Ojarasca 119 marzo 2007

México, o la "democracia" atorada en la garganta de millones de pobres

El gobierno de México sigue sirviendo al imperio del norte como perro guardián en los confines del traspatio: la frontera con Guatemala, por donde cruzan diariamente miles de hermanos centroamericanos, y de nada más hacerlo empiezan a ser perseguidos, humillados, mutilados, encarcelados y si no, muertos deportados. La complicidad de funcionarios gubernamentales del Instituto Nacional de Migración y policías de todo nivel, y hasta su participación directa, garantizan que México sea un infierno para salvadoreños, hondureños, guatemaltecos y nicaragüenses que no quieren nada de aquí, salvo el derecho de tránsito.

El trato que reciben los centroamericanos, esa vergüenza nacional, se inscribe también en otros servilismos del Estado. La "lucha contra el terrorismo" y la aún más hipócrita "lucha contra el narcotráfico" dictadas por Bush and Co. justifican represión, pérdida de garantías individuales para los propios mexicanos, violencia legal y penalización discrecional de cualquier ciudadano. Puro ingredientes de primera para una dictadura.

Sólo en un detalle, los gobiernos panistas le gruñen tantito al amo: eso de frenar a "nuestros" migrantes. Les gusta que se vayan. De ahí el entusiasmo con que los gobiernos de Fox y Calderón exaltan y propician el éxodo de connacionales a Estados Unidos. Aunque no expresado así, sino aplaudiéndoles a los paisanos sus "éxitos comerciales" tipo El Rey del Tomate, o la jugosa derrama de divisas que exprimen de su lomo los trabajadores trasterrados, y con él ayudan a sostener el estado falso de cosas en la frágil ficción económica que nos gobierna. La teoría del changarro foxista como deporte extremo: gente que se rifa el pellejo para "triunfar" (sinónimo de sobrevivir fuera del país que no les ofrece condiciones dignas).

El gobierno policía de Felipe Calderón Hinojosa se alista para los Atencos y Oaxacas que se presenten. Militariza por completo el país indígena, y refuerza la estrategia contrainsurgente en las montañas de Chiapas que incluye la paramilitarización armada y descarada, divide deliberadamente (lo cual es criminal) los tejidos comunitarios, permite despojos territoriales, de recursos naturales y espacios sagrados. La actual ofensiva del grupo paramilitar denominado Organización para la Defensa de los Derechos Indígenas y Campesinos (Opddic), y de otras organizaciones igualmente paragubernamentales contra los municipios autónomos zapatistas, se deriva del guión federal.

El gobierno hace el trabajo sucio para Estados Unidos, con la tenue esperanza de mantener abierta la válvula de escape en la frontera norte. Mientras se mantienen allá la cacería de migrantes y la erección del muro de ignominia que traza ya una horrible cicatriz (otra más) sobre la faz de la Tierra.

Los gobiernos en México hacen como si todo siguiera igual. Ulises Ruiz permanece en Oaxaca, desafiando las leyes de Newton y las de la mínima decencia pública (algo que pareciera definitivamente perdido). El "gober precioso" resulta el amigocho De Todos. En Baja California podría llegar a mandatario, por primera vez en nuestra historia, un gángster declarado, como de película: Carlos Hank Rohn, que gusta del tequila con víbora fermentada, vive millonariamente de las apuestas y le valen madre los asesinatos que le atribuyen.

Éste es el México salvaje, protegido por la ultraderecha católica en el poder, donde los clanes del narcotráfico penetran el sistema político --ya bastante descompuesto de por sí--, se entrematan a lo bestia involucrando a las policías donde quiera, y permiten al gobierno de Calderón vaciar los cuarteles del Ejército federal para llenar de tropas las calles y carreteras mientras la matanza continúa. Nos quieren convencer de que eso ocurre en cierta realidad paralela, donde los malos se aniquilan entre ellos y los cherifes sólo llevan la parte del león (o el Nuevo León).

México, esa "potencia regional" con pies de cartón, donde la desigualdad entre ricos y pobres es la más alta de toda América con excepción de Haití (pero "tenemos" al tercer hombre más rico del mundo, según las cuentas siempre tendenciosas de la empresa Forbes). El gobierno federal garantiza que siga el estado de cosas, respalda ("estimula") todos los avances de las depredadoras industrias globales, sean de granos transgénicos o tecnologías. Minas, playas, selvas, manantiales, subsuelo, suelo y cielo. "Señores inversionistas, adelante, llévenselo, es suyo" les dice el sistema.

Contradicción o límite del neoliberalismo: tales "excelentes" negocios a nombre de México no dan mejor vida a la gente, al contrario la depauperan, expulsan o aniquilan. Además, millones de mexicanos pobres no saben qué hacer con tanta "democracia" allá arriba. Otra mentira que les echan para que la traguen, y que se les atora en la garganta.

umbral



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