Usted está aquí: jueves 24 de agosto de 2006 Opinión Vinos

Vinos

Mireya Cuéllar

Uvas congeladas, para un buen vino de hielo

¿CONOCE EL VINO de hielo? Yo tampoco sabía de él, pero revisando uno de los varios Atlas del Vino que ahora están muy a la mano en librerías y tiendas especializadas, encontramos que en Canadá, cada año -a mediados de enero-, se cosechan uvas congeladas para elaborar este vino. El texto explica que durante el invierno las temperaturas en Ontario y la Columbia Británica descienden bajo cero y permanecen así durante semanas, e inclusive meses. Si las uvas se encuentran en la vid a finales de noviembre y durante diciembre, se congelan. Y así se cosechan y se prensan, congeladas.

EL AGUA, QUE constituye más de 80 por ciento del mosto de la uva, se transforma en cristales de hielo, y el azúcar se separa formando un jarabe espeso y empalagosamente dulce. Es precisamente este jarabe el que dará el sabor al vino.

OZ CLARKE, UNO de los expertos del vino en el mundo, nos describe en su atlas de vinos y regiones vitivinícolas del mundo que algunos productores alemanes intentan una o dos veces cada 10 años imitar este estilo, y venden su escasísima producción a unos precios astronómicos. Mientras, en Canadá es posible cada año.

EL PRIMER VINO de hielo -nos narra Clarke- fue elaborado por Hainle en la Columbia Británica, en 1973, y aunque allí todavía se produce una pequeña cantidad, Notario domina actualmente la producción. En 1991, en la Vinexpo World Wine Show, celebrada en Francia, un vino de hielo de Inniskillin de 1989 ganó el Grand prix d' Honneur.

Y PARA NO PERDER la costumbre de incitar a probar un buen vino, si se topa por ahí -porque no está en las tiendas de autoservicio- un Valduero, de la Ribera del Duero, crianza o reserva, llévelo.

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