Usted está aquí: domingo 8 de abril de 2007 Espectáculos La reina y La vida de los otros, retratos íntimos de la monarquía y el totalitarismo

La monarca, por primera vez en una película; la cinta alemana, testimonio del uso del poder absoluto

La reina y La vida de los otros, retratos íntimos de la monarquía y el totalitarismo

Isabel II se ha negado a ver su representación cinematográfica, pues le "resultaría demasiado triste"

"Hasta que cayó el Muro de Berlín, la dictadura del proletariado tenía la última palabra en el arte": Florian Henckel

TANIA MOLINA RAMIREZ

Ampliar la imagen La nostalgia por el comunismo, reemplazada por la mirada realista

Ampliar la imagen Isabel II, parte de la psique nacional británica

La monarquía y el totalitarismo. Estos dos sistemas se retratan en pantalla grande en La reina y La vida de los otros, respectivamente, aunque se presentan mediante la vida íntima de los involucrados.

Como ha afirmado el director de la cinta, Stephen Frears, la reina Isabel II es una figura que para quien no sea inglés no es entendible, pues desde la cuna éstos maman la monarquía.

"Si eres británico, la reina siempre ha estado en tu vida; es parte de nuestra psique nacional; si envías por correo una carta, ahí está su rostro (en las estampillas)", dijo Frears.

Además de lo anterior, la cinta refleja ciertos aspectos del carácter inglés ("ya se te enfrió el té", le dice a la reina a su contrariado su esposo, con lo que da más importancia a este hecho que a alguna conversación con el primer ministro, Tony Blair). Los ajenos a la Gran Bretaña, probablemente verán con extrañeza algunos comportamientos, como el descrito.

Algunos opinan que en ambas películas ciertos personajes muestran una gran capacidad para verse a sí mismos, como si se tratara de una autocrítica. Y que es esta cualidad la que les permite salir adelante.

Isabel II, una mujer que nunca muestra sus sentimientos, tuvo que asumir el cargo real a temprana edad, cuando murió su padre. Nunca ha dado una entrevista a un medio. Ha trabajado con diez primeros ministros; estrenó su reinado con Winston Churchill .

En tanto, la actriz Helen Mirren realizó una extraordinaria interpretación del personaje real y ganó el Oscar como mejor intérprete. Poco después, los medios anunciaron que la propia monarca la invitó a tomar el té. Según estas versiones, Isabel II no ha visto la película "porque sería demasiado triste" (trata sobre la época de la muerte de la princesa Diana).

"Fue un proyecto, muy, muy atemorizante. No es fácil interpretar a alguien que está vivo, porque, aunque sea muy bueno, nunca será así realmente ni en una décima parte.

"Espero que la película haya tenido una mirada humanista y sensible sobre aquellos momentos difíciles de una familia insólita", comentó Mirren a la agencia Reuters.

Este año se conmemora una década de la muerte de Lady Diana. Entonces, la reina Isabel II se encontraba profundamente desorientada por el fenómeno que significó la muerte de su nuera. Hoy, la rueda de la fortuna ha dado una vuelta y es el primer ministro Tony Blair (que en aquel momento acababa de ser electo y gozaba de enorme popularidad) es quien sufre con los titulares políticos de los diarios.

En una crítica de cine del diario inglés The Guardian se lee: "Ahora es el primer ministro (sic) Blair quien va de retirada, y todas las esperanzas e idealismo de 1997 se han derrumbado".

Las escenas con la reina fueron filmadas en 35 mm; las de Tony Blair, en 16 mm, para contrastarlas y dar mayor belleza a las primeras.

Al parecer, la industria fílmica inglesa no pasa por un periodo próspero. De acuerdo con un reporte de la BBC, el año pasado fue bastante bueno, "a pesar de que los cineastas tuvieron que brincar a través de más aros que un delfín en SeaWorld para obtener recursos ya sea públicos o (cada vez menores) del sector privado.

"Las cintas inglesas se esfuerzan en las taquillas. Los cineastas británicos se lamentan, con razón, del parámetro que es el primer fin de semana en taquilla mediane el cual cada vez más películas viven o mueren, y tienen todo en contra a la hora de competir contra las de los grandes estudios. Pero hay otro problema: el público mainstream en países de habla inglesa confía mucho más en las cintas hollywoodenses que en el trabajo de sus propios productores.

"Las cintas realizadas localmente se colocaron en los primeros lugares en Alemania durante once semanas consecutivas el otoño pasado, un sitio no imaginado. Igual de preocupante es el hecho de que la única película británica que lograra salir de las costas fuea La reina, que ha recaudado 20 millones de dólares en Estados Unidos (hasta el pasado 19 de diciembre)".

Guardadas las proporciones, este caso recuerda al del cine mexicano.

Una visión realista

Sólo un hombre bueno puede apreciar verdaderamente cierta música. Un hombre es capaz de recordar quién es en realidad cuando tiene frente a sí la belleza.

Si bien la cinta tiene un contexto específico, refleja en general cómo actúan los humanos al tener un poder absoluto, sin importar ideología.

En los primeros minutos de la cinta, al dramaturgo Georg Dreyman (interpretado por Sebastian Koch) le reclaman el hecho de que sus obras siempre tratan de cómo la humanidad es capaz de cambiar. Sin embargo -le dice un funcionario de Estado- la gente no cambia.

Estas son algunas de las ideas de La vida de los otros, ganadora del Oscar como mejor realización extranjera, dirigida por Florian Henckel von Donnersmarck.

"Los críticos de cine y los comentaristas políticos en Alemania ven esta película como evidencia de que la nostalgia de la era comunista finalmente es reemplazada por una visión más realista", describe el corresponsal de la BBC en Berlín, Ray Furlong.

Furlong también informa que el semanario Die Zeit la cataloga -ubicada en Berlín de 1984- como la mejor cinta realizada sobre la entonces República Democrática Alemana (RDA), desde la reunificación con la ex República Federal Alemana: "Una novela cinematográfica que provee una deprimente visión sobre el funcionamiento de la dictadura".

El Frankfurter Allgemeine Zeitung explica que este trabajo es el primero "que pone la labor de la Stasi en el centro de la trama, lo que no sólo es la revelación de un tema, sino también de la RDA en sí misma".

La Stasi era la policía secreta de la RDA, de la cual no había secretos. Ulrich Mühe interpreta de manera destacada al agente Stasi Gerd Wiesler. En la realidad, Mühe fue espiado para la Stasi por su esposa. El, explica el corresponsal de la BBC, no ha querido hacer comentarios al respecto; simplemente ha dicho que la cinta ofrece un retrato absolutamente realista.

En entrevista con IndieWIRE, el director cuenta que la censura en ex Alemania del este funcionaba así: "Hasta que el muro cayó, el dictadura del proletariado tenía la palabra final en todo: en novelas, obras de teatro, cintas y hasta pinturas. Pero no se equivoquen: casi nunca censuraba algo. Sin embargo, al observar el arte de esas cuatro décadas, aún se siente la presencia del Estado en todas partes, y la mayoría del arte de entonces era muy impersonal y aburrido, pues los creadores se censuraban a sí mismos, muchas veces sin saberlo".

Al parecer, de lo que no se ha encontrado evidencia es de algún agente de la policía secreta se haya cambiado de bando.

 
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