Usted está aquí: lunes 23 de abril de 2007 Capital El tianguis de la colonia San Felipe, en la mira

El tianguis de la colonia San Felipe, en la mira

Los vecinos se dicen ''secuestrados''; busca el GDF recobrar espacios y eliminar ventas ilícitas

ALEJANDRO CRUZ FLORES, EDUARDO GALVEZ VADILLO

Ampliar la imagen Alrededor de 30 mil comerciantes se distribuyen a lo largo de siete kilómetros en la colonia San Felipe de Jesús Foto: Roberto García Ortiz

El tianguis de la colonia San Felipe de Jesús, considerado el más grande de América Latina, tiene más de 40 años instalándose a lo largo de la calle Villa de Ayala y otras aledañas, como León de los Aldama y Ocotlán. Lo que inició como un mercado de herramientas con 17 comerciantes, se convirtió en un corredor comercial de cerca de siete kilómetros, donde se calcula laboran al menos 30 mil vendedores.

El espacio -al que cada domingo asisten unas 500 mil personas- tiene fama de ser un lugar donde se vende mercancía robada. Inclusive, en varias ocasiones el titular de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal, Joel Ortega Cuevas, dejó entrever la posibilidad de realizar una acción policiaca en el lugar, aunque apenas la semana pasada el funcionario aseguró que el problema no es el mercado en sí, "sino la pérdida del espacio urbano, además de que hay que garantizar la seguridad jurídica de los inmuebles, ya que hay lugares que se abandonan y es donde la gente entra y se dedica a vender drogas".

Para los vecinos, ese mercado sobre ruedas los "mantiene secuestrados" cada domingo, pues la mayoría de los accesos son bloqueados por los miles de puestos y decenas de camiones de carga de los comerciantes. "En caso de una emergencia aquí no puede pasar una ambulancia", dice un colono molesto al señalar la obstrucción de los puestos en la calle de Ocotlán.

El delegado en Gustavo A. Madero, Francisco Chíguil Figueroa, señala que más que un operativo contra la venta ilegal de mercancía, lo que se necesita es reordenar ese mercado para rescatar el espacio urbano y las vías primarias que son utilizadas como estacionamientos.

El problema de la demarcación, dijo en entrevista, es la venta de drogas al menudeo, pues se han detectado al menos 30 puntos, sobre todo en las zonas norte, poniente y oriente de la circunscripción, por lo que se requiere un trabajo de inteligencia en ese sentido.

Ante los rumores de una posible acción policiaca en el lugar, vendedores y líderes de comerciantes se dijeron preocupados y temerosos, aunque aseguran que la mayoría de ellos trabajan de manera honesta, sin descartar que algunos ofrezcan productos robados, como autopartes y aparatos electrónicos. "Les hemos pedido que cambien de giro o vendan productos nuevos, porque no vamos a pagar justos por pecadores", señalan dirigentes.

Mientras, las autoridades delegacionales, con apoyo de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal, continuaron con la reubicación de algunos puestos para permitir el paso de vehículos y peatones por la zona, sobre todo en la avenida Gran Canal, donde cada día de tianguis se estacionaban unos 500 automóviles. Ello ha irritado a franeleros, pues aseguran que les "están quitando su fuente de trabajo de más de 12 años".

En un recorrido por el mercado se observó que calles como Villa de Ayala y León de los Aldama, entre otras, están prácticamente tomadas por los puestos de los comerciantes que ofrecen chácharas, herramientas, aparatos electrónicos, muebles, comida y cervezas, aunado a las unidades de transporte público, que impiden el libre tránsito de vehículos y vecinos, inclusive para que éstos puedan salir de sus casas.

"Es un problema poder trasladarse a un hospital cuando alguien lo requiere, y en caso de emergencia, por aquí no puede pasar un vehículo de bomberos", afirmó Baldomero García, líder vecinal, luego de señalar que por lo menos 3 mil personas sufren esta situación cada domingo.

"Si tenemos planeado salir de casa tenemos que levantarnos muy temprano, antes de que se pongan los puestos, para sacar el carro", añadió. Esta situación, añade otro vecino, ha provocado enfrentamientos entre vendedores y habitantes.

Para atacar esta problemática, la delegación Gustavo A. Madero inició un proceso de reordenamiento para rescatar la imagen urbana de la colonia. "No se trata de quitar el tianguis", dice Chiguil Figueroa, sino de recuperar el espacio urbano. La propuesta de las autoridades consiste en disminuir en 10 centímetros cada metro de longitud de los puestos, lo que liberaría 3 mil kilómetros; ahí se reubicaría a los vendedores que obstruyen las vialidades, además de realizar un padrón con todos los vendedores del lugar.

Para tal efecto se han mantenido reuniones con líderes de las 15 organizaciones de comerciantes del tianguis, quienes han mostrado disposición para negociar y resolver dicha problemática, según el director de Gobierno de la delegación, Jorge Bustamante Martínez,

Lo que hay en la zona es un gran deterioro, ya que la mayoría de los comerciantes llevan sus vehículos. Sólo para retirar las 120 toneladas de basura que generan se necesitan 12 camiones.

Chiguil Figueroa señala que también se afecta el alumbrado público y el bloqueo de calles impide "muchas veces a los vecinos entrar y salir de sus casas".

Mercancía ilegal

Tanto comerciantes como autoridades no descartan que en la zona se expendan productos ilegales, aunque en su mayoría se trata de familias que se ganan la vida de manera honesta.

En una reunión entre el propio delegado y Joel Ortega, este último informó que se había detectado que en el mercado se comerciaban medicinas presuntamente robadas al Instituto Mexicano del Seguro Social y al Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado.

Sin embargo, el jefe delegacional se pronunció por la aplicación de operativos "precisos" para atacar la venta de mercancía robada, lo cual requiere mucho trabajo de inteligencia.

Una vez que se liberen las vialidades, explicó Chiguil, habrá que realizar operativos "quirúrgicos", es decir, ubicar negocios específicos en los cuales se venda mercancía ilegal, ya que de otra manera se puede generar un problema social y político, "porque le estaremos pegando en el bolsillo a la gente, y la gente necesita de comer".

 
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