Usted está aquí: domingo 18 de marzo de 2007 Opinión Contra el Maquiavelismo

Contra el Maquiavelismo

José Agustín Ortiz Pinchetti

100 días, mil días, 2 mil días

Los comentaristas se esfuerzan por prever cómo será el gobierno de Felipe Calderón a juzgar por sus primeros 100 días. Están mal. Lo de los 100 días es una remembranza del arranque del gobierno de Franklin Roosevelt. La comparación es grotesca: el pueblo de Estados Unidos, en 1933, estaba consciente de que vivía en un momento decisivo y peligroso. Roosevelt le ofreció un nuevo trato, un cambio radical. Calderón garantiza que las cosas seguirán iguales. Después de 24 años de decadencia económica, México no está en crisis. Los mexicanos tenemos embotada la conciencia de nuestro hundimiento.

Calderón no tiene recursos para cambiar esa trayectoria. El mismo carece de liderazgo en su partido y de experiencia en la administración pública. Su equipo, a excepción de los tecnócratas que han hecho religión del neoliberalismo, es de una pobreza conmovedora. Tampoco tiene proyecto definido. Las medidas con que intenta despertar esperanzas son plagios del programa de Andrés Manuel López Obrador.

Además, tendrá un año económico muy difícil. Su promesa de crear 2 millones de empleos en 2007 se ve imposible de cumplir. En el primer trimestre se han perdido 200 mil. Además, el aumento a la tortilla provocará mayor pobreza alimentaria e inflación. Las grandes movilizaciones militares en Michoacán, Guerrero y Sinaloa han tenido impacto. En el fondo están destinadas a fracasar. Pronto se hará evidente que el narcotráfico y sus crímenes están firmemente enraizados en el aparato de poder en México.

¿Por qué pensar que en 100 días Calderón iba a dar un golpe espectacular contra los grupos de interés?, según le aconsejaba Jorge Castañeda. Al contrario, finca su poder en los acuerdos que tiene con ellos. Garantiza a los priístas impunidad total. Las viejas uniones sindicales, en plena descomposición, son sus pilares. Ha designado a Elba Esther Gordillo "secretaria de Educación Adjunta". Ella y su enorme sindicato son el peor obstáculo para la reforma educativa, ¡que ahora estará en sus manos!

Todo mundo le aconseja que afronte a los monopolios, porque éstos asfixian la economía mexicana. Estamos de acuerdo. Pero, ¿cómo podrá desafiar a sus dueños, a quienes disfrutan de un régimen fiscal permisivo y controlan la economía mexicana en su beneficio? Esos barones lo apoyaron e impusieron en la Presidencia de la República. Calderón, como ha reconocido, no tiene capital político para lidiar contra ellos.

Está atrapado entre la desaceleración de la economía, la caída de los precios del petróleo, el alza a los básicos y el poder de los grupos de presión. No le queda más que continuar lo que está haciendo y montarse en una formidable campaña mediática. No se puede pronosticar, ni sería deseable, el hundimiento del régimen, pero tampoco podemos pensar que Calderón rendirá buenas cuentas en 100, mil o 2 mil días.

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