Usted está aquí: domingo 12 de noviembre de 2006 Cultura El hábito de la lectura se inculca, no se impone, asegura Eduardo Robles

Hoy se celebra el Día Nacional del Libro entre contrastes de leyes, cifras y programas

El hábito de la lectura se inculca, no se impone, asegura Eduardo Robles

Los datos de la encuesta de lectura "están falseados, incluyó libros de texto": Tío Patota

ERICKA MONTAÑO GARFIAS

Ampliar la imagen Según José Angel Quintanilla, presidente de la Caniem, una nueva encuesta sobre lectura por niveles escolares arrojará buenas noticias. La escena, durante la inauguración de la Feria del Libro Infantil y Juvenil, este sábado, en el Centro Nacional de las Artes Foto: María Luisa Severiano

México se mantiene como un país donde se lee por obligación y en el que la situación del libro es de contrastes: programas oficiales de fomento a la lectura que no terminan de concretarse en la práctica, una Ley de Fomento a la Lectura y el Libro aprobada por los legisladores pero vetada por el Ejecutivo y una Encuesta Nacional de Lectura que dice que los mexicanos leemos 2.9 libros al año, pero que toma en cuenta los libros escolares.

En este contexto este 12 de noviembre se celebra el Día Nacional del Libro, establecido por decreto presidencial el 31 de octubre de 1979, en coincidencia con el natalicio de Sor Juana Inés de la Cruz. Su objetivo: fomentar el libro y la lectura.

Los programas encaminados a promover la lectura (Hacia un país de lectores y dentro de él las bibliotecas escolares y de aula) "no están haciendo lectores", afirma Eduardo Robles, conocido en el mundo infantil como Tío Patota, escritor dedicado desde hace varios años a la promoción de la lectura y autor de Si no leo me a-burro.

No crean lectores "porque obligan a leer. Los imperativos 'tienes' y 'debes' de leer son un error. Debe cambiarse esa visión y adoptar palabras como desear, gustar, querer leer. A los niños se les pregunta cuál es el autor del libro, la trama fundamental, cuál es el desarrollo, el desenlace, pero jamás le hacen la pregunta más importante: '¿te gustó?'. Cuando uno compra un helado no hace un análisis del helado: cuánto mide, cuanto pesa y qué contiene; se pregunta '¿qué tal estuvo el helado?' '¡Padrísimo!'"

Aún es pronto para hablar de resultados del programa Hacia un país de lectores puesto en marcha por la administración de Vicente Fox, señaló a su vez José Angel Quintanilla, presidente de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem).

Se esperan buenas noticias

Ya tenemos una idea de lo que ocurre con el hábito lector en el país con los resultados de la Encuesta Nacional de Lectura que, entre otros datos, revela que en México se leen 2.9 libros per capita al año, pero el problema es que no tenemos con qué compararlo, añade el editor quien subraya que tal vez haya "mejores noticias" en otra encuesta que realizaron la Secretaría de Educación Pública y el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) en niveles prescolares, primarias y secundarias y cuyos resultados se darán a conocer durante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

Este estudio, denominado Encuesta Nacional sobre Prácticas de Lectura, se realizó entre enero y febrero de este año, con una inversión de 20 millones de pesos y se aplicó en casi 19 mil escuelas a unos 110 mil estudiantes y padres de familia, de acuerdo con un documento de la SEP en el que desglosa la participación escolar de la siguiente manera: "En prescolar participan los CENDIS, escuelas generales e indígenas; en primaria, los planteles de organización completa, multigrado, indígenas e indígenas multigrado, y en secundaria las generales, técnicas, telesecundarias y telesecundarias multigrado".

"Creo que ahí vamos a tener mejores noticias que en la Encuesta Nacional de Lectura, porque es en esos sectores donde se han enfocado los esfuerzos del programa nacional de lectura. Notaremos en los niños un incremento mayor en el número de obras y horas leídas; de lectura compartida con los padres y en la escuela", destacó Quintanilla.

Es cierto, reconoció, que no podemos echar las campanas al vuelo por esos 2.9 libros al año por persona. "Lo que hay que festejar es que por fin tenemos un dato porque cuando ya sabemos de qué tamaño es el problema sabemos de qué monto tienen que ser los recursos humanos y económicos para enfrentarlo".

Una de las principales críticas a la Encuesta Nacional de Lectura, cuyos resultados se dieron a conocer el pasado 27 de octubre en la Biblioteca Vasconcelos, es que se tomó en cuenta la lectura de libros de texto lo que da una cifra general de lectura entre los libros que se leen por obligación en las escuelas y los que se leen por placer.

Francisco Torres, presidente del Consejo directivo de la Asociación Mexicana para el Fomento del Libro Infantil y Juvenil (IBBY-México), señaló que "efectivamente se incluyen los libros de texto pero también otras cosas que no se tomaban en cuenta como las revistas y los periódicos, que son otras formas de lectura que también son muy importantes. Ya avanzamos de aquel concepto básico que usaba el INEGI de, 'bueno, si sabe leer y escribir un recado ya superó esa etapa', ahora vamos mucho más allá de eso, coincidimos en que es un primer acercamiento, un primer ejercicio que es criticable en algunos aspectos pero hay que reconocer otros instrumentos que nos van a permitir avanzar".

Al respecto Tío Patota dijo que los datos de la encuesta Nacional de Lectura "no son reales, están falseando los datos, se está involucrando al libro de texto que no forma lectores, sino estudiantes. Esa lectura obligatoria no está formando lectores. La única forma de fomentar el hábito lector es liberando de ataduras y amarres a los libros. Por ejemplo, desde que incorporaron los libros de Juan Rulfo a la lectura obligatoria en secundaria se han dejado de leer, porque los libros obligados son rechazados por el estudiante".

Si en México se leen 2.9 libros por año en Canadá la cifra asciende a 17 y en Argentina a siete, según estudios recientes.

En Canadá se realizó una encuesta en 2005 para actualizar cifras de 1991 y determinar los hábitos de la población en cuanto a la compra y lectura de libros por placer, (los resultados se publicaron en la revista Pensar el Libro del Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y El Caribe, CERLALC).

En ese país se leen un promedio de 17 libros por año, y la mitad de la población lee al menos siete libros en ese mismo periodo; 87 por ciento de los casi dos mil canadienses encuestados vía telefónica lee y 54 por ciento lee todos los días; seis de cada 10 mujeres son lectoras, y el género más popular es la novela de acción; los hombres prefieren los libros de ciencia ficción, fantasía y horror, mientras que las mujeres se decantan por las de misterio, romance, de detectives, espías y aventura.

En Argentina la encuesta Los argentinos y los libros encargada por el suplemento Revista Ñ del diario El Clarín reveló que el promedio general de lectura es de 3.5 libros en seis meses, cuatro de cada 10 encuestados dijeron haber leído entre uno y tres libros en los seis meses anteriores, 15.5 por ciento entre cuatro y cinco, y 11 por ciento leyó más de 10; 68.6 por ciento prefiere la narrativa y los escritores argentinos favoritos son Jorge Luis Borges, Ernesto Sábato y Julio Cortázar; los favoritos extranjeros: Gabriel García Márquez y Paulo Cohelo.

Una de las grandes esperanzas para el sector del libro en México es la aprobación de la Ley de Fomento a la Lectura y el Libro con especial atención en el precio único, visto como una herramienta que generará un efecto dominó por la creación de nuevas librerías con un esquema de más librerías igual a más lectores.

El precio único fue objeto de "observaciones" por el Ejecutivo y se encuentra en la Cámara de Senadores, donde la Comisión de Cultura, encabezada por la senadora María Rojo, colocó la discusión como el primer punto de su agenda.

 
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