Usted está aquí: lunes 6 de noviembre de 2006 Opinión Aprender a morir

Aprender a morir

Hernán González G.
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Mexiquenses licenciosos

Lejos quedaron ya ­escribe a esta columna 'un angustiado habitante del municipio de Atizapán', que suplica omitir su nombre­ los tiempos alegres en que el gobierno de Carlos Hank González creó el promisorio Instituto Auris, con el propósito de planear el crecimiento urbano y regular los asentamientos humanos en la zona conurbada del estado de México y el Distrito Federal.

"Han transcurrido más de tres décadas y aquellos intentos de planear y regular crecimientos y asentamientos en tan sobrepoblada zona no sólo resultaron infructuosos para la mayoría y muy fructíferos para algunos políticos y empresarios, sino que hoy confirman lo que entonces se consideraba remota posibilidad: pasar de las crisis crecientes al caos recurrente y, de éste, al colapso o cambio catastrófico en un sistema sobrecargado y sobrexcitado hasta conducir al bloqueo de todo el sistema.

"Reflejo de una clase política insensible, acomodaticia, especuladora y cortoplacista, así como de unos empresarios ciegos en su avidez de dinero al costo que sea y de una sociedad semianalfabeta, manipulada por la televisión y entusiasmada por estrenar automóvil y casa, el manejo irracional de los recursos naturales en el país en general y en la entidad mexiquense en particular, alcanza ya unos niveles demenciales que amenazan con colapsar, en breve, las de por sí deterioradas formas de convivencia social, no se diga de relación entre gobernados y gobernantes.

"Varios ejemplos ilustran la preocupación de unos cuantos ciudadanos, pues ya se sabe que otro de los logros del foxismo fue reforzar en el grueso de la ciudadanía la desconfianza y la desidia hacia las instituciones del cambio, mientras estimulaba a los 'emprendedores' a despacharse con la cuchara grande, en el concepto más torpe de progreso que un régimen democrático pueda tener.

"Patriomonio ecológico perdido al cabo de seis sexenios; nula regulación del uso de suelo y anárquico aprovechamiento de éste; irresponsable otorgamiento de licencias para-lo-que-sea, tengan o no viabilidad (fraccionamientos, centros comerciales, restoranes, hospitales, gimnasios, escuelas, etcétera), a cambio de abultadas cifras para el erario y equis burócratas; como consecuencia, furor constructivo de poderosas inmobiliarias asociadas con funcionarios o ex funcionarios mexiquenses.

"En la zona Esmeralda, municipio de Atizapán, al lado y frente al fraccionamiento Residencial Chiluca, se han levantado en tiempo récord cuatro nuevos fraccionamientos, donde lucen arrogantes tres plantas productoras de concreto, incontables camiones y motoconformadoras que ya están haciendo tajos de cerro y movimiento de tierras para más fraccionamientos.

"El colmo de tanta insensatez es que la nueva carretera y puentes que servirán a esos fraccionamientos van a desembocar a la avenida Lomas Verdes, hace tiempo sobresaturada por la enorme carga vehicular de los fraccionamientos existentes y donde se forma infernal cuello de botella antes de llegar al eterno tapón que da acceso al Periférico." (Carta resumida.) [email protected]

 
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