Usted está aquí: viernes 12 de enero de 2007 Espectáculos Vivos los llevaron... narra el infierno de desaparecidos en la guerra sucia

Presentarán en febrero, en el DF, el documental dirigido por Carlos Carranco

Vivos los llevaron... narra el infierno de desaparecidos en la guerra sucia

Es también un homenaje a Rosario Ibarra de Piedra y a las madres de los presos políticos

ARTURO CRUZ BARCENAS

Ampliar la imagen La coordinadora del Comité Eureka, en el Foro de Mujeres del Partido del Trabajo, en mayo de 2005 Foto: María Luisa Severiano

Quien ha sido desaparecido por motivos políticos y logra salir vivo de ese infierno no quiere volver a saber nada de ese pasado. "Este es el valor de Vivos los llevaron, vivos los queremos, lema, del Comité Eureka, que es el primer documental que cuenta en video la historia de tres ex secuestrados que estuvieron en cárceles clandestinas del Ejército Mexicano", expresó en entrevista Carlos Carranco, cineasta y docente en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de Nuevo León.

El trabajo es oportuno e histórico. "Es un homenaje a la lucha de Rosario Ibarra de Piedra". Carranco lo desarrolló a lo largo de dos años en equipo con Cecilia Serna, también integrante de la citada facultad, y alumnos del plantel. "El tiempo es el del movimiento político en los años 70. Repito: es la primera ocasión en que los ex secuestrados dan sus testimonios en video, aunque ya lo han dado por escrito".

Trata sobre las madres de los desaparecidos durante la guerra sucia. "Son dos mujeres y un hombre los que hablan de esa experiencia. Relatan su historia. Se incluye una entrevista con Elena Poniatowska, que se hizo cerca de la Catedral. Ella escribió el libro Fuerte es el silencio y por ello le pedimos sus palabras".

Los alumnos hicieron lo suyo, añadió. "Este trabajo tiene la finalidad de retratar un pedazo de la historia de México y que el alumno, en tanto que comunicólogo, comprenda este periodo de la historia de México. Quien lo ha visto, sobre todo los jóvenes, se sorprenden al conocerlo".

La idea, expuso, "nace de Cecilia Serna. Ella era paciente del doctor Piedra. De ahí nació la historia, porque supo lo que le pasó al doctor. Escuchó. Pasó el tiempo y se topó a la secretaria del doctor cuando éste ya llevaba dos años y medio de muerto. Se puso en contacto con la señora Rosario Ibarra de Piedra. Así inició el trabajo.

"La señora Rosario nos dio todo el apoyo. Estuvo muy de acuerdo en que fuera un trabajo de la universidad. Dura tres horas; está largo el documental. Es una producción independiente con un apoyo de la Facultad de Ciencias de la Comunicación, por conducto del director Roberto Silva. Esta ayuda nos posibilitó pagar los viajes al Distrito Federal. Filmamos durante 15 días en la ciudad de México, pero el trabajo de investigación comenzó hace un poco más de dos años.

"Después de hacer contacto con la gente, de la investigación, de hacer la agenda, del guión, empezamos a grabar, lo cual nos llevó un año. También algunos se dirigieron a Monterrey para hacer entrevistas", informó Carranco.

"Cuando no conseguimos algún apoyo, el Comité Eureka nos ayudó mucho. Nos invitaban a comer, nos conseguían transporte. La facultad nos dio dinero".

A la pregunta de quién es Rosario Ibarra, una vez que acabaron el documental, respondió: "Ella cambió mi vida completamente. El documental transformó mi concepto de nación. Cuando escuché los relatos de jóvenes que estaban dispuestos a dar su vida por su nación, por su país, entendí que esta es una nación completamente diferente. Comprendí que ellos tenían un proyecto de nación absolutamente distinto.

"Cuando conocí a Rosario Ibarra conocí a las madres que educaron a esos hijos. La verdad, para mí es una gran mujer, una gran líder; ella es bajita, pero es una mujer gigante, con presencia y aplomo. En la Catedral me pidieron que subiera a las oficinas, porque no estaban bien los permisos, y se oían las pisadas de doña Rosario subiendo las escaleras, gritando, preguntando por mí.

"¿Dónde está, dónde está Carlitos?", decía. "Su presencia en la Catedral era muy fuerte. Siempre tiene ganas de hacer muy bien las cosas, de servir a los demás".

­¿Qué querían los muchachos y, entre ellos, el hijo de Rosario Ibarra de Piedra?

­Igualdad. Manejaban un movimiento general, que abarcaba estar en las selvas, con los campesinos, enseñarles a leer y escribir. En todas las entrevistas se repite lo mismo: que ellos querían ayudar. Cuando señalaron que se les estaba robando la ganancia a los campesinos, por ejemplo, fueron desaparecidos. Ya después viene la parte en el documental donde se narra cómo su movimiento los llevó a estudiar a Corea y a la URSS.

Ibarra de Piedra, agregó, "con su labor ha logrado encontrar a más de 170 desaparecidos, quienes estaban en cárceles clandestinas. Muchos no quisieron hablar porque se olvidaron completamente del movimiento. Los tres que hablan al principio estuvieron medio renuentes, pero con la confianza en la señora Rosario, cooperaron. No fue fácil por lo que pasaron.

"Fueron torturados. Cuando escuchas lo que vivieron, la tortura física... pero, sobre todo, la sicológica... Lograron salir. Cuentan de paredes rasguñadas, con sangre, con palabras, nombres. Se organizaron y cuando agarraban a uno se enteraban. Tenían nombres, direcciones de los del movimiento. Algo muy interesante.

"El documental llega a algo: a la necesidad de seguir en la lucha. Las madres ya todas están muy viejas. Muchas han muerto. En el documental se presenta otro concepto de la madre mexicana."

El documental Vivos los llevaron, vivos los queremos ya fue proyectado en función privada en Monterrey. En febrero, dijo Carranco, se exhibirá en el DF.

Un dato importante: a Rosario Ibarra la corrieron de la universidad que apoyó este documental, finalizó Carranco.

 
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