El subcomandante Marcos se reunió con indígenas rarámuris en la sierra Tarahumara
Recoge la otra campaña testimonios de ''cómo lucha el que resiste sin doblarse''
''El Seguro Popular no nos atiende, o a lo mejor es para que no nos curemos y nos acabemos''
Ampliar la imagen El delegado Zero hace el saludo militar frente al mausoleo de Francisco Villa, ubicado en el parque Revolución, en la capital de Chihuahua Foto: Víctor Camacho
Sisoguichi, Chih. 30 de octubre. Antes de hablar con el subcomandante Marcos, decenas de ancianos y mayores se formaron frente a la cruz del Comerachi de esta localidad en la Tarahumara, y uno a uno saludaron de mano al representante zapatista, para enseguida darse entre sí la mano con sobrecogedor respeto, en lo que parecía el desenvolvimiento de un caracol que poco a poco se convirtió en un círculo en el cual participaban también el gobernador tradicional de Choguita y el representante de la coordinación del movimiento de gobernadores rarámuris, Francisco Palma.
Un indígena saludó a la otra campaña con una invocación, "para que el Onorurame nos ayude a terminar bien este compartir nuestras broncas los rarámuris", y Marcos hizo, "con todo respeto", una solicitud a sus anfitriones: "traemos un pedido: que el rarámuri nos regale su palabra para ponerla en nuestro corazón, para que aprendamos de ella, y pedimos que podamos llevar en nuestra bolsa el dolor del rarámuri, el dolor que hace el blanco, el rico, para irlo mostrando a otros pueblos de México y del mundo", y también conocer "cómo lucha el que resiste sin doblarse".
''Si nos dejamos, no vamos a llegar al cielo''
Concluida la Ceremonia de la Cruz, acabado producto del sincretismo cristiano-pagano, y de alta significación para estos pueblos, se inició el encuentro, donde los participantes recurrieron al rarámuri al menos la mitad del tiempo, y sin traductores para el público, aunque sí en corto para el delegado Zero. La organización Bowerasa (Haciendo camino) detalló la lucha legal en defensa de la tierra en Baquerachi y sus alrededores, y la constante resistencia que los indígenas deben sostener contra el chabochi (hombre blanco), sus leyes e ilegalidades.
Un representante de Pino Gordo, en el ejido Choreachi, contó que buen número de sus compañeros quisieron acudir a esta reunión, pero encontraron muchas "dificultades en el camino". Policías y pistoleros del municipio Guadalupe y Calvo los amenazaron de muerte y les impidieron "subir la barranca". Describió cómo luchan por el reconocimiento de sus derechos ejidales para conservar los bosques y la tierra para el maiz y el frijol. "Si los rarámuris no se juntan, no vamos a poder defender nuestra tierra, y si nos dejamos, no vamos a llegar al cielo, pues no cumplimos con lo que nos toca en la vida: cuidar la tierra. Los indígenas vamos a vivir para conservarla", expresó.
Enmedio de la riqueza de bosques en esta sierra monumental (y ya tan deteriorada por los talamontes legales e ilegales), rarámuris y organizaciones civiles que trabajan con ellos desgranaron las condiciones actuales en estos rumbos, muy militarizados, y bajo el asedio brutal del narcotráfico que ha convertido la Tarahumara en un vergel de mariguana (la "maldita yerba", se dijo, pues acaba con la voluntad y la identidad de los jóvenes, además de crear focos de criminalidad donde el que paga, como siempre, es el indio).
Una representante de Consultoría Técnica Comunitaria describió el avance de un megaproyecto minero a cargo de trasnacionales canadienses, alertando contra los peligros de envenenamiento de suelo y agua, y la posibilidad de que se creen "fuentes de trabajo" basadas en la explotación ilegal de los futuros mineros. También alertó contra la privatización del agua mediante una ley promovida por el gobierno priísta de Chihuahua, y la pretensión de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales de convertir el corazón de la sierra en reserva de la biosfera, en detrimento de los pueblos rarámuris, para garantizar la mayor riqueza hídrica del norte mexicano a las trasnacionales Aguas de Barcelona, Vivendi y Suez.
''Si no nos curamos nosotros, ¿entonces quién?''
Un hombre mayor de Cusarari se pronunció en su lengua a favor de la "medicina natural que está en el monte", ante la mala atención que reciben los rarámuris. "El Seguro Popular ha probado no ser bueno. No nos dan buena atención porque somos indígenas. O a lo mejor es para que ya no nos curemos y nos acabemos. Si no nos curamos nosotros, ¿entonces quién?" Y la autoridad comunal de La Laguna denunció la intención del Tribunal Unitario de Chihuahua de entregar tierras ejidales a un ciudadano francés. Un joven indígena afirmó: "La otra campaña permite oponernos a los que nos hacen daño, y organizarnos en las cuatro sierras (de la Tarahumara)".
Luis Palma, de la Baja Tarahumara, insistió en el compromiso de su pueblo con "cuidar el mundo", pues luchar "es querer mucho a nuestros hijos", y lamentó "la pérdida de respeto de los jóvenes", atrapados por el alcohol, las drogas y la violencia, que "ya no quieren escuchar a los gobernadores". Las escuelas del gobierno "nos obligan a dejar nuestro idioma", y echa el Procede (Programa de certificación de derechos ejidales y titulación de solares) por delante para permitir el desarrollo de un corredor turístico. "No vendan sus tierras", aconsejó a los centenares de indígenas presentes. "Pusimos hermanos indígenas responsables en el gobierno de los municipios, pero no excluimos a los blancos. Sólo queremos tener los mismos derechos", advirtió.