Usted está aquí: viernes 9 de febrero de 2007 Mundo "No había" armas de destrucción masiva, admite Aznar

"No había" armas de destrucción masiva, admite Aznar

Armando G. Tejeda

Casi cuatro años después del inicio de la guerra de ocupación, el ex presidente español José María Aznar reconoció por primera vez que en Irak "no había" armas de destrucción masiva, tesis que defendió contra viento y marea hasta hace sólo unos meses. El líder de la derecha española se limitó a reconocer su error, pero sin disculparse con la sociedad española, como lo exige el resto de los partidos políticos, por haber implicado a España en una guerra "ilegal e injusta".

En conferencia de prensa en Pozuelo de Alarcón, una localidad madrileña de mayoría conservadora, Aznar fue cuestionado sobre el asunto que marcó la última etapa de su gobierno: la guerra de Irak y sus argumentos para apoyar a Estados Unidos y Gran Bretaña en esta aventura bélica. Por primera vez, cambió el guión y reconoció: "Todo el mundo pensaba que en Irak había armas de destrucción masiva, y no las había. Yo lo sé ahora. Tengo el problema de no haber sido tan listo de haberlo sabido antes, pero cuando yo no lo sabía, nadie lo sabía", señaló.

En enero de 2003, el entonces presidente de gobierno señaló en tono solemne y en cadena nacional: "Puede usted estar seguro, y pueden estar seguras todas las personas que nos ven, de que les estoy diciendo la verdad: el régimen iraquí tiene armas de destrucción masiva, tiene vínculos con grupos terroristas y ha demostrado a lo largo de la historia que es una amenaza para todos".

A pesar de implorar al país "confianza" en las supuestas bondades de la guerra, su empecinamiento por implicar a España de forma activa en la primera conflagración desde la guerra civil (1936-1939) derivó en una movilización ciudadana sin precedentes. Las manifestaciones marcaron el final de su agitada etapa de gobierno, a las que acudían millones de personas ­de derecha y de izquierda­ con el único propósito de hacer recapacitar a su gobierno.

A pesar del clamor popular y del rechazo frontal del resto de las fuerzas parlamentarias, el 16 de marzo del 2003, cuando se registró para la memoria histórica lo que se conoce como la "foto del trío de las Azores", George W. Bush, flanqueado por el primer ministro británico, Tony Blair, y Aznar lanzó la declaración de guerra que antecedió al inicio de las hostilidades. Cuatro días después, Irak sufrió el primer bombardeo de una guerra que sigue abierta hasta nuestros días.

 
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