Usted está aquí: jueves 12 de octubre de 2006 Mundo Avionetazo en Nueva York dispara la alerta nacional contra el terrorismo

Un lanzador de los Yanquis sobrevuela Manhattan y se estrella en un edificio de 50 pisos

Avionetazo en Nueva York dispara la alerta nacional contra el terrorismo

El piloto y al parecer un instructor de vuelo, los muertos

Histeria colectiva tras el accidente

DAVID BROOKS CORRESPONSAL

Ampliar la imagen Un helicóptero sobrevuela el edificio de la Calle 72, costa este de Manhattan, donde ayer se estrelló una avioneta causando dos muertos Foto: Ap

Nueva York, 11 de octubre. Una avioneta piloteada por un lanzador de los Yanquis se estrelló contra un edificio residencial de 50 pisos en Manhattan provocando una alerta de seguridad nacional, ya que en el mundo post 11 de septiembre -y particularmente en esta ciudad- casi todo accidente aéreo o de transporte es considerado primero como un posible ataque "terrorista".

A las 14:45 horas locales en un día nublado aquí, la avioneta Cirrus SR20 de repente se desvió de su ruta y se estrelló contra el edificio de condominios Belaire a la altura de la Calle 72 y la Avenida York, a menos de una cuadra del East River -el río al lado este de la isla de Manhattan- y unas 25 cuadras (2 kilómetros) directamente al norte del complejo de la Organización de Naciones Unidas. Los dos residentes que estaban dentro del departamento contra el cual se estrelló el aparato lograron salir ilesos, mientras que el piloto y al parecer un instructor fueron las únicas victimas mortales.

Abajo, en las calles, entre algunos de los residentes de ese y otros edificios vecinos, el temor de que éste era otro atentado se propagó como plaga, con gente corriendo y gritando, y después contando, con lágrimas y voces aún temblando del espanto, cómo los fantasmas del 11 de septiembre reaparecieron secuestrando de nuevo la imaginación colectiva. Durante los primeros minutos nadie podía descartar que no era otro ataque y corrió la voz por toda la ciudad: "un avión se estrelló contra un edificio".

Inmediatamente después, mientras los bomberos y otros equipos de emergencia de Nueva York llegaban para responder al incidente, la Casa Blanca fue informada y el Departamento de Seguridad Interna elevó el nivel de alerta y, a la vez, el Comando del Norte ordenó el despliegue de aviones caza para sobrevolar ocho ciudades estadunidenses mientras los centros de comando empezaron a coordinar -dicen- los esfuerzos entre agencias federales, estatales y locales.

Mientras la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), la Agencia Federal de Aviación y otras entidades federales trataban de confirmar que no se trataba de un atentado, más de 160 bomberos y decenas de ambulancias y patrullas rodearon la cuadra del edificio y se dedicaron a controlar el incendio en dos pisos que resultó del accidente, evacuar a los residentes y asegurar el perímetro para los investigadores especializados en accidentes de aviación.

Pocas horas después se descubrió que el piloto era Cory Lidle, un lanzador del equipo de beisbol Yanquis, y que la avioneta había despegado del aeropuerto Teterboro en Nueva Jersey, utilizado principalmente por aviones privados. La noticia causo aún más "duelo" para los fanáticos de los Yanquis, ya que el equipo acaba de ser derrotado en la primera etapa de los campeonatos de las ligas mayores este año, provocando ira y desilusión para los seguidores del equipo más rico del país. Además de Lidle se había confirmado la muerte de una persona más, aparentemente un instructor de vuelo, además de entre dos y cinco civiles y 11 bomberos lastimados.

Pero lo más notable de este evento fue la reacción inicial, donde todos, desde el presidente Goerge W. Bush, el Departamento de Seguridad Interna, la FBI, el Pentágono, el gobernador y el alcalde de Nueva York, tuvieron que responder a lo que anteriormente sería una nota policiaca en gran medida local. Minutos después del accidente, el gobierno federal declaró alerta roja y con ello se inició toda una gama de medidas de seguridad a nivel nacional, estatal y municipal. Pero menos de media hora después, la FBI había anunciado que no existían indicaciones de que este fuera un atentado "terrorista", y el Departamento de Seguridad Interna regresó a su nivel de alerta "normal".

Normas de aviación tras el 11-S

Tal vez lo más sorprendente de todo es la existencia de una norma de aviación que permite que avionetas y helicópteros vuelen sobre el East River, desde la punta del sur de Manhattan hasta la Calle 90, sin tener que mantener contacto con torres de control si mantienen una altitud que no supere los mil pies (lo mismo existe para el río Hudson del otro lado de la isla). Así, a pesar de que esta ruta incluye por lo menos cuatro puentes (contando el histórico Puente Brooklyn), más la sede de la Organización de Naciones Unidas, entre otros edificios y estructuras supuestamente claves, esa regla no se ha suspendido como resultado del 11 de septiembre y las nuevas normas de seguridad implementadas en este país.

Este evento seguramente enfocará la atención sobre la seguridad de la ciudad bajo esta regla que permite que avionetas y helicópteros vuelen sobre los ríos de Nueva York. De hecho, la Comisión sobre el 11-S ya había señalado el asunto de avionetas privadas entre las vulnerabilidades del país ante el "terrorismo".

Mientras, la ciudad regresó a sus rutinas "normales", sólo para enfrentar desilusiones y preocupaciones un poco menos alarmantes, como el hecho de que por la lluvia se suspendió el primer partido de la Liga Nacional de besibol, entre los Mets, el otro equipo de Nueva York, y los Cardenales de San Luis, Missouri.

 
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