Teléfonos ambulantes y tinto hirviendo
Cartagena, Colombia. 25 de marzo. En Cartagena casi no hay teléfonos públicos. En lugar de cabinas telefónicas, en cualquier calle o plaza, hombres y mujeres caminan con carteles colgados del cuello o se encuentran en pequeñísimos puestos donde ofrecen desde sus celulares el servicio de llamadas locales a teléfonos móviles o fijos por una tarifa que va de los 200 a los 500 pesos colombianos por minuto (de 25 a poco más de 50 centavos de dólar).
Comparten las calles con los vendedores ambulantes que lo mismo tienen frutas que lentes de sol, arepas y dulces, agua o tinto, que es como llaman al café, grano que está considerado entre los mejores del mundo con una producción de 12 millones 52 mil sacos (cada saco pesa 60 kilogramos) entre marzo de 2006 y febrero de este año, de acuerdo con cifras de la Comisión Nacional de Cafeteros.
El tinto o café negro, ya azucarado, pasa del termo del vendedor a unos pequeños vasos de plástico muy delgado, así que hay que tomar el vasito por el borde ante el riesgo de quemaduras en los dedos y beberlo con más precaución. Propios y extraños buscan la sombra y beben café.
Cartagena se encuentra dividida entre la Ciudad Antigua, dentro de las murallas, y la parte moderna. En la zona antigua las calles son estrechas, cabe un solo vehículo, y abundan las motocicletas, aunque al menos en los próximos dos días y con motivo del congreso de la lengua, se impedirá la circulación de las motos y se cerrarán algunas de las calles al tránsito vehicular. La vigilancia estará a cargo de unos 2 mil agentes de la policía, al menos 700 traídos desde Bogotá, y se refuerza la prohibición de portar armas.
Cartagena de Indias fue fundada en 1533 por Pedro de Heredia, es la capital del departamento de Bolívar, y uno de los principales destinos turísticos colombianos. Tiene casi un millón de habitantes, desde 1959 es patrimonio nacional y en 1984 fue declarada Patrimonio de la Humanidad.