Usted está aquí: sábado 24 de marzo de 2007 Cultura La música que escribo sólo indica que he vivido: Hermeto Pascoal

El mejor músico no toca instrumentos, sólo abre su corazón, dice a La Jornada

La música que escribo sólo indica que he vivido: Hermeto Pascoal

El arte sonoro es el único ser vivo que está en todas partes, expresa el compositor brasileño

Estrenan hoy en Bellas Artes una obra, titulada Nois, concebida ex profeso para su visita a México

PABLO ESPINOSA

Ampliar la imagen ''Lo que hago es música universal, una mezcla de culturas'', dijo Hermeto Pascoal, ayer en la habitación del hotel donde se hospeda Foto: José Carlo González

Ampliar la imagen Aline Morena y Hermeto Pascoal, Foto: José Carlo González

Ampliar la imagen La partitura de Nois (Nueces). Foto: José Carlo González

Ampliar la imagen La partitura de Nois (Nueces) y el compositor. Foto: José Carlo González

Ampliar la imagen Los músicos que integran la banda del autor brasileño, ayer, durante la entrevista con La Jornada en la habitación de un hotel capitalino Foto: José Carlo González

Hermeto Pascoal en entrevista con La Jornada: ''lo que hago se llama música universal, una mezcla de culturas. Así como el mundo ha sido colonizado y mezclado, así también la música, que es el único ser vivo que puede estar en todas partes al mismo tiempo, unísona.

''De la manera como suena el mundo hay música que yo he escrito, es cierto, pero eso no es más que un vestigio, indica que he vivido aquí, en este mundo, pero en realidad se trata de una música universal, de la que forman parte todos los humanos y los animales y los árboles y las montañas, porque estamos todos vivos."

El maestro Hermeto Pascoal se encuentra en México por segunda vez en esta vida. Como todo en esta encarnación le acontece, la leyenda lo circunda. La realidad se entremezcla con la imaginación de una manera semejante al entresueño, la duermevela, el instante en que uno despierta que es igual a cuando uno entra en sueño.

Así, su visita anterior quedó signada por la suspensión de su segundo concierto cuando un funcionario (quién si no un funcionario es capaz de tal atrocidad) canceló esa segunda tocada al enterarse de que Pascoal gusta de invitar animales a hacer música con él sobre el escenario.

Mudos por tanta belleza

Ahora Hermeto Pascoal está feliz de pisar con sus pies desnudos el suelo mexicano. Acepta gustoso la entrevista con La Jornada y no sólo eso, sino que integra a los reporteros a su familia, que son sus músicos y su hija Flavia, quien nos recibe en la parte baja del hotel donde se hospeda y nos conduce por un pasillo pero cualquiera sin saber el número de la habitación sabe cuál es el cuarto donde duerme este genio musical, pues a través de la puerta de madera salen las voces, las palmas, la música de nueces sin cascar, la alegría del canto y la guitarriña brasileira de Pascoal, quien manda a una princesa de cuento de hadas carioca a abrir la puerta, que cuando se abre se convierte en la sonrisa más hermosa en varios kilómetros a la redonda y deja mudos a los reporteros tanta belleza, la de ella, Aline, y la de la música que suena adentro.

Sem bemvidos, adelanshi, dice ella y lo dice y se encamina con cadencia de sirena hacia el maestro albino que está muy divertido de ver la cara estupefacta de asombro de los reporteros recién llegados al sueño que ocurre en esa habitación.

Hermeto, quien es en realidad un ángel, va a dirigir enseguida una ceremonia sencilla y magnífica en lugar de una entrevista.

Para empezar, y sin las ceremonias pomposas que envuelven a las primicias periodísticas, somete a consideración de la prensa mexicana, representada en este sueño por La Jornada, la pieza que acaba de componer para estrenarla esta tarde en Bellas Artes: se titula Nois como un juego de palabras (''es decir, un trocalgismo -pronunciado trocalyishmo- en poesía", nos explica Pascoal) en portugués y que se escucha como nueces (nozes) y al mismo tiempo quiere decir nosotros: nos, nuez, nois, nozes. Inicia la entrevista:

Nois nois nois nois nois nois nois nois nois nois nois nois nois

Cantan a capella entonces Aline, Itibere, Fabio, Marcio, André, Vinicios, los músicos de Hermeto.

Sus instrumentos son nueces de castilla (de las redonditas, pues) metidas en recipientes de plástico (lo que popularmente en México llamamos túpers) y cada vasija diferente en tamaño y forma es una nota musical distinta y los músicos de Hermeto extraen sin hermetismo las nueces para entrechocarlas y las meten en los recipientes para sonarlas distinto y en eso suenan, aparición de un coro místico de arcángeles, las voces de las cuerdas de una guitarriña brasileira pulsada por Hermeto, el duende genial que canta y la habitación se llena más de luz.

Nos nois nois nois nois nois/ vamos a bailar gustosos/ vamos a bailar gustosos/ e moito bom tocar para meshico querido/ gustosos/ vamos a bailar gustosos/ nois nois nois nois nois nois

Charla unánime

Termina la pieza musical en risas luminosas y la pieza de hotel se convierte en un círculo de músicos y dos periodistas sentados alrededor del maestro, quien responde gustoso las preguntas pero en realidad dirige una ''entrevista unánime": señala con el dedo, igualito que cuando como director de orquesta lo hace en escena para marcar la entrada de cada músico, para indicar quién debe ahora tomar la palabra, pero el primero será aleatorio, es decir que, siempre lúdico el arcángel Pascoal, propone jugar un ''disparejo" para que el azar decida quién empieza. Le toca a André responder la pregunta (''¿qué impide que quienes no tocamos un instrumento convencional expresemos nuestra musicalidad innata, natural, maestro?"):

''La música -responde André- es una interacción. En un concierto nosotros accionamos nuestros instrumentos, pero el público a su vez hace su música que nos llega a los músicos sobre el escenario en forma de un flujo de energía. El elemento fundamental que se genera en un concierto es la energía.

''De manera que todos, músicos y público, participamos como grupo. En música nada es individual."

Toma la batuta Hermeto: ''muy bien, André, agora fahla Fabio":

''Efectivamente -secunda Fabio- los músicos vemos llegar esa energía que fluye desde el público y nos hace tocar diferente, aunque la música esté escrita en la partitura, sobre el atril, la energía que llega desde las butacas hace diferente siempre esa misma música.

''Así que la gente no necesita tocar un instrumento para hacer música, también es músico quien es capaz de conversar muchas horas sobre música y experimentar placer."

La batuta de Hermeto, que es su índice gordo y albino, señala ahora a la bellísima Aline.

Así se expresa la belleza:

''Quien ama la música es músico. Por el simple hecho de amarla. Es la gente que antes de saber, siente. Entonces, todos somos músicos.

''La esencia fundamental de la música es la energía, que forma una comunicación trascendental, que forma el alimento para el alma."

Ni prejuicios ni preconceptos

Hermeto sonríe feliz de tanta belleza. Vuelve la batuta hacia Itibere, quien acierta: ''El instrumento musical de quien no es músico profesional se llama intuición". Ahora la batuta-índice albina señala a Marcio: ''en el momento en que alguien escucha música, conecta sus emociones, que son sus instrumentos". Traza una anacrusa el maestro: ''Agora fahlo eu":

''Los mejores músicos -dice Pas-coal-, los más creativos y los mejores críticos son aquellos que sin tocar ningún instrumento están dispuestos a escuchar cualquier tipo de música sin ningún prejuicio, preconcepto, con los oídos y el corazón abiertos. Porque los músicos profesionales no nos inspiramos en la música sino en otras cosas, en cosas sencillas siempre."

Deja el discurso el maestro socrático para poner, mayéutico, más ejemplos prácticos. Toma una vasija de plástico con nueces adentro: ''esta es una nota Si, todos hagamos una nota Si". Y todos cantamos una nota Si. Termina el silogismo con palabras: ''este grupo de locos reunidos, somos la confirmación de que la música es un ser vivo".

De su concierto esta tarde y la tarde de mañana en el Palacio de Bellas Artes, responde el arcángel Hermeto sin hermetismo, ''sólo Dios sabe lo que va a pasar. Ave María. Porque todo tiene su momento y su lugar. La esencia de ayer ya no es la esencia de ahora. La esencia del ahora será diferente a la esencia de mañana. Ahora, para terminar esta entrevista unánime, todos: palmas, nueces, canten, nota Si".

Y suena nuevamente, en una pieza de hotel en la ciudad de México, la alegría infinita, la música universal. La belleza de Aline. El privilegio de vivir la música con un genio semejante a Mozart, el maestro Hermeto Pascoal, que es en realidad un ángel.

En la acera tumultuosa de la avenida Reforma, los reporteros se miran estupefactos, recién nacidos del sueño: ''¿viste, viviste, lo que yo?"

Por fortuna la cámara y la grabadora lo registraron todo.

Moito obrigado, Angel Hermeto Pascoal.

 
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