Usted está aquí: jueves 7 de septiembre de 2006 Ciencias La web 2.0, nueva forma de acceder a la red

ENTORNO TECNOLOGICO

La web 2.0, nueva forma de acceder a la red

CUAUHTEMOC VALDIOSERA

En la web que está emergiendo las máquinas hablan entre sí de la misma manera en que antes los humanos hablaban con las máquinas o entre ellos. Si la red es el equivalente de un sistema operativo, en esta fase estamos aprendiendo a programar la web.

Web 2.0 se refiere a la transición percibida en Internet desde las webs tradicionales a aplicaciones web destinadas a usuarios. Los propulsores de este pensamiento esperan que los servicios de la web 2.0 sustituyan a las aplicaciones de escritorio en muchos usos.

La web inicial era relativamente estática, y estaba diseñada prácticamente sólo para la lectura. La mayor parte de nosotros sencillamente descargaba textos e imágenes de sitios remotos que eran actualizados periódicamente con nuevos textos e imágenes.

La primera gran transición se produjo cuando la web se convirtió en un sistema de lectura y escritura, un gran cambio que está todavía en progreso. La gran revolución en este ámbito tuvo lugar con los weblogs, los diarios personales y los wikis. Ahora no sólo la gente podía crear sus propios sitios web, sino que podía actualizarlos fácil y rápidamente.

Asumida la revolución de los sistemas de publicación de contenidos como weblogs y wikis, en la web 2.0 la atención se desplaza desde la información hacia la metainformación. La cantidad de datos generados empieza a ser de tal volumen que no sirven para nada si no vienen acompañados de otros que les asignen jerarquía y significado.

La web 2.0 es la representación de la evolución de las aplicaciones tradicionales hacia aplicaciones web enfocadas al usuario final. Es es una actitud y no precisamente una tecnología.

Cuando la web comenzó, nos encontrábamos en un entorno estático, con páginas en HTML que sufrían pocas actualizaciones y no tenían interacción con el usuario.

La web 2.0 es la transición que se ha dado de aplicaciones tradicionales hacia otras que funcionan a través de la web enfocadas al usuario final. Se trata de aplicaciones que generan colaboración y de servicios que remplazan a las aplicaciones de escritorio.

Todo empezó cuando Dale Dougherty, de O'Reilly Media, utilizó este término en una conferencia en la que compartió una lluvia de ideas junto a Craig Cline, de MediaLive, en la que hablaba del renacimiento y evolución de la web. Constantemente surgían nuevas aplicaciones y sitios con sorprendentes funcionalidades. Y así se dio la pauta para la web 2.0 Conference de 2004. Esta conferencia no sólo fue exitosa, sino que ya tuvo seguimiento en la web 2.0 Conference de 2005 celebrada en octubre pasado.

Gracias a la combinación de diferentes tecnologías que han desembocado en el estándar AJAX (iniciales en inglés de Javascript y XML asíncrono), la web 2.0 deja de ser estática hasta el punto de que las páginas que nos descargamos no existen ya en un estado cerrado y fijo. Si antes para actualizar una información era necesario recargar la página para sustituir una versión del archivo por otra, ahora es posible actualizar una página a medida que se va cargando, modificando su estado en tiempo real en función de las decisiones del usuario. Véase por ejemplo Google Suggest, un servicio del popular buscador en el que a medida que introducimos caracteres en la caja de búsqueda aparecen los términos más populares que empiezan por esa serie de caracteres, y el número de resultados que genera cada búsqueda.

O Google Maps, el servicio de mapas y fotografía por satélite, en el que los paisajes que recorremos se van cargando y componiendo sobre la marcha al desplazarnos en una dirección concreta.

En la charla inicial del web Conference se habló de los principios que tenían las aplicaciones web 2.0:

La web es la plataforma.

La información es el procesador.

Efectos de la red movidos por una arquitectura de participación.

La innovación surge de características distribuidas por desarrolladores independientes.

Algunas tecnologías que dan vida a un proyecto web 2.0:

Transformar software de escritorio hacia la plataforma de la web.

Respeto a los estándares del XHTML.

Separación de contenido del diseño con uso de hojas de estilo.

Sindicación de contenidos.

Ajax (Asincronical Javascript y XML).

Uso de Flash, Flex o Lazlo.

Utilización de redes sociales al manejar usuarios y comunidades.

Dar control total a los usuarios en el manejo de su información.

De moda

El uso del término web 2.0 está de moda, dándole mucho peso a una tendencia que ha estado presente desde hace algún tiempo. En Internet las especulaciones han sido causantes de grandes burbujas tecnológicas y han hecho fracasar muchos proyectos.

Además, los proyectos tienen que renovarse y evolucionar. La web 2.0 no es precisamente una tecnología, sino es la actitud con la que se debe trabajar para desarrollar en Internet.

Tal vez allí está la reflexión más importante de la web 2.0 y la forma en que los webmasters deberían prepararse. Trabajando en renovar y mejorar algunos proyectos, no porque se busque etiquetarlos con nuevas versiones, sino porque se cree firmemente que la única constante debe ser el cambio, y en Internet el cambio debe estar presente más frecuentemente.

Este año la web celebra un aniversario importante. No el de su creación, ni el de su popularización masiva. En 1996, Netscape se convirtió en la primera empresa de Internet en cotizar en bolsa, abriendo con ello la era de la nueva economía e inaugurando una nueva concepción de la web como un espacio no reservado a los pocos que habían pasado por sus complejos rituales iniciáticos, sino como un medio para los muchos; un medio de masas.

Diez años después, para muchos consultores y bloggers visionarios, 2006 parece ser una especie de segunda oportunidad para la web. O al menos para aquella clase de red que nació en 1995 y parecía morirse definitivamente en 2001, cuando a Silicon Valley se le cerró el grifo del capital de riesgo y la famosa "burbuja punto com" explotó, llevándose por delante a decenas de empresarios vestidos informalmente y de oficinas amuebladas con sillas Aeron de precios ridículos. El declive de la era punto.com no fue, por supuesto, el final de nada verdaderamente importante (de hecho, fue el principio de otra web mucho más activa e interesante, la de la blogosfera, los wikis y las multitudes inteligentes). Pero a diferencia de la de 1995, los efectos de la nueva web que se está fraguando ahora puede que sean verdaderamente trascendentales. Las promesas son emocionantes, las tecnologías espectacularmente prometedoras. Y los posibles resultados en realidad todavía no los conoce nadie.

Quizás podemos decirlo sin salir de Borges: la nueva web es mucho más que el aleph, que la biblioteca infinita o el libro de arena.

Las buenas noticias son que la industria parece haber aprendido mucho de sus errores de la primera vez, y la nueva revolución no se está construyendo de espaldas a los internautas, sino sobre ellos, con su imprescindible colaboración y presumiendo su complicidad. El desastre de 2000-2001 dejó en claro que la estrategia de considerar a los usuarios exclusivamente consumidores pasivos, cuyo grado de intervención en el medio se limita a marcar casillas y rellenar funcionarios, casi nunca funciona. Sobre todo cuando dotarlos de cierta capacidad de intervención los convierte en consumidores mucho más eficaces (Amazon Ebay).

El "estilo digital de vida" promovido por Apple y las revoluciones autoorganizadas de la blogosfera y el peer to peer (P2P) han convencido a la industria de que a la gente le encanta crear y compartir contenido, y está dispuesta a hacer la mayor parte del trabajo (generarlo, distribuirlo y clasificarlo) si se le dan las herramientas adecuadas para ello. La ética del remix y lo derivativo, arropadas por el rápido despegue y el amplio apoyo de iniciativas como las licencias Creative Commons, se encontraría con una arquitectura hasta cierto punto abierta que permite combinar y relaborar nuestros datos con los de otros usuarios en vistosos interfaces flexibles y dinámicos, configurables a mi gusto por cortesía de los grandes servicios en línea.

De todas las encarnaciones de la Internet, el modelo de la web 2.0 es el que más se acerca a implementar de manera efectiva la visión de la Internet como un sistema nervioso compartido, como una inteligencia global distribuida, donde una estructura de significado emerge de los procesos colaborativos desarrollados por todos sus usuarios. Incluso cuando estos procesos son tan banales como etiquetar millones de fotografías y asignarles palabras claves.

 
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