Usted está aquí: viernes 10 de noviembre de 2006 Opinión Exterminio de civiles en Gaza

Editorial

Exterminio de civiles en Gaza

En la noche del martes al miércoles la artillería israelí lanzó un ataque contra viviendas situadas en Beit Hanoun, en la franja de Gaza, y asesinó a 19 residentes civiles de la localidad, incluidos niños, ancianos y mujeres. A pesar de la desensibilización generada en la opinión pública por las atrocidades de la guerra en Irak y de las recientes matanzas de civiles perpetradas por el propio gobierno de Tel Aviv en el vecino Líbano, la carnicería de Beit Hanoun ha generado una reacción de rabia y asco en el mundo entero.

Desde luego, el alegato israelí de que el bombardeo se debió a un "error técnico" no sólo no contribuye a disminuir el repudio, sino que lo multiplica. Ese mismo pretexto ha sido empleado por los gobiernos de Estados Unidos y Gran Bretaña para justificar el asesinato de miles de civiles inocentes ­entre ellos varios periodistas­ en Afganistán e Irak, e Israel echa mano de la coartada cada vez que la opinión pública internacional se enfrenta a las imágenes de cadáveres de niños palestinos baleados por las tropas de ocupación o desmembrados por los ataques de la aviación y la artillería del Estado hebreo. Por lo demás, son ya demasiados los miles de palestinos inocentes que han sido muertos por los ocupantes como para seguir creyendo la excusa. A mayor abundamiento, la mención del "error técnico" es un insulto a la inteligencia del mundo por parte de un gobierno que se jacta de la precisión de sus armas y del nivel de entrenamiento de sus efectivos. Significativamente, y para dar mayor solidez a esas cualidades ­empleadas como argumento de venta de armas y de servicios paramilitares y represivos en América Latina­, ninguno de los asentamientos judíos ilegales establecidos por Tel Aviv en la Palestina ocupada ha sido jamás impactado por un solo disparo equivocado procedente de las armas israelíes.

La verdad es distinta. A juzgar por los elementos disponibles, que son muchos, la concatenación de ataques a civiles desarmados forma parte de una estrategia de exterminio del mayor número posible de palestinos y de destrucción sistemática ­demográfica, política, económica y cultural­ de una nación que no se resigna a ser encerrada en un conjunto de reservas territoriales como las que Tel Aviv construye en los territorios que conquistó en 1967 y que aspira a anexarse de manera definitiva.

Es escandaloso que el gobierno de Israel, país construido mayoritariamente por un pueblo que fue víctima de una atrocidad semejante, se encuentre hoy convertido en un aparato de aniquilación de seres humanos. No es menos exasperante que la masacre de palestinos tenga lugar ante la mirada tolerante de las autoridades europeas y los gobiernos de Estados Unidos, Rusia y China. En aras de la elemental humanidad, de la paz y de la viabilidad del propio Israel, es impostergable que las instancias de poder real de la comunidad internacional detengan al gobierno de Tel Aviv e impidan que se consume, en pleno siglo XXI, el exterminio de un pueblo.

 
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