Usted está aquí: viernes 12 de enero de 2007 Sociedad y Justicia Sólo elementos indiciarios en el caso Enrique Salinas de Gortari

No son probatorios los datos recabados por la PGJEM

Sólo elementos indiciarios en el caso Enrique Salinas de Gortari

Los autores del asesinato serían gente cercana a él

ALFREDO MENDEZ

Los testimonios ministeriales de familiares, conocidos y amigos de Enrique Salinas de Gortari, asesinado en diciembre de 2004, han aportado a la Procuraduría General de Justicia del estado de México (PGJEM) suficientes elementos indiciarios, mas no plenamente probatorios, para considerar que días antes de la muerte del hermano menor del ex presidente Carlos Salinas, personas cercanas a él habrían participado en la extorsión en su contra que derivó en su muerte.

Durante los días previos al homicidio de Enrique, éste mantuvo comunicación constante con su abogado, Mariano Flores Arciniega; con su hermana Adriana; con sus hijas Carolina y Mónica Lagarde, así como con su pareja sentimental, Hilda Deneken Cacharro, entre otras personas de su confianza.

Desde finales de noviembre de 2004, cuando Salinas se enteró de que las autoridades francesas lo buscaban, su vida se convirtió en una "olla de presión", situación que en todo momento compartió con su abogado. Este también sabía que los extorsionadores lo habían citado para "tratar el problema", lo cual nunca fue denunciado por Enrique a las autoridades.

"No me gustaría que esta cita (con Afis) fuera para ponerme un cuatro y poder arreglarme con Adriana Lagarde", dijo en tono de preocupación Enrique a su pareja Hilda Deneken, el domingo 5 de diciembre, un día antes de que su cadáver fuera encontrado en Huixquilucan, estado de México.

De acuerdo con el testimonio que Deneken dio a la PGJEM, Enrique le manifestó en días previos a su muerte que en la última diligencia judicial en la que se ventilaba su divorcio con Lagarde hubo un altercado entre ambos, por lo que desde ese momento la responsabilizó de "cualquier cosa que me suceda a mis hijos o a mí".

La testigo narró a la autoridad ministerial que el sábado 4 de diciembre por la noche Enrique le comentó que tenía una cita al siguiente día para arreglar un tema relacionado con lo que publicó el 28 de noviembre la revista Proceso, sobre manejo de recursos millonarios de la familia Salinas de Gortari.

Al siguiente día, Enrique se levantó tarde, y después de recibir varias llamadas telefónicas, entre ellas la de su hermana Adriana, abandonó su domicilio particular por una casa contigua, en la que vive José Ricardo Hernández, su compadre, en un automóvil Passat gris propiedad de Deneken.

Su cita, a decir de la testigo, era en algún domicilio ubicado en las Lomas de Chapultepec, e incluso afirmó que a las 14 horas el 5 de diciembre, media hora después de que su pareja sentimental salió de la casa, Deneken tuvo contacto telefónico con Enrique, quien le manifestó que acababa de llegar al lugar de su cita. Esa fue la última ocasión que habló con él.

Otro de los testimonios fundamentales en esta historia, de los que se valió la procuraduría mexiquense para obtener procesos penales en contra de elementos de la AFI y del abogado Mariano Flores, fue el que dio Rina Alejandra Silva Morales, quien conocía al asesor jurídico de Enrique.

Según recuerda esta testigo, el litigante recomendó a Salinas que se mantuviera en su domicilio durante el fin de semana en que fue asesinado, en espera de que una persona disfrazada del propio Enrique acudiera a la cita con los supuestos Afis, quienes lo estaban extorsionando, el lunes 6 de diciembre de 2004, con el fin de hacerlos caer en la trampa y capturarlos.

Sin embargo Enrique no hizo caso y el 5 de diciembre salió de su domicilio para encontrarse con quienes horas más tarde lo asesinaron.

Silva Morales, luego de enterarse de la muerte de Enrique, un día en que se encontró a Mariano Flores "le pregunté sobre el asunto y me respondió 'no te puedo decir', lo que pasa es que están extorsionando a Enrique y yo le había pedido que todo el fin de semana no saliera a ningún lado, ya que el lunes íbamos a hacer una redada, que iba a ir una persona disfrazada de él para que cuando se acercaran los extorsionadores les cayéramos".

En el mismo testimonio Silva mostró su extrañeza al Ministerio Público por el hecho de que Enrique no hubiera seguido al pie de la letra la recomendación de su abogado, porque "así como era Enrique de desconfiado estoy segura de que no hubiera salido de su casa a no ser que (durante el fin de semana) lo hubiera llamado alguien que él conociera".

 
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