendaria.

"Se lo señalé a Carstens: si el gobierno quiere ir adelante con las reformas, debe cuidar el entorno político. No se trata sólo de que el Presidente no vaya personalmente a un estado, sino que los recursos no se destinen a propósitos electorales."

-¿Pero qué clase de reforma aprobarían? La que anticipó Carstens es sólo recaudatoria.

-En la reunión que la Liga de Economistas Revolucionarios tuvo con él, el planteamiento fue muy claro: no vamos a una reforma recaudatoria exclusivamente, ni a cobrarle más impuestos a la gente. Tiene que ser de carácter hacendario para definir quiénes y cuántos impuestos pagarán, porque los grandes empresarios no lo hacen, pagan una bicoca.

"También tendremos que establecer cómo se va a gastar. Esta vez debemos meterle mano a una reforma al ejercicio del gasto. De otra manera, no vamos", concluyó.

 
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