Usted está aquí: jueves 1 de febrero de 2007 Opinión Antrobiótica

Antrobiótica

Alonso Ruvalcaba

Nuevos apuntes cafeteros

Ampliar la imagen En los cuatro años recientes, las cafeterías se han popularizado en las calles de la ciudad de México. Arriba, preparación de la estimulante bebida en De Carlo Foto: José Núñez

YA MEDIO MUNDO se ha burlado del más o menos reciente apasionamiento gringo por el café o, mejor dicho, por la cafetería. (Ver, por ejemplo, You only move twice, de la séptima temporada de Los Simpson o Shrek 2.) Parecería que la acaban de inventar. Y conforme el gringo promedio se hizo aficionado, el mexicano le siguió los pasos. La Condesa, Coyoacán, la Roma, ciertas calles de Polanco han probado ser tierra muy fértil para el espíritu de la cafetería pequeña, pero con la llegada de Starbucks, en 2002, podemos decir que la invasión se generalizó, que dejó de distinguir códigos postales. ¿Qué le vamos a hacer? Reunir tres catadoras, probar algunos cafés, establecer ciertas graduaciones y ver de qué cuero salen más correas.

NOTA: EL FACTOR latte es un descubrimiento del economista David Bach: esa lanita que gastamos, poco a poco, casi sin darnos cuenta, en café y donas por ejemplo, y que a la larga termina convirtiéndose en buena parte de nuestro sueldo. En las calificaciones que siguen, factor latte es el precio de la muestra ­un café y un panecillo­ multiplicado por cinco (días hábiles); el punto de sopeo es la necesidad que ese pan tiene de mojarse en el café para disimular su calidad (es inversamente proporcional a su sabor); SF significa snob factor, es una escala del uno al 10, que en realidad no necesita explicación, salvo que lo pongo en inglés para que mi propio factor esnob se vaya al alza.

7 Eleven

MUESTRA: CAPUCCINO Y dona bicolor

Factor latte: 75 pesos

Punto de sopeo: 3/5

SF: 0/10

¿COMO DEJAR FUERA a este clásico casi ya de clásicos? En todo apela a nuestros instintos más elementales ­más instínticos. Servirse un capuccino suyo es como envolver en una crepa cajetosa un Cookies'n'Creme de Hershey's, un Gansito y unos Twinkies: puro dulce vuelto ataque al paladar. Por supuesto, de entrada, todas las catadoras lo olieron y lo declararon vencedor absoluto. Sólo el paso de los minutos fue revelando la verdad: se trata de un café infinitamente endulzado, un verdadero trancazo; un café, digámoslo, para niños. Y su dona, igual: fruto del chocolate oscuro menos recomendable y del glaseo más glucoso, se queda en los dientes como una textura, como una capita que se puede mover con la lengua. (Las donas verdaderamente buenas están en Krispy Kreme: factor latte: 140 pesos; punto de sopeo: 0/5; SF 5/10.) Dicen los que saben que hay que volver paleta congelada este café y dársela a los hijos pequeños. Quién quita y se te dejan en paz.

Coffee Max

MUESTRA: LATTE Y galleta

Factor latte: 160 pesos

Punto de sopeo: 3/5

SF: 6/10

EN UNA ESQUINA vivaracha de la Condesa, Tamaulipas y Michoacán (a una cuadra del mero ombligo condesero), a Coffee Max le dan su personalidad unas banquitas que antes miraban a la pared. Las catadoras pensaron "mezcla de la casa" en versión latte es ligeramente insípida. Tal vez tienen razón: no es ni fuerte ni amargo ni dulce ni delicado; acaso le sobra leche. Su galleta es grande, sabrosa, dulce, intensa, aunque unidimensional y un poco menos crujiente de lo soñable. No es desagradable sentarse en sus bancas, pero la proximidad de una vulcanizadora, una cerrajería y una especie de lounge de la Policía Federal Preventiva, pandilla siempre de buen ver, no suman puntos a su favor. Hace no mucho le pusieron ahí juntito un Italian Coffee Company. Quién sabe como les esté yendo.

Starbucks

MUESTRA: LATTE Y croissant

Factor latte: 230 pesos

Punto de sopeo: 1/5

SF: 8/10

UY, ¡EL STARBUCKS! Era chido hace años, cuando decías que te habías tomado un latte en un Starbucks gringo (se parecía a andar cargando Nerds o Milky Ways en la primaria en la primera mitad de los años 80). Después empezaron a ser una presencia odiosa; ahora son parte del paisaje. Nada más en la Condesa hay tres. Su latte no es para secuestrar a nadie, francamente. Ahí hay poquita espuma (aunque es cierto que puedes pedir extra) y una suerte de cultura del ahorro: al grano se le pasa el tueste y parece que le han sacado el jugo hasta su última expresión. Además, son carísimos. Eso sí, su croissant está entre los buenos: mucho aire entre capa y capa, delicioso color miel, un intenso aroma a mantequilla y un punto de nueces. Antes era hiperesnob. El de la zona azul de Satélite es sabroso pal' ligue.

Caffè Toscano

MUESTRA: LATTE Y chocolatín

Factor latte: 160 pesos

Punto de sopeo: 2/5

SF: 10/10

EL VERDADERO ESNOB, sin embargo, mira al habitué del Starbucks por encima del hombro: él prefiere Caffè Toscano. Su mezcla es de Illy. Al latte le ponen gusto: mucha espuma, tueste sabroso, complejidad. También su chocolatín es atractivo: suave, aromático, dulce pero no elemental, con un indiscutible carácter casero. Con un par de mesas fuera y una ventana muy amplia, el Toscano ha entendido a la perfección su cualidad de vitrina: sus clientes están en esta cafetería para ver y especialmente para ser vistos. Y es que, como ellos mismos dirían, aquí viene "todo el mundo". Bueno, cuando menos el que importa.

http://antrobiotics.blogspot.com [email protected]

 
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