Usted está aquí: jueves 28 de diciembre de 2006 Cultura Crearán 4 bibliotecas comunitarias con recursos de subasta de pinturas

Convocan a 35 personalidades de la política, la cultura, el deporte y los negocios

Crearán 4 bibliotecas comunitarias con recursos de subasta de pinturas

MERRY MACMASTERS

Se crearán cuatro nuevos bunkos (bibliotecas comunitarias) con el dinero recaudado en la subasta de obra pictórica Mis lecturas dibujadas, de 35 personalidades del mundo del deporte,el arte, la política y el sector privado, organizada por Ibby México (Asociación Mexicana para el Fomento del Libro Infantil y Juvenil), informa Azucena Galindo, directora de esta asociación civil con 27 años en México.

Uno de los bunkos se hará en Monterrey, Nuevo León, junto con Ministerios de Amor para atender a niños de la calle. El segundo será en Chiapas, también con enlace; otro será en el tutelar de menores del Distrito Federal. "Queremos habilitar un cuarto bunko en nuestras propias instalaciones. Suena paradójico, pero nuestra biblioteca no tiene un espacio realmente acogedor para los niños. La idea es que sea el centro de operaciones de los demás, que ahora sumarán 40 esparcidos en la República Mexicana", expresa Galindo.

Resultó tan exitosa la subasta efectuada el 8 de noviembre en el Museo Franz Mayer, que Ibby México planea hacer una segunda actividad de este tipo en 2007. La organización invitó a personalidades como Javier Aguirre, Héctor Bonilla, Julieta Fierro, Gael García, Emiliano Gironella, Alejandro González-Iñárritu, Salma Hayek, Eulalio López El Zotoluco, Beatriz Paredes, Carmen Parra, Carlos Pellicer y Francisco Toledo, a recrear en una obra el tema Mis lecturas dibujadas.

El proyecto de los bunkos fue importado de Japón en 1993. Estas bibliotecas comunitarias casi siempre se establecen en zonas rurales y marginadas, aunque también las hay en centros urbanos. Se trata de acercar a los niños a los libros. En Ibby, apunta Galindo, "no trabajamos para que los niños sepan leer, esto le toca a la escuela o los padres, sino para que quieren aprender a leer. Para que vean el sentido que tiene saber leer".

La forma del bunko varía mucho según el lugar y las posibilidades de la comunidad. Siempre se dota de mesitas, sillitas, un tapete y un librero donde se exhiben los libros y se guarda el material para que los niños hagan las actividades que a veces se derivan de la lectura.

En Chiapas, apunta la entrevistada, la comunidad levantó un bunko con palos en medio de la selva. Quedó en terreno elevado porque las condiciones del espacio así lo requieren. Debido a la humedad no se pudo emplear un tapete de tela como se acostumbra, sino que se mandó uno de plástico. Y en vez de exhibir los libros en el librero, se consiguieron cajas de plástico. Un bunko que está en un espacio de cemento normal puede ser de seis por seis metros.

La subasta fue patrocinada por Fundación BBVA Bancomer que, además, aportó una cantidad similar, equivalente a la ofrecida por la obra que se vendió con el precio más alto, que fue 66 mil pesos, de Manuel Arango.

 
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