Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 31 de diciembre de 2006 Num: 617


Portada
Presentación
Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA
El hombre tan puro
como Lucifer

GRAHAM GREENE
Las cinco dificultades
para decir la verdad

BERTOLT BRECHT
"La lección del águila"
GILBERTO OWEN
Tierra de dos soles
RICARDO VENEGAS
Entrevista con ANTONIO DELTORO
Don Lupe Reyes: el
oficio del destino

AGUSTÍN EECOBAR LEDESMA
Mentiras transparentes
FELIPE GARRIDO

Columnas:
A Lápiz
ENRIQUE LÓPEZ AGUILAR

Las Rayas de la Cebra
VERÓNICA MURGUíA

Mujeres Insumisas
ANGÉLICA ABELLEYRA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

Teatro
NOÉ MORALES MUÑOZ

Señales en el Camino
MARCO ANTONIO CAMPOS

Ensayo
Reseña de Javier Buenrostro sobre El otricidio de Occidente


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EL OTRICIDIO DE OCCIDENTE

JAVIER BUENROSTRO

Louis-Jean Calvet,
Lingüística y colonialismo. Breve tratado de glotofagia,
Traducción de Luciano Padilla,
FCE, Buenos Aires, Argentina, 2005.

Regularmente el fenómeno del colonialismo es abordado desde perspectivas económicas o políticas y suele prestarse menos atención a las formas culturales de dominación como el lenguaje, pero para Louis-Jean Calvet cada sociedad tiene la lingüística de sus relaciones de producción. El proceso colonial en su parte lingüística tuvo una enorme importancia. Todo empieza al asignar nombres a lo "desconocido". A lo ajeno se le adjudica la identidad que se quiera o que se convenga, por ejemplo a los esclavos se les obligaba a llevar el nombre de sus propietarios; el derecho a dar nombre es la vertiente lingüística del derecho de posesión. Lo mismo en los hombres que en las tierras.

Una vez asentados en las tierras que tomaron por posesión, los colonizadores comenzaron con la glotofagia, con el devorar las lenguas nativas. La diferenciación lingüística representa una diferenciación social. Al principio sólo la aristocracia local poseía la lengua socialmente dominante, posteriormente se fue extendiendo a los trabajadores domésticos y a los que vivían alrededor de los principales asentamientos coloniales. La primera diferenciación lingüística es en las clases sociales y la segunda es entre el campo y la ciudad. Hoy en día se puede ver eso con claridad en un país como México.

La imposición de la lengua dominante de una minoría a una mayoría que suele hablar una lengua dominada se ejemplifica en los asuntos administrativos. ¿Cómo se pueden defender los indígenas en México si las leyes están en español solamente? El caso del Sureste de Asia (India, Pakistán, Bangladesh) asombra más. Según los datos de Carlos Prieto (Cinco mil años de palabras, FCE, 2005) hay 400 millones de personas que hablan hindi, 206 bengalí, 105 punjabi, 78 telegu, 74 maratí, 68 tamil y 64 urdu, además de otras lenguas. Siete de las veinte lenguas más habladas del mundo se encuentran en esta región; casi mil millones de personas y muchos trámites burocráticos, legales o incluso la educación se realizan en inglés, un idioma desconocido por la mayoría pero que se ha mantenido como la lengua de las élites desde la etapa colonialista y hasta el día de hoy.

El proyecto colonialista está lleno de ejemplos de genocidio, pero el otricidio, la asimilación de los otros a la cultura occidental donde la lengua ocupa un lugar privilegiado, juega un papel de igual importancia. Los imperios son monolingües e imponen la suya a los dominados, por lo que el libro de Louis-Jean Calvet está dotado en su primera parte de abundantes ejemplos que abarcan todo la geografía del globo terráqueo y una cronología que llega hasta el inicio de los años setenta con los movimientos de liberación nacional en África. La segunda parte destaca estudios específicos como el colonialismo lingüístico en Francia, la situación de la lengua inglesa durante el siglo XIV o el papel del francés en África.