Usted está aquí: martes 6 de marzo de 2007 Opinión Itacate

Itacate

Cristina Barros y Marco Buenrostro

Un buen trío

DESDE LA EPOCA prehispánica, la milpa se concibió como un espacio de cultivo múltiple. Tiene ventajas: se obtienen varios productos en un periodo extenso; las plantas colaboran entre sí, pues lo que algunas toman del suelo para alimentarse, lo devuelven otras. También se ayudan durante el crecimiento: el frijol se enreda en la caña de maíz; las grandes hojas de la calabaza evitan que prosperen malezas.

CUANDO ALGUNO DE los cultivos falla, otros producen; al alternar especies vegetales, éstas dan sus frutos en distintos momentos. También se aprovechan diferentes niveles; así, el maíz y los frutales son altos, y el frijol, la calabaza, los quelites y el chile, bajos.

AL DESARROLLARSE A diferentes profundidades, las raíces no compiten. Además, en comunidades con plantas diversas, es más difícil que haya plagas. Así, la milpa se considera uno de los sistemas de cultivo más productivos y armónicos con la naturaleza.

SENSIBLES A LA sabiduría indígena, investigadores del INIFAP (Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias), como José Isabel Cortés y Antonio Turrent, generaron el proyecto MIAF (Milpa Intercalada en Arboles Frutales).

HA SIDO BIEN aceptado por las comunidades campesinas, pues es acorde con su visión y su cultura. Al alternar maíz, frijol y frutales, se busca que las familias obtengan los productos necesarios para el abasto cotidiano y generen recursos adicionales mediante los excedentes y la fruta.

LA ESTRATEGIA CONSISTE en plantar hileras de árboles frutales cada 15 metros, intercalando tres pares de hileras de maíz y tres pares de hileras de frijol de mata, que a su vez se alternan entre sí. Cada especie ocupa la tercera parte del terreno. El frutal puede ser durazno, manzana, capulín u otros, de acuerdo con la región. En una parcela de tres hectáreas en tierras de riego, se obtienen 16 toneladas de maíz, dos y media de frijol y 25 toneladas de fruta fresca, en el caso del durazno.

EN AREAS DE temporal con precipitación pluvial similar a la de los valles del centro de México, los rendimientos en una parcela de tres hectáreas son cinco toneladas de maíz, una y media tonelada de frijol y 16 de fruta fresca.

SI CONSIDERAMOS QUE en una parcela de riego tradicional se obtienen de ocho a 10 toneladas de maíz por hectárea, y en una de temporal se cosechan de dos a tres toneladas de este grano, los rendimientos del MIAF son notables. Es que se aprovecha al máximo la energía solar orientando en lo posible los surcos en dirección este-oeste para que el sol alcance a todo el conjunto, aunque el maíz cuando ya está crecido, proyecte más sombra.

LOS FRUTALES SE trasplantan con buen nivel de desarrollo para acortar el inicio de la producción. En el MIAF puede participar toda la familia en labores como eliminar los frutos menos desarrollados y las hojas sobrantes, así como empacar la fruta.

HAY PARCELAS QUE tienen varios años produciendo en los valles altos del centro de México y en Hidalgo; en Oaxaca se trabaja actualmente con mazatecos, chinantecos y mixes.

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