Usted está aquí: jueves 11 de enero de 2007 Opinión Un trabajo de Myrna Soto

Guillermo Tovar de Teresa

Un trabajo de Myrna Soto

Myrna Soto ha publicado un texto manuscrito que, con muchas y suficientes razones, le atribuye al pintor José de Ibarrra, activo en Mexico, durante la primera mitad del siglo XVIII. Se titula El arte maestra; quien haya leído o estudiado su edición, publicada en diciembre de 2005, advertirá el notable y acucioso aparato crítico que lo acompaña. Su aportación fue difundida por el Instituto de Investigaciones Bibliográficas de la UNAM, la cual lo presentó públicamente en el mes de junio del año de 2006.

Los interesados en estos temas, hemos recibido gustosamente la edición y las aportaciones de Myrna Soto al estudio de la pintura novohispana del siglo XVIII. Es evidente que una aportación tan relevante merece, al menos, alguna reseña bibliográfica, algún comentario crítico, con el objeto de impedir que pase inadvertido su trabajo tan revelador.

En vez de obtener efectos de esta naturaleza, como, en primer lugar, lo sería agradecer su difusión y estudio, la aportación de Myrna Soto ha suscitado otra publicación sobre el mismo documento, realizado por Paula Mues Orts (publicación sobre lo ya publicado) que no deja en claro su propósito: no se trata de una reseña bibliográfica ni de un comentario crítico al trabajo de Soto. Acaso sea un señalamiento específico que, ciertamente, aporta algo acerca de todo aquello que la misma Myrna Soto ha señalado con anterioridad en su edición, consumada tiempo atrás. Poner énfasis en la utilización que Ibarra hizo del Arte maestra, de Francesco Lana, como fuente principal para elaborar su texto, hubiera sido suficiente motivo para hacer un interesante comentario, pero no un texto tan extenso, en el cual no era necesario repetir (sin dar créditos) lo ya aportado por el trabajo de Soto para justificar esa precisión. La primera edición del texto manuscrito de Ibarra dado a conocer por Myrna Soto, en su introducción y notas, ya dice todo lo que Mues ahora repite (las llama "coincidencias"). Este tipo de situaciones, entre los diversos lectores sólo crea malentendidos: nos intentan sacar de la ignorancia para meternos en la confusión.

José de Ibarra es un artista muy importante en el contexto de la pintura novohispana del siglo XVIII. Ignoramos aún muchas cosas acerca de su vida y obra; sabemos su origen tapatío, pero ignoramos aún lo relativo a su formación; no se han trabajado los archivos de Guadalajara ni los de Puebla y México en relación con este personaje; no queda clara la relación que pudo tener con Juan Francisco de Aguilera, otro pintor casi desconocido, con Carlos de Villalpando (el hijo de Cristóbal); no se ha realizado aún el catálogo de su obra e ignoramos más de lo que sabemos.

¿Porqué dedicar tanto tiempo y tantas páginas a repetir algo ya señalado en un aspecto diferente de lo hasta ahora conocido acerca (pintor activo) en su desconocida calidad de tratadista? Hay mucho que hacer como para perder el tiempo en sandeces.

 
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