Usted está aquí: martes 23 de enero de 2007 Economía El problema con lo hecho en China

ECONOMIA ASIATICA

El problema con lo hecho en China

Economist Intelligence Unit /Infoestratégica

Ampliar la imagen Comparación entre la imagen impresa en el billete de 20 yuanes y el paisaje original en el río Li, ubicado en la región de Yangshou, China Foto: Tomada del sitio en internet www.downtheroad.org

Ampliar la imagen Trabajadoras chinas en una maquiladora de juguetes Foto: Tomada del sitio en internet www.rhsmith.umd.edu

China está estrangulando su éxito para atraer a las fábricas del mundo, lo que ha dado a sus vecinos asiáticos una gran oportunidad.

Vietnam contó con un voto de confianza de Intel a principios de 2006, y esa empresa gastó 350 millones de dólares (mdd) para construir una nueva fábrica en la región emergente del sureste de Asia. Y todavía antes de que ese año finalizara, el productor estadunidense de microprocesadores fue más allá al invertir mil mdd. En ocho meses, Intel ha gastado mucho dinero en Vietnam, así como lo hizo en China en años anteriores.

En la región de Johor, en Malasia, otra firma internacional, Flextronics, generó líneas de producción (110 mdd) en una nueva fábrica, en impresoras para computadora con otra firma estadunidense, Hewlett-Packard. Flextronics es uno de los fabricantes más grandes de electrónica, con una amplia infraestructura en China. Sin embargo, escogió Malasia para su más reciente inversión.

Aún más al este, en Indonesia, Yue Yuen, empresa de calzado con sede en Hong Kong, decidió producir ahí sus tenis de entrenamiento y casuales para marcas como Nike y Adidas.

La producción en China y Vietnam avanza, pero en Indonesia crece con más rapidez.

Aunque las tres compañías tienen razones diferentes para sus decisiones, el resultado fue el mismo: evitaron la voluble economía china y establecieron sus fábricas en otro lugar de Asia. Estas empresas no están solas. En los cálculos de costo, riesgos, clientes y logística, que implica crear operaciones globales, un creciente número de firmas llegaron a la conclusión de que China no es necesariamente el mejor lugar para hacer negocios.

No obstante, con su aparente suministro ilimitado de mano de obra barata y la rápida adquisición de proeza tecnológica, China parece ser imparable. De hecho, la percepción es que cada fábrica que cierra en Estados Unidos o Europa está destinada a reabrir en China.

Muchos han ayudado a que China triplicara las exportaciones de bienes a nivel internacional, las cuales se ubicaron en 7.3% entre 1993 y 2005. En comparación, cada miembro del Grupo de los 8 (G-8) países más ricos del planeta, con excepción de Rusia, vieron caer su cuota.

Lo mismo pasó con el rendimiento de la producción. Mientras China duplicó su parte global de la producción a casi 7% entre 1990 y 2003, la mayoría de los países del G-8 registraron una caída. Lo más interesante es que sólo Estados Unidos y Canadá presentaron un alza, con sólo un cuarto de punto porcentual entre ambos países.

La mayoría de las cosas, hoy en día, podría verse como hecha en China, pero Estados Unidos continúa como el verdadero productor del mundo.

Pese a esto, no sólo es China la que está en auge como una base para la producción económica a bajo costo. La producción y las exportaciones registran un rápido crecimiento en otras partes de Asia.

Corea del Sur, Taiwán, India y la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN) incrementaron su porción global de manufactura de menos de 7% a más de 9% de 1990 a 2003. Las exportaciones también se incrementaron en general.

China es el gigante emergente, pero las inversiones que son desviadas lejos de su territorio representan para el resto de Asia una gran oportunidad de convertirse en ejes industriales por su propia cuenta. La pregunta es si lo podrán lograr.

Muy lejos, muy caro

Scout Brixen, analista de CLSA Mercados Asia-Pacífico, un banco de inversiones con sede en Hong Kong, señala dos razones por las cuales China no se encuentra a la cabeza de la lista de algunas nuevas fábricas: "Por el aumento en los costos y el deseo natural de las compañías para la diversificación".

Hasta ahora, el mayor desarrollo industrial en China tuvo lugar en las regiones de la costa este, particularmente en Shanghai, y la perla del río Delta, cerca de Hong Kong. Pero los costos en estos centros se han incrementado marcadamente. La renta de oficinas es elevada, la tierra industrial escasea y los costos de utilidad aumentaron. Lo más significativo de todo es el disparo de los sueldos.

A pesar de la migración masiva de obreros del vasto interior de China a la costa, el pago por trabajadores de fábrica ha subido en tasas de dos dígitos durante varios años. Para los ejecutivos, la situación es peor todavía.

"China se ha convertido en víctima de su propio éxito", señala Meter Tan, presidente y director gerente de Flextronics en Asia. El encuentra especialmente difícil contratar y retener a personal técnico, pasando de directores financieros a directores especializados en técnicas internacionales de producción.

No hay suficientes trabajadores calificados, lo que desencadena despidos y una inflación de salario sumamente rápida. "China no es definitivamente el lugar más barato para producir más", declaró.

Un análisis de las tasas laborales en Asia realizada por CLSA refuerza esta idea. El salario promedio para un obrero, junto con los costos de seguridad social, se situó en 350 dólares al mes en Shanghai durante 2005, y casi 250 dólares al mes en la localidad de Censen. En comparación, los salarios mensuales fueron menores de 200 dólares en Manila, alrededor de 150 en Bangkok y de sólo 100 en Batam, una población en Indonesia.

Una solución para las compañías es trasladarse al interior, donde los costos son menores que en la desarrollada línea costera de China. Además, el gobierno ha promovido esta política desde 2000, para extender los beneficios del desarrollo al empobrecido interior del país.

Las compañías domésticas chinas se han hecho cargo de este nicho, y un pequeño pero creciente número de firmas extranjeras las han seguido.

Intel es una de ellas. En 2004 decidió invertir 525 mdd en una nueva planta en Shengdu, capital de la provincia de Sicuani, para complementar sus ya existentes fábricas en la costa de Shanghai, a mil 600 kilómetros de distancia.

Brian Krzanich, director general de Intel, afirma que la decisión de la compañía fue con base en los costos. El gobierno fue promotor de la política "ir al oeste", de modo que ofreció a Intel generosos estímulos para hacerlo.

No es necesario decir que al estar tan lejos se incrementan los costos para los exportadores. Pero Krzanich considera que hay compensaciones, porque el trabajo y las utilidades son mucho más baratas que en la costa.

Pero no todos están convencidos. Todas las fábricas de Flextronics están en las provincias costeras del este. "No tenemos interés de irnos al oeste", señaló Tans, "porque es muy caro conseguir los productos de Estados Unidos y Europa hasta allá". Otra observación es que la escasez de talento en el interior es mucho mayor que en la costa. Además, no es fácil persuadir a trabajadores para que lleven a sus familias a lugares como Chongqing y Chengdu, donde las compañías trasnacionales y las escuelas internacionales son escasas. Por lo tanto, muchas firmas deciden invertir en alguna otra parte de Asia.

Los costos son sólo una parte de la ecuación, así como importante es la diversificación. Tras haber movido gran parte de su producción a China, muchas compañías se muestran indecisas de poner todos los huevos en una sola canasta. Una investigación realizada el año pasado por la Organización de Comercio Externo de Japón concluyó: "Debido a los crecientes riesgos en el país y a los altos costos laborales (...) las empresas japonesas emplean la estrategia 'China más uno', en la que ellas invierten en China y en otro país, en la ASEAN".

Las empresas japonesas podrían ser particularmente cautelosas, pero tal nerviosismo es ahora compartido por directivos de otros países. Algunas de sus firmas están preocupadas por el malestar creciente en China que envuelve a la población rural del país, en particular en el oeste, que se ha quedado rezagado frente al próspero este.

Cifras oficiales dan cuenta de un récord de 87 mil incidentes de disturbios sociales en 2005, muchos de ellos como consecuencia de la apropiación forzosa de la tierra de los campesinos en nombre del desarrollo. El actual número de casos de protestas civiles podría ser mucho mayor.

De igual forma, lo que también preocupa es el creciente proteccionismo. Estados Unidos y la Unión Europea se han vuelto más positivos en tener a China en consideración sobre sus obligaciones en la Organización Mundial de Comercio.

Sin embargo, varias compañías temen que esto lleve a una repentina interrupción para comerciar.

Pregúntenle a Yue Yuen, el fabricante más grande de calzado en el mundo. La compañía produce más de 180 millones de zapatos en China, Vietnam e Indonesia. La mayoría de sus fábricas tiene lazos en Estados Unidos y Europa. Pero cuando en la Unión Europea se impusieron deberes antidumping en los zapatos de piel importados de China y Vietnam, en octubre de 2006, la firma levantó rapidamente su producción en Indonesia.

"Las relaciones comerciales con otras naciones y la situación de las tarifas son consideraciones vitales para saber dónde invertir", señaló Terry Ip, vocero de la compañía.

Lo mismo ocurre con las tasas salariales. Con cada zapato que ha pasado por más de 200 pares de manos en la línea de producción, las operaciones de Yue Yuen son de trabajo intenso. En China, la compañía experimenta una rápida inflación salarial. Aunque esto en parte sea compensado por las mejoras de productividad que significan que los gastos de trabajo de unidad total se elevan en 8% al año.

El sueldo para los obreros se incrementa en Vietnam e Indonesia, señaló Ip, pero los costos laborales son mucho más bajos, tanto como 35% que en la costa de China.

Otra compañía que utiliza la estrategia "China más uno" es Uniqlo, una empresa de ropa al menudeo. El año pasado decidió reducir su participación en China de 90 a 60% como una estrategia contra futuras disputas comerciales.

Nuevas fábricas en Camboya y Vietnam compensarán el déficit. Intel, con instalaciones en Vietnam, Filipinas, Malasia y China, creó una cartera diversificada también.

Manteniendo secretos

China también tiene otros riesgos, como es la notable carencia para la protección de los derechos de propiedad. Hay reportes de inversionistas extranjeros que señalan que descubrieron a compañías locales produciendo en masa bienes idénticos, pero bajo una marca diferente. Por esta razón, un número de empresas, como las que fabrican aparatos médicos, en su lugar, abrieron establecimientos en Singapur.

Inclusive, varias compañías químicas han construido instalaciones en esa nación con la intención de enviar la mayoría de sus productos a China.

Además, los directivos de empresas también están preocupados por el aumento en el valor de la moneda china. Aunque nadie espera un cambio repentino, el yuan parece estar en trayectoria firme al alza, al haber aumentado su valor en poco más de 4% contra el dólar desde que el gobierno revaluó la moneda en 2.1% en julio de 2005. Varios analistas esperan que esto continúe en aumento en al menos 5% durante 2007, lo cual reforzará el poco atractivo de China para ser una base exportadora de manufactura.

Por supuesto, los costos y los riesgos no son las únicas consideraciones para decidir dónde establecer una fábrica. La calidad de la infraestructura de un país, la presencia de provedores y el tamaño del mercado local también cuentan. Por tales razones, China permanecerá como un lugar atractivo para invertir.

Kumar Bhattacharyya, profesor de fabricación en la universidad británica de Warwick, cree que el señuelo del mercado interior que florece de China pesará más que varias preocupaciones por los costos. "¿Por qué la gente va a India y China? La respuesta es por la obra de mano barata, pero también las empresas de tecnología más grandes van allí por el mercado", afirmó.

Naturalmente, industrias como las textiles y del vestido siempre buscarán lugares con mano de obra barata, saltando de país en país, mientras los sueldos suben e igualan. Sin embargo, aún más complejo para la fabricación de capital intensivo, es claro que los flujos de inversión extranjera directa tienen la intención de acceder a los mercados locales antes que los bajos costos.

En los mercados emergentes de Asia simplemente no hay alguien más grande que China, con sus mil 300 millones de habitantes. La riqueza individual todavía es sumamente baja en comparación con Estados Unidos y Europa, pero ya comienza a surgir una clase media en las grandes ciudades. Con índices de crecimiento de más de 10% por año, China ofrece un enorme potencial. El transporte y otro tipo de infraestructura cuentan con mejores condiciones que en otros países asiáticos, y la calidad y la disponibilidad de los provedores mejora todo el tiempo, lo que permite a cadenas de suministro sumamente integradas desarrollarse dentro de esta nación.

Otras partes de Asia también ofrecen grandes mercados. India cuenta con mil 100 millones de personas y una emergente clase media que se calcula crecerá en alrededor de 8% este año, aunque el país sea más pobre que China. A la fecha, la inversión extranjera en la fabricación ha sido limitada, el flujo total de inversión en 2005 se elevó solamente en 7 mil mdd en comparación con los 70 mil millones para China. La enorme e inadecuada infraestructura es uno de los obstáculos principales en India, como lo es su burocracia. Sin embargo, las compañías trasnacionales ya comenzaron a abrir fábricas.

Graduados en producción

La industria de autopartes es un buen ejemplo. Toyota y Hyundai invirtieron recientemente para tomar ventaja de al menos 700 mil ingenieros y graduados de ciencia que India produce cada año. De hecho, se ha sugerido que los técnicos indios podrían crear algunas líneas de producción de autos sumamente automatizadas en el oeste del país, empleando mucha mano de obra local, para su propio mercado. Las empresas dedicadas a fabricar químicos se han volcado a combinar la experiencia técnica con los bajos costos y un mercado creciente. Inclusive, las industrias de baja tecnología están interesadas: Yue Yuen está cerca de construir su primera fábrica de calzado en India, atraída no sólo por el amplio campo de mano de obra barata sino también por los esfuerzos de establecer una zona económica que ofrece reducción de impuestos.

Con 560 millones de personas, el bloque de la ASEAN también ofrece una gran población. El sureste de Asia ha sido el principal beneficiario de las decisiones de diversas compañías para diversificarse fuera de China. El problema es que las 10 naciones de la ASEAN aún no forman un mercado común. Aunque la región ofrece bastantes oportunidades para la producción y exportación, como un mercado común continúa aún fragmentado. Las empresas quieren ser capaces de establecer una fábrica que sirva a toda la región, pero numerosas barreras lo impiden.

Los gobiernos de la región anunciaron ambiciosos planes para crear la comunidad económica de la ASEAN para 2015, que contará con un libre flujo de bienes, servicios e inversión. Después de un tratado de libre comercio en 1992, las tarifas en la mayoría de los bienes comercializados en la región cayeron por debajo de 5%.

Mucho más difícil de alcanzar será la eliminación de las barreras no arancelarias, que pedirían la armonización de miles de normas de industria y regulaciones aduaneras, y la implementación de cuerpos independientes que dirijan el comercio regional y resuelvan las disputas.

Pocos creen que la comunidad económica de la ASEAN florezca como esperan sus arquitectos. Naciones menos desarrolladas, como Myanmar y Laos, se integrarán a paso lento a países como Singapur y Malasia -si ellos se integran en absoluto-; sin embargo, el progreso ya está y el crecimiento rápido de China e India ha añadido la urgencia a este proceso. Doce áreas, incluyendo la electrónica, la asistencia médica, la textil y la logística, han sido seleccionadas para comenzar a trabajar.

Por lo pronto, los gobiernos también deben analizar cómo conseguir que sus industrias tengan un valor de producción. Aunque la ASEAN registró niveles récord en inversión extranjera directa en 2005, con 37 mil mdd, la mayor parte de las fábricas que entraron en la región son de trabajo básico, en que se emplea mucha mano de obra, lo que le añade sólo un pequeño valor.

"Estoy preocupado por la ASEAN", declaró Roland Villinger, asociado en Bangkok de McKinsey, una firma consultora. Villinger señala que la región necesita urgentemente agregar sofisticación a su producción, en parte porque India y China están mejorando muy rápido. Además, está de acuerdo que muchas fábricas en la ASEAN forman parte de la estrategia "China más uno" o "más dos". Sin embargo, la ASEAN tiene su propia acción de riesgos. El nuevo gobierno militar de Tailandia parece que hace su mayor esfuerzo para detener la inversión, además que sabotea los controles de la moneda local.

Listo pero pequeño

Las causas del optimismo realmente destacan. Singapur tiene una mano de obra sumamente culta, aunque su población es de sólo 4 millones. El país tiene una historia sólida de atraer la fabricación sofisticada que demanda fuertes habilidades técnicas y a menudo implica la investigación y desarrollo extenso. Malasia también ha registrado un gran éxito en dirigirse a la fabricación de alto valor.

En mayo del año pasado, por ejemplo, Intel abrió un nuevo centro de investigación en Kulim, y contrató a 900 personas para diseñar microprocesadores y tableros de sistema para su utilización a nivel mundial. En Tailandia, los esfuerzos para hacer del país el "Detroit del este" comenzaron a pagar dividendos, al menos así era hasta los problemas presentes.

Tailandia fue elegida el año pasado para alcanzar a Estados Unidos como el fabricante más grande del mundo de camionetas pick up. Toyota recientemente estableció un nuevo centro de investigación y desarrollo en ese país para su negocio de camión ligero.

En otra parte de la región, aunque los gobiernos hablan de juego justo, aún tienen que hacer bastante para progresar. Por el momento, mientras inversionistas extranjeros se ahogan en China, y miran hacia otra parte, esto parece no importar mucho. Pero mientras India resuelve sus problemas y China se convierte en un mercado más grande, el sureste de Asia necesita integrarse en su propio mercado o ver que su popularidad recién encontrada entre los fabricantes se desvanece lentamente.

FUENTE: EIU/Info-e

Traducción de textos: Erik Vilchis

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.